El Tenerife está en alza. Juega, convence y golpea. Con la victoria de hoy en el Juegos del Mediterráneo consigue reafirmar el buen momento por el que pasa la plantilla. Se trata de la tercera victoria consecutiva del conjunto blanquiazul, hito que no lograba desde hace más de dos años y medio, cuando el equipo entonces dirigido por Álvaro Cervera ganaba al Numancia en casa y conseguía establecer una racha sin precedentes hasta la fecha. Hablamos de abril de 2014, cuando un equipo liderado por Ayoze Pérez buscaba colarse en la lucha por el ascenso. Hoy en día, y con el CD Tenerife en séptimo lugar a estas horas, ese objetivo parece estar lejos de ser un simple sueño.

Aterrizaba el equipo dirigido por Martí en Málaga con ganas de hacer algo grande. Ganar a un histórico de la categoría, la UD Almería, y traerse de vuelta los tres puntos en juego a la isla. Dicho y hecho. Un CD Tenerife superlativo en todas las facetas del juego dominó y falló para finalmente imponerse a su rival gracias a una rocambolesca jugada y, cuanto menos, fortuita.

Ya antes del pitido inicial se preveían cambios en el equipo tinerfeño. Martí mandaba a la grada a Jorge Saenz, dando la oportunidad de ocupar su puesto a Germán Sánchez. En la rueda de prensa posterior al partido explicaría el por qué de la decisión. “Germán nos podía dar agresividad y por eso le incluí en el once. Jorge había cometido errores como cualquier otro jugador. Volverá a tener su oportunidad”, argumentó. De resto, el técnico balear apostó por el once inicial que saltó al césped del Heliodoro contra el Valladolid, con el trivote Aitor-Vitolo-Crosas como médula espinal y la parcela ofensiva Amath-Lozano-Suso para noquear.

Primera parte blanquiazul

Con esta disposición saltó el Tenerife al recién estrenado césped del Juegos del Mediterráneo, una alfombra que coronaría al equipo que más mérito hiciese para llevarse los tres puntos en juego. Desde el comienzo el partido tuvo solo un color: el blanquiazul. De hecho, a los dos minutos ya avisaban los tinerfeños de sus intenciones. Un gran saque de esquina efectuado por Suso encontró la cabeza de Carlos Ruiz que sólo pudo repeler el poste derecho de la portería defendida por Casto y, a continuación, la defensa rojiblanca.

No obstante, la intentona blanquiazul no encontraba cese. A los cuatro minutos, el colegiado se encargó de mostrar la primera cartulina amarilla del partido a Trujillo, tras una fuerte entrada sobre Amath que pretendía internarse en el área. A lo largo del partido, su nombre se convertiría en sinónimo de ocasión de gol. La falta, al borde del área, la estrelló Suso contra la barrera, fácil para los guantes de Casto.

Pasaban los minutos y la superioridad blanquiazul se acrecentaba en el verde. Los almerienses no encontraban la formar de dar continuidad a su posesión y llegar a zonas de peligro, mientras que el CD Tenerife, gracias a un gran trabajo de recuperación de su medio campo, carburaba y encontraba con facilidad el camino hacia la portería de Casto. Así, en el minuto diecisiete, de nuevo Amath filtraba un pase al hueco para Lozano que lo dejaba absolutamente solo. El linier, a posteriori de forma equívoca, dictaminó que el hondureño se encontraba en posición de fuera de juego.

Entonces, a la vista de la supremacía blanquiazul, quiso reaccionar la UD Almería. Lo haría mediante un remate certero, pero falto de puntería, de su delantero Quique. No significó ningún problema para los intereses Dani Hernández.

Seguía Amath haciendo de las suyas, un verdadero quebradero de cabezas para la defensa local. En una de tantas, llegó una jugada tan rocambolesca como polémica. Una mano clamorosa de Azeez en su propia área quedó impune bajo apreciación del colegiado, que dejó que la jugada siguiera su transcurso y finalizara en saque de portería. Suponía el tercer disparo blanquiazul en apenas quince minutos de juego.

En el minuto treinta sería Casto el propio verdugo de su defensa, que tras un fallo garrafal tuvo la zaga que sacar prácticamente bajo palos un balón que se colaba en su portería. Un nuevo susto para la hinchada local, que recriminaba con pitos la pasividad de los suyos. Entonces, Antonio Puertas enarboló una jugada individual de alto calibre que sólo Dani Hernández pudo detener en el mano a mano. El extremo rojiblanco se había marchado de la friolera de cuatro jugadores en la misma acción.

Con el susto en el cuerpo, el CD Tenerife quiso recobrar el protagonismo del partido. Lo haría por partida doble. En primera instancia, gracias a un centro de Camille que Aitor Sanz, inexplicablemente, ejecutó por encima de la portería almeriense. Y en segundo lugar, en un mano a mano que el Choco Lozano no supo resolver con efectividad. De esta forma, el encuentro se desarrollaría sin mayor incidencia hasta el descanso. Sólo un equipo, hasta el momento, había sido capaz de llevar las riendas del partido: el CD Tenerife. Pero su desacierto, unido a su falta de gol, impidió que los tinerfeños se fueran al vestuario con varios goles de ventaja.

Con la llegada del segundo tiempo la UD Almería lograría cambiar la inercia del partido. Empezó a gozar de ocasiones, algunas muy claras y que a punto estuvieron de materializar. Antonio Puertas, el hombre más destacado en las filas almerienses, erró inexplicablemente un pase de la muerte a portería vacía. Suspiraba la defensa blanquiazul, y con ella toda la hinchada que acudió esta mañana al Juegos del Mediterráneo. A continuación, sería Ximo Navarro el nombre propio de la UD Almería. Tras una buena conducción en velocidad no supo poner en tensión a Dani Hernández, que recibió un tímido disparo del defensa rojiblanco. Por último, en el minuto cincuenta, sería Azeez el que culminaría con la racha de ocasiones locales. Disparó a las nubes una oportunidad clara para los intereses de su Almería, para decepción de todos sus aficionados.

Trataría de responder el CD Tenerife. Lozano, tras una buena asistencia con la testa de Germán, introdujo el esférico en la red. Pena que el linier decidiera anular el tanto tras apreciar que el balón había traspasado la línea de fondo en el centro anterior de Suso.

De nuevo el Almería se puso manos a la obra. Esta vez fue Pozo el artífice del ataque local. Pero se le marchó alto un pase atrás que lo dejaba absolutamente sólo, fruto de la precipitación y la rapidez de la defensa blanquiazul, también excelente durante todo el choque. Carlos Ruiz y, en mayor medida, Germán demostraron seguridad y personalidad en la mañana de hoy.

Cuando más apretaba la UD Almería, el CD Tenerife supo reconducir el rumbo y acaparar de nuevo el protagonismo y el dominio del balón, aprovechando también algún que otro contraataque. En uno de ellos, el omnipresente Amath disparó cruzado, pero el experimentado Casto adivinó sus intenciones con una gran estirada.

Siempre Amath N'Diaye


 

Amath N'Diaye, nombre propio del equipo blanquiazul, durante una acción del encuentro. | Foto: La Liga.
Amath N'Diaye, nombre propio del equipo blanquiazul, durante una acción del encuentro. | Foto: La Liga.

Se sucedían los cambios en ambos equipos y el calor empezaba a hacer mella en la condición física de los jugadores. Fruto de ello, cayó la intensidad y el ritmo del partido. Empezó a ser predecible y soso, sin que ningún equipo sobresaliera sobre el otro e incapaces de armar jugadas de combinación que desestructuraran la defensa rival. En medio de este impar, la pesadilla Amath N’Diaye aprovechó un contraataque para protagonizar la acción del encuentro. Recorrió prácticamente tres cuartos de campo con el balón de sus pies y, justo cuando se disponía a centrar, su disparó golpeó en Ximo Navarro para adentrarse en la portería visitante. Gol. Él se lo guisó y él se lo comió. Premio a la insistencia, al buen hacer y al compromiso que estaba demostrando sobre el verde.

A partir del gol, moriría el partido. El CD Tenerife supo suministrar de buena manera el transcurso de los minutos, ayudado de una UD Almería inoperante e incapaz de levantarse tras el noqueo del senegalés. Fin del partido y tres puntos de oro para el equipo de Martí, imbatible en las últimos tres encuentros. El Tenerife parece haber encontrado el camino y, sobre todo, el equilibrio en su juego. Poco más se pide para alimentar de euforia a una afición hambrienta de ilusión y que, a buen seguro, empujará el jueves con ahínco para que se queden los tres puntos en casa.