De todo se aprende. Y más de los malos momentos vividos. Por eso en Vigo no quieren que episodios recientes como la crisis de la temporada pasada, agravada por la eliminatoria copera contra el Athletic, se repitan. Ante el bajón de rendimiento del mes de noviembre, del que el Celta salió vivo gracias a las victorias en Anoeta y ante el Sporting, Eduardo Berizzo tomó buena nota. El primer síntoma de que se quiere reconducir la situación fue la confirmación de que el equipo, especialmente castigado por las lesiones, se va a reforzar en el mercado invernal. Y el segundo, la puesta en marcha de las rotaciones contra el Sporting, que tendría continuidad en el partido de Copa contra el Almería.

Contra el colista, dinamita

El técnico no ocultó sus intenciones antes de visitar a un recién descendido que vive horas bajas en Segunda División. Optó por dejar en Vigo a hombres excesivamente cargados de minutos como Augusto, Nolito o Sergi Gómez, pieza clave en la defensa debido a las bajas. Pero también anunció que jugarían pesos pesados del vestuario, para reforzar el potencial de una segunda unidad que, hoy por hoy, adolece de falta de minutos.

Berizzo alineó pesos pesados para reforzar el potencial de una segunda unidad que adolece de falta de minutos

Sobre el Estadio de los Juegos Mediterráneos, la alineación titular fue, efectivamente, una combinación de titulares y de hombres con menos minutos, con una defensa que, por falta de efectivos, recibía la ayuda de Wass en su posición natural. El danés, suplente circunstancial en la última jornada liguera, intentaba reencontrarse a sí mismo en el lateral derecho. Jonny también cambiaba de posición para actuar como central, donde Berizzo sospechaba que podría necesitarlo en las próximas semanas. En el centro del campo, el Tucu Hernández seguía en el once intentando prolongar el estado de gracia con el que está sorteando los peores momentos de su equipo. Arriba, junto al anunciado debut como titulares de Drazic y Señé, Iago Aspas volvía a la titularidad buscando reencontrarse con el gol, su gran medicina.

En el once llamaba la atención la ausencia de Bongonda y Guidetti, flamantes titulares contra el Sporting que acusaron ligeramente la falta de rodaje. Ello se puede interpretar como una señal de que se mantendrán como apuesta liguera, o de que dispondrían de más minutos en la segunda parte para seguir entrando en la dinámica, circunstancia que finalmente se produjo.

Misión cumplida...a medias

Una eliminatoria de Copa contra un equipo teóricamente inferior es siempre un arma de doble filo. El favoritismo permite afrontarla con relajación, reservando las armas más importantes, sabiendo que lo normal es estar en el bombo del siguiente sorteo. Pero, precisamente por esto, los riesgos se incrementan exponencialmente. Un tropiezo contra un rival inferior llena al equipo de dudas, hace aflorar críticas feroces del entorno y puede mermar la confianza de los menos habituales, incapaces de solucionar la papeleta. Exactamente lo contrario de lo que se busca. Y esto sucedió, sin ir más lejos, en el partido de ida de la eliminatoria contra Las Palmas la temporada pasada, cuando solo Santi Mina fue capaz de mantener el tipo en un partido que se complicó demasiado.

El error defensivo quedaría en anécdota si no formase parte ya de una tendencia

Por eso era importante someter al Almería, con la aportación de jugadores importantes que ayudasen a mantener el nivel. Fue este el papel del Tucu Hernández y Iago Aspas, que finiquitaron la eliminatoria en poco más de media hora con dos jugadas que hurgaron en la herida del cuadro andaluz. Goles que sentaron especialmente bien al moañés, cuestionado en las últimas fechas y suplente contra el Sporting, y al argentino, que sigue creciendo en una temporada que comenzó acompañado de críticas. Pero, sobre todo, un 0-2 es la mejor receta para futbolistas que se estrenaban, deseosos de agradar, como Señé, Drazic o Madinda, que a punto estuvo de colaborar a saque de una falta. También fue un partido cómodo para Rubén, que volvía a la portería tras su lesión de hombro, y para Guidetti, que jugó en la segunda mitad y también consiguió su golito.

Sin embargo, las malas noticias vienen, una vez más, del apartado defensivo, donde las ausencias conviven con errores impropios de un equipo de élite. Por cuarto partido consecutivo, y ya son muchos, demasiados, un regalo fue aprovechado por el rival para meterse en el partido. Y esta vez fue Cabral, quien más galones aporta a esta defensa, quien cometió la pifia al no mirar antes de ceder el balón a su portero. Un error que quedaría en anécdota si no formase parte ya de una tendencia.

¿Victoria balsámica?

El Celta no sólo salió vivo del debut copero. Tiene un pie y medio en la segunda ronda del torneo, y la oportunidad de seguir dando minutos a sus jugadores menos habituales, que ya no tendrán la presión de resolver la eliminatoria sobre sus hombros. En palabras de su propio técnico, todos los futbolistas aprovecharon los minutos de los que dispusieron. Algunos, para seguir entrando en la dinámica. Otros, para recuperar su estatus de jugadores decisivos. Habrá que ver si en los siguientes envites lo conseguido en Almería tiene sus frutos en el equipo: si Drazic, Señé, Madinda o Borja Fernández voltean su situación liguera y empiezan a ser verdaderas alternativas; si Daniel Wass y Iago Aspas recuperan la confianza y su posición hegemónica dentro del once titular; si Bongonda y Guidetti dan un paso al frente y se convierten también en titulares de pleno derecho, en competencia real por un puesto; y si Jonny aprovecha los minutos que está teniendo como central, posición en la que parece que tendrá más oportunidades por las lesiones de Fontàs y Sergi Gómez, que no pudo evitar el infortunio ni quedándose en Vigo.

A día de hoy, el Celta se arriesga a no reunir ni siquiera cuatro defensas profesionales en sus convocatorias

El asunto defensivo merece un capítulo aparte. Quien sabe si por culpa de la plaga de lesiones, los vigueses están cometiendo errores en cadena que cuestan goles y puntos. Y esta no es una cuestión baladí. Nadie parece ajeno al problema: cada alineación aparece plagada de remiendos, de jugadores que se sustituyen unos a otros, y de cambios de posición. Una situación nada deseable a la que es necesario poner remedio en el mercado de invierno. Cierto es que el mes de enero no suele traer grandes noticias en forma de fichajes. Pero no es menos cierto que, a día de hoy, el Celta se arriesga a no reunir ni siquiera cuatro defensas profesionales en sus convocatorias. Cuatro son los disponibles para la próxima jornada: Jonny, Cabral, Planas y Mallo. La baja de cualquiera de ellos causaría un problema impropio de un equipo de Primera División.