El Club Deportivo Tenerife puede presumir de disputar sus partidos en uno de los estadios más antiguos de España. Inaugurado en 1925 con el nombre de "Stadium", ha vivido en sus más de 90 años de historia los momentos más gloriosos del conjunto al que, desde un primer momento, acogió con los brazos abiertos para comenzar una historia que se prolonga hasta el día de hoy. 

No obstante, cabe mencionar que el Sporting Club Tenerife, fundado en 1912 y rebautizado una década más tarde con el nombre actual, disputaba sus partidos en un campo de tierra ubicado en el centro de la capital tinerfeña, recinto que se dejó de utilizar cuando abrió sus puertas el que más tarde se convertiría en escenario de apasionantes tardes de fútbol de Primera División y competiciones europeas. 

Se trata, ni más ni menos, del estadio con el terreno de juego más amplio de todas las ligas españolas profesionales; sus 107x70 metros lo convierten en una rara avis que permite jugar al fútbol de una manera especial, más holgada y libre. 

Se ha sometido a continuas remodelaciones hasta alcanzar los 24.000 espectadores que hoy puede recibir, como máximo, el coliseo blanquiazul. La última de estas grandes obras se culminó en 2001, aunque fue el propio Heliodoro Rodríguez, presidente del club entre 1946 y 1950, quien comenzó a modelar un estadio que en la actualidad pertenece al Cabildo Insular de Tenerife. Este hecho hace que frecuentemente se celebren conciertos y otro tipo de eventos festivos en el recinto chicharrero. 

El Heliodoro es, sin duda, un espacio singular que ha visto el paulatino crecimiento de la ciudad en la que se encuentra y que es en nuestros días un punto de encuentro para todos los habitantes de la isla; el sueño de cualquier niño de la zona es llegar a pisar ese verde que tantas veces ha sido cambiado. 

Entrar en las puertas del estadio supone una carga emocional para los isleños inenarrable, y este sentimiento se vive intensamente en cada partido del CD Tenerife, entidad que en los momentos más difíciles de su larga historia se ha aferrado a su "casa" como nadie, forjando un fortín inexpugnable para cualquier visitante que intentara llevarse una victoria de la isla de El Teide. 

En la década de 1990, época de mayor brillantez deportiva del conjunto blanquiazul, el Heliodoro se popularizó por la dificultad que entrañaba arrancarle unos puntos a aquel equipo inolvidable que hacía las delicias de cualquier aficionado al deporte rey. A nadie se le escapa lo complicado que era y es ir a jugar a tierras canarias (de ahí surgen los argumentos del cambio de hora, clima, etc.).

Lo cierto es que aquí perdió dos ligas consecutivas el Real Madrid, aquí se llevó Diego Armando Maradona un 4-0 y otro póker de goles uno de los mejores FC Barcelona de la historia, aquí se hizo, y se sigue, haciendo historia. Es cierto que eran otros tiempos, aquellos en los que la isla era un auténtico quebradero de cabeza para los grandes, pero justo cuando el tinerfeñismo parecía enterrado, cuando las grandes noches de historia en el Heliodoro se daban por muertas, llegó una promoción de ascenso a la máxima categoría que emocionó a todo un país que se dio cuenta de lo impresionante que es la afición que sigue al representativo. Gestos como el grandioso recibimiento que se le dio al equipo tras caer derrotado en Getafe ya forman parte de la larga trayectoria del "Tete".  

Por tanto, hablar del Heliodoro es hablar de fútbol, de pasión y del Tenerife, y continuará siendo así durante mucho tiempo. 

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