Era cuestión de tiempo: los granotas certificaron su condición de campeón tras lograr empatar en un siempre difícil Rodríguez López. De esta manera, colocan de la mejor manera posible la guinda a un lentamente horneado pastel llamado temporada 2016/2017. A los locales, sin embargo, el punto cosechado les produce un sabor agridulce viendo el desarrollo del encuentro en el que fueron poseedores de numerosas ocasiones y las sonoramente protestadas decisiones del colegiado Alberola Rojas. Aún así, las tablas no acabaron siendo un mal resultado para los chicharreros: la SD Huesca cayó en La Condomina, el Cádiz tampoco pasó del empate en Carranza y al Real Oviedo se le atragantó el Real Zaragoza en el Carlos Tartiere.

Un inicio fulgurante

Los blanquiazules, espoleados por los más de 15.000 espectadores que se dieron cita en el recinto de la calle San Sebastián durante la tarde del sábado, salieron al campo con la idea de asfixiar al líder y tratar de hincarle el diente desde el principio. Así, el primer cuarto de hora del encuentro tuvo un actor principal que ocupó casi todos los focos: un Gaku Shibasaki especialmente liberado de tareas defensivas ubicado en la mediapunta de la alineación confeccionada por José Luis Martí. El japonés dio un recital de pases en profundidad y siguió mostrando poseer hechuras de futbolista de categoría superior. Uno de estos envíos tuvo como objetivo a Lozano, que se plantó mano a mano contra Oier en un contragolpe rápidamente elaborado por el Tenerife, y que el portero levantinista se ocupó de desbaratar.

El Levante, replegado, se defendía como podía de las primeras embestidas de los blanquiazules con un Jefferson Lerma que impuso su contundencia en el centro del campo con la condescendencia del colegiado, que se mostró especialmente permisivo a la hora de mostrar cartulinas amarillas.

La segunda línea, de dibujos animados

Al igual que la semana pasada en Huesca, Martí decidió alinear una línea de tres por detrás de Lozano compuesta por el ya nombrado Shibasaki, Tayron y Aarón Ñíguez. Las continuas permutas de posiciones entre los mediapuntas tenían como objetivo volver loca a la zaga valenciana, amén de las asociaciones entre unos y otros para dejar solo a Anthony Lozano ante el portero. Las mejores intervenciones de la primera parte pasaron por las botas de estos futbolistas, especialmente una ocasión mediada por el ilicitano Ñíguez que, de volea, logró que el balón besara las redes de la portería de Oier, aunque la jugada fue invalidada por posición antirreglamentaria.

En líneas generales, la primera mitad fue un monólogo del Tenerife con la posesión del balón, aunque el Levante en ningún momento perdió la compostura y lograba rehacerse de los acercamientos de los canarios. Por los pies de Rubén pasó el único peligro de los granotas en los primeros 45 minutos, con un lanzamiento que se marchó fuera por poco. El Heliodoro protestó un posible penalti sobre Lozano, que aseguraba haber sido derribado dentro del área cuando se disponía a rematar un balón colgado desde la banda izquierda. Finalmente, con empate a cero se llegó al descanso.

El Levante emergió en la segunda mitad

Tras la salida de los vestuarios, los visitantes saltaron al campo más despiertos que los jugadores del Tenerife. Los primeros veinte minutos de la segunda parte fueron de dominio valenciano, en los que metieron una marcha más que los locales y mostraron mayor insistencia a la hora de encarar la portería contraria.

Después del minuto 60, las fuerzas se igualaron y el Tenerife logró volver a tener el protagonismo del partido. Martí dio entrada a Suso en detrimento de Aarón Ñíguez con el objetivo de romper por fuera a los laterales del Levante. Durante este periodo los tinerfeñistas gozaron de un gran número de ocasiones que nunca acabaron en el interior de la puerta defendida por Oier. El Tenerife lograba circular el balón de un lugar a otro del campo, pero no conseguía penetrar el muro levantinista, que demostraba por qué es uno de los equipos con menos goles encajados de la categoría. El hondureño tuvo una última ocasión antes de abandonar el terreno de juego que golpeó en el palo.

No se puede hacer más para ganar un partido

En la parte final del encuentro entraron Cristo y después Jouini, para reforzar la delantera blanquiazul y buscar a la desesperada el gol que desequilibrara el marcador a favor del conjunto local. El joven canterano de Tenerife logró controlar un balón dentro del área y probó fortuna disparando a portería, pero el esférico golpeó en la cruceta de la portería y se marchó fuera. Un repertorio de ocasiones de todos los colores, un posible penalti no señalado a favor, el control del balón y dos palos, fueron los argumentos de un CD Tenerife podría hacer matemática su clasificación para los playoff de ascenso si logra el triunfo en Santo Domingo. Por parte del Levante UD, fue suficiente mostrar la misma solidez defensiva y compromiso que les ha llevado a ser campeones y equipo de Primera División de manera más que merecida la temporada que viene.

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Sobre el autor
Edu Hernández
Apasionado del CD Tenerife