Era necesario, por muy doloroso que sea. La salida de José Luis Martí Soler (Palma de Mallorca, 1975) era algo que desde la grada se venía pidiendo desde hace bastantes semanas al ver como el Club Deportivo Tenerife no lograba reaccionar y se iba hundiendo cada vez más en la tabla clasificatoria. Un equipo supuestamente confeccionado para luchar por el ascenso directo no había encontrado un once tipo ni una forma de jugar clara. Las lesiones han pasado factura este año, pero eso no es excusa para que las ideas del entrenador, en su tercera temporada en el club, no hayan calado en los jugadores. Nueve puntos de los últimos treinta posibles, decimocuarto clasificado a once unidades de la promoción y a uno de la zona de descenso son algunos datos que han provocado el despido de una persona muy querida en la isla.

Martí llegó a Tenerife en la temporada 2000/01, donde el Tenerife se encontraba por segundo año consecutivo en segunda división, tras descender en la 98/99 debido a la mala gestión deportiva de esa temporada. Con Rafa Benítez en el banquillo, el balear se hace fuerte en el centro del campo blanquiazul y en la siguiente temporada es una pieza fundamental en el ascenso que se certificó en Butarque tras un gol de falta célebre entre la parroquia chicharrera del argentino Hugo Morales. Ese año subía como tercero empatado a puntos con el Atlético de Madrid. Solo duró un año la nueva aventura por Primera División, pero la afición guardó un gran recuerdo de ese jugador balear que se dejaba la piel en cada partido en el medio del campo y que en 2003 partiría para un Sevilla donde tuvo la suerte de ganar algunos títulos.

Martí se marcha como el tercero técnico con más partidos dirigidos en el Club Deportivo Tenerife con 108, tras José Luis Oltra y Álvaro Cervera. Foto: Club Deportivo Tenerife

Nueve puntos de los últimos treinta posibles, decimocuarto clasificado a once unidades de la promoción y a uno de la zona de descenso

Años más tarde, Martí se retiraba en el equipo en el cuál se formó como futbolista, Mallorca. Poco después, en la temporada 15/16, Alfonso Serrano confiaba el equipo en sus manos tras la destitución de Raúl Agné, a pesar de no tener experiencia ninguna en los banquillos como primer entrenador. La primera temporada cumple el objetivo salvando al equipo cómodamente y dando unas claras pautas al equipo para cambiar el estilo de juego y pasar de un equipo rácano con el balón a uno que pasaba a cuidar el esférico y buscar los huecos y espacios desde el control del juego y la posesión. La temporada 16/17 es la primera que inicia desde el banquillo chicharrero y, tras un comienzo irregular, la solidez defensiva y la explosión de Amath N'Diaye comienza a darle puntos al Tenerife, alzándolo a los primeros puestos de la tabla y comenzando a ver el ascenso un objetivo alcanzable. Después de estar algunas jornadas como líder, un pequeño bajón deja al equipo de Martí en puestos de promoción, quedando al final de la temporada en cuarta posición. En los Play-Off se logra eliminar al Cádiz en la primera eliminatoria, pero en la segunda es eliminado por el Getafe a un paso de lograr el ansiado ascenso.

El equipo pasa de jugar de una forma rácana a cuidar el esférico y buscar los huecos y espacios desde el control del juego y la posesión

Por ello, esta temporada había muchas expectativas alrededor del Club Deportivo Tenerife, más si cabe viendo la apuesta por jugadores contrastados como Samuele Longo, Paco Montañés o Juan Villar. Pero las lesiones no han acompañado al equipo, sumado a una pérdida de identidad y una falta de soluciones que le ha costado a Martí su puesto al cargo del equipo blanquiazul, a pesar del apoyo de toda la plantilla. Una persona querida en la isla que siempre se ha comportado de manera ejemplar y del que será muy complicado escuchar una mala palabra sobre el club o el trato de la gente. Gracias por todo Martí.

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Sobre el autor
Victor Gonzalez
Periodista por vocación. Coordinador de VAVEL Tenerife y redactor en VAVEL Premier. Contacto: [email protected]