Manuel Copena Araújo, natural de Gondomar, llegó con 21 años al Celta. Sus buenas tardes en el Eiriña pontevedrés le brindaron la posibilidad de vestir la casaca celeste y, por consiguiente, formar parte de un equipo que por entonces ya sabía lo que era competir en categoría nacional. Los de Balaídos, que venían de levantarse después del único descenso a Tercera en toda su historia, se reforzaban con un delantero corpulento, con gran capacidad en el juego aéreo y un incipiente olfato de gol que se iría perfeccionando con el paso de los años. La potencia de disparo era su otra gran virtud, el complemento perfecto para que los zagueros rivales debieran ocuparse de algo más que de su envergadura.

Goles para madurar

Las dos primeras temporadas de Nolete en el Celta ya ofrecieron señales inequívocas de que el club no se había equivocado con su fichaje. Con el equipo inmerso en tres competiciones el de Gondomar lograba 18 goles durante la campaña 1932/33 y 29 más durante el curso siguiente. A pesar de que se pueden considerar como cifras notables, todavía no se aproximaban a lo que iba a venir después.

Manuel Copena Araújo 'Nolete' (Foto: fameceleste.blogspot.com) 

El primer gol del de Gondomar que alcanzó cierta relevancia llegó el 1 de julio de 1934. La Federación Española de Fútbol propuso una ampliación de cara a la temporada siguiente de la máxima categoría nacional, que pasaría a estar integrada por 14 equipos en lugar de los diez con los que contaba en aquel momento. Nolete consiguió marcar en una eliminatoria que los de Vigo, que habían finalizado cuartos, superaron ante el Zaragoza para quedar únicamente a expensas de que llegase el visto bueno de la Federación Española. Sin embargo el 18 de julio la propuesta de remodelación de la máxima categoría fue finalmente rechazada en una asamblea celebrada en San Sebastián, en la que se confirmó que serían finalmente 12 y no 14 los clubes que integrarían la Primera División. El ascenso se frustraba y el Celta debía continuar en Segunda una temporada más.

Fueron 153 los tantos logrados en competición oficial por el de Gondomar a lo largo de ocho temporadas

Al año siguiente la ambición del club llevó a los de celeste a lograr la clasificación para la liguilla de ascenso tras conseguir finalizar como líderes del grupo primero. Nolete se apuntaba 19 tantos más en la competición liguera, a los que hubo que sumar cuatro correspondientes a la fase de ascenso. Con todo, las seis victorias acumuladas durante la liguilla final resultaron insuficientes para dar el salto a Primera. El Celta terminó tercero y fue superado por Osasuna y Hércules, los otros dos campeones de grupo, que lograron sumar uno y dos puntos más, respectivamente, que los vigueses.

Año mágico

Las meigas iban a quedar definitivamente espantadas en la temporada 1935/36, con una verdadera borrachera de goles de Nolete. Con 33 tantos acumulados a lo largo de 26 encuentros disputados entre todas las competiciones el de Gondomar se presentaba como el estandarte anotador de los celestes en la fase de ascenso. El Celta, campeón en un durísimo grupo primero, accedía a la liguilla final junto con el Zaragoza, que sumó la misma cantidad de puntos que los vigueses. Los olívicos hicieron de Balaídos un fortín en la fase decisiva y convirtieron 23 tantos, mientras que solo recibieron uno. A domicilio tan solo pudieron sumar tres puntos de los diez en disputa pero no fue necesario más. Celta y Zaragoza volvían a compartir liderato con un total de 13 puntos y ascendían a la División de Honor del fútbol español. Nolete, en un sensacional momento de forma, sumó 13 tantos a lo largo de los diez partidos de la liguilla para completar una inolvidable campaña para él y para el equipo. Lamentablemente la Guerra Civil interrumpió su carrera y privó al Celta y a su afición de los que deberían haber sido los mejores años de su madurez futbolística. Un jugador en una progresión como la que llevaba, a sus 25 años, podía haber llegado perfectamente a alguno de los clubes grandes de la época. Sin embargo Nolete siempre manifestó que su amor a Galicia y al Celta iban a estar por encima de cualquier oferta económica. Se cuenta que novias no le faltaron y que incluso llegó a probar en el Real Madrid pero que la morriña pudo más y prefirió no abandonar su tierra ni su casaca azul celeste. En cualquier caso parece probable que la interrupción de tres años en las competiciones oficiales tuviese bastante que ver en que Manuel Copena no llegase finalmente a alguno de los clubes punteros del momento.

Nolete celebrando un gol (Foto: yojugueenelcelta.com)

Goles cruciales

El día 3 de diciembre de 1939 la guerra dejaba paso nuevamente al fútbol de competición y el Celta se las veía con el equipo que tres años antes le había acompañado en el camino a la División de Honor. En el estadio de Torrero los de Vigo iban a debutar en Primera con derrota por 3-2. No fue un buen inicio aunque para la historia quedaron los dos tantos de Nolete, los primeros del club olívico en la máxima categoría del fútbol nacional. Los de celeste no iban a conocer la victoria hasta la quinta jornada, disputada el día de fin de año, cuando batieron al Sevilla en Nervión. A partir de ahí el equipo, dirigido por Ricardo Comesaña, se hizo fuerte en casa y consiguió evitar el descenso directo. No pudo eludir, eso sí, la eliminatoria de promoción frente al Deportivo, en la que iba a llegar uno de los goles más importantes en la carrera de Nolete. El partido, disputado el 15 de mayo de 1940, resultó muy igualado y solo se decidió a falta de dos minutos para el final. Los de Vigo, con el viento en contra en la primera mitad, supieron sufrir hasta el intermedio. Después el panorama mejoró para los de Comesaña, que no plasmaron su dominio hasta el tramo final. Fue después de un avance de Toro por el sector izquierdo, que Nolete convirtió en gol tras disparar con la zurda. Es, quizá, el gol más recordado del ariete de Gondomar. Un tanto que significaba casi tanto como un título. Fue aquella una verdadera encrucijada, que se resolvió con una permanencia que sentó las bases para dos décadas extraordinarias en clave azul celeste.

Foto: cosassobrefutbol.blogspot.com

En la temporada 1940/41 el desembarco de jugadores canarios marcaría el inicio del ocaso de la carrera del gran Nolete. Durante aquella temporada el gallego solo participó en seis encuentros de liga, lo que no le impidió convertirse en pieza clave para certificar una nueva permanencia. El Celta llegaba a la última jornada de liga situado en puestos de descenso y necesitaba vencer al Zaragoza en Balaídos para evitar la caída a la División de Plata. Joaquín Cárdenes, técnico canario de los celestes, tiró de un futbolista al que apenas había utilizado pero que no le iba a fallar. Nolete convertía la única diana del partido para dejar de nuevo a su equipo en Primera.

Ya entrado en la treintena Manuel Copena todavía lució la casaca celeste durante dos campañas más, en las que Baltasar Albéniz ocupó el banquillo. Su protagonismo ya no fue el mismo, con apenas 11 encuentros de liga disputados entre ambas.

Doblete ante los periquitos

Curiosamente, en su última temporada vestido de azul cielo, dejó sendos dobletes ante Granada y Espanyol en los que fueron sus únicos goles del curso. El encuentro ante los catalanes tuvo lugar el 10 de enero de 1943 en Balaídos y se correspondía con la primera jornada de la segunda vuelta, a la que se llegaba con ambos equipos situados en la zona media de la tabla. En medio de un aguacero descomunal los futbolistas de las dos escuadras se desenvolvieron sobre una laguna poco menos que impracticable. Tan solo habían transcurrido 10 minutos de partido cuando Nolete recogió un rechace del guardameta Martorell y convirtió el primer tanto del partido. Los locales aprovechaban el viento favorable para arrinconar a los periquitos aunque no lograron ampliar su ventaja. Por el contrario, antes del descanso iba a llegar la igualada, obra de Juncosa.

Alineación Celta-Espanyol (10/01/1943)

Tras el intermedio los vigueses salieron decididos a recuperar la ventaja pero las condiciones meteorológicas no ayudaban y fueron los visitantes quienes se adelantaron al filo de la hora de juego, otra vez por medio de Juncosa. El Celta, con más corazón que cabeza, se lanzó hacia la portería catalana y logró el empate tras una jugada confusa que resolvió Antonio Fuentes con un disparo desde el interior del área. El empate parecía un mal menor pero a los de Vigo todavía les quedaba una bala en la recámara. Con el Espanyol metido atrás, una nueva jugada embarullada iba a terminar con un desenlace feliz para los intereses locales. En esta ocasión fue Nolete quien permitió que los dos puntos se quedasen en Balaídos con un disparo ajustado al poste. El 3-2 marcó claramente el camino de ambos equipos, que siguieron trayectorias diferentes a partir de aquel día. El Celta se fue hacia arriba y terminó en una magnífica quinta plaza mientras que el Espanyol completó una temporada discreta y finalizó en undécima posición, lo que le obligó a disputar la promoción de permanencia. Una victoria sobre el Real Gijón por 2-1 sirvió para que finalmente se mantuviese en la máxima categoría.

Inolvidable Manuel

Para Nolete se ponía en 1943 el punto final a una carrera marcada por los goles conseguidos con su Celta. Finalmente fueron 153 los tantos logrados en competición oficial por el de Gondomar a lo largo de ocho temporadas, tan solo superado por el gran Moncho Polo. En unos tiempos en los que las estrecheces económicas eran extremas ofreció un muy alto rendimiento antes y después de la Guerra Civil a un club que peleaba por establecerse entre los mejores del país.

Nolete, tercero por la izquierda en la fila superior, posa con la plantilla del Celta 1942/43 (Foto: yoentrenealcelta.blogspot.com)

Y es que aunque haya que retroceder muchos años en el tiempo siempre habrá un hueco para ciertos futbolistas. Sobre todo aquellos que demostraron hasta la saciedad su nobleza y su desinterés para poner un grano de arena que consolidase a su equipo entre los mejores. En el caso de Manuel Copena Araújo, además, se dio la circunstancia de que logró varios goles que permitieron dar un salto de calidad al club en momentos clave. Podrán pasar días, meses, años, décadas e incluso siglos. Pero el recuerdo del gran Nolete flotará eternamente sobre el viejo Balaídos.