El Conejo, como se le apodaba en su época de jugador, saltó a la fama en Estudiantes de La Plata, equipo en el que actuó como interior entre 1928 y 1933. Junto con futbolistas del nivel de Alberto Zozaya, Miguel Ángel Lauri, Enrique Guaita o Nolo Ferreira formó parte de un ataque histórico al que se conoció como Los Profesores. Los 104 tantos que marcaron en 1931 no resultaron suficientes para conquistar ningún título pero las goleadas y el fútbol de salón siempre quedarán asociados con aquella delantera.

Scopelli, segundo por la derecha en la fila inferior, en la U de Chile en 1942 (Foto: Chile.as.com)
Scopelli, segundo por la derecha en la fila inferior, en la U de Chile en 1942 (Foto: Chile.as.com)

Scopelli fue uno de los integrantes de la selección argentina que logró el subcampeonato mundial en 1930 en Uruguay aunque su talento goleador solo se hizo visible en la semifinal ante Estados Unidos, en la que materializó un gol. Curiosamente, también fue internacional con Italia a mediados de la década de 1930 debido a que su condición de ‘oriundo’ le permitía disfrutar de las ventajas de la doble nacionalidad.

Oxígeno periquito

Tras pasar por diversos equipos europeos regresó a Sudamérica y se retiró en 1943 en la Universidad de Chile, equipo en el que inició su carrera como técnico. No obstante, unos años antes ya había hecho sus primeros pinitos en Os Belenenses, equipo en el que, al igual que en la U, simultaneó su condición de futbolista con la de técnico. En 1949 dirigió al Deportivo de La Coruña, primer equipo español que se interesó por sus servicios. Las particularidades del técnico argentino comenzaron a causar sensación cuando fichó por el Espanyol, allá por 1952. Un inicio liguero con nueve victorias y dos empates en las primeras 11 jornadas de liga colocaba a los Periquitos en lo alto de la tabla. Un reportaje que vio la luz en la publicación 'Vida Deportiva' revelaba que Scopelli utilizaba bombonas de oxígeno en el intermedio de los partidos para que sus futbolistas se recuperasen, un método desconocido por entonces pero que al parecer ya se utilizaba en Argentina. Sin embargo, una derrota en Les Corts en la jornada 12 desestabilizó a los blanquiazules, que finalmente terminarían la temporada en cuarta posición. Scopelli abandonó el uso del oxígeno mediada la segunda vuelta, cuando las derrotas comenzaron a dejar en evidencia un sistema que no estaba respaldado por aval científico alguno.

Scopelli con su oxígeno (Foto: hallofameperico.com)
Scopelli con su oxígeno (Foto: hallofameperico.com)

La escuela de la ilusión

Un año en Lisboa para dirigir al Sporting sirvió como antesala de su fichaje por el Celta, el cual se consumó en junio de 1956. Manuel Prieto, presidente de la entidad olívica por entonces, cerró la contratación del técnico sudamericano, quien asumía también el rol de preparador físico. Más allá de su labor con el primer equipo Alejandro Scopelli destacó por poner en marcha una escuela de futbolistas en Balaídos, a imagen y semejanza de lo que ya había realizado en La Coruña y en Lisboa. El preparador argentino se encargaba de seleccionar personalmente a los niños más destacados y, junto con los profesionales del club céltico, buscaba orientarles a lo largo del año. Más de 200 chavales acudieron a su primera llamada, de los cuales 70 fueron escogidos para los entrenamientos —que tenían lugar dos veces por semana— y para recibir gratuitamente una localidad que les permitiese acudir al estadio a seguir al primer equipo. Una iniciativa verdaderamente innovadora en 1956 y precursora de las políticas de cantera de las que tanto se habla hoy en día.

Foto: referentesazules.wordpress.com
Foto: referentesazules.wordpress.com

Con todo, el arranque de la temporada no fue bueno. De hecho Scopelli cuenta —junto con Abel Resino— con el dudoso honor de protagonizar las peores siete primeras jornadas de un técnico en el Celta. Apenas cuatro puntos sobre 14 posibles situaron al equipo en una zona baja de la que no lograría escapar en todo el curso. El libreto del antiguo campeón del mundo nunca se basaba en la imposición de un sistema de juego sino que le gustaba elaborar un plan conforme a los jugadores de que disponía y a la calidad de los mismos. En el caso del Celta las cosas no funcionaron demasiado bien durante aquel curso 1956/57.

Varapalo al líder

El 18 de noviembre de 1956 los de celeste recibían al Athletic al paso por la jornada 11. El desastroso inicio había quedado mitigado por dos victorias consecutivas, ante Jaén y Deportivo, como paso previo a la visita de los leones. Un equipo, el rojiblanco, que llegaba como líder con 16 puntos conseguidos sobre 20 disputados. Además, los vascos participaban en la recientemente creada Copa de Europa, en la que caerían en cuartos de final ante el Manchester United. En resumen, un gran equipo que estaba dirigido por el eslovaco Ferdinand Daucik y que se presentaba en Balaídos con la vitola de favorito.

Alineación Celta-Athletic (18/11/1956)
Alineación Celta-Athletic (18/11/1956)

Los leones salieron a por todas e intentaron arrollar al Celta desde el inicio. En los albores del partido una gran intervención de Adauto a disparo de Merodio supuso un punto de inflexión en el ánimo de los locales, que comenzaron a estirarse y a aproximarse a la portería defendida por Carmelo Cedrún. El Athletic, pasada la media hora, perdió toda su efervescencia y los de Scopelli comenzaron a imponerse con claridad. En el minuto 34 un disparo de Carlos Torres no pudo ser sujetado por el arquero visitante y el rechace fue recogido por Mauro, quien no perdonó el 1-0. Apenas tres minutos más tarde Gausí se escapó por banda derecha y, tras eludir a Maguregui y Canito, sorteó a Cedrún para entregar el cuero a Olmedo, quien solo tuvo que empujar a la red. Con el marcador de 2-0 se llegó al intermedio, con un Celta lleno de confianza y que estaba pasando por encima del líder cual apisonadora.

Scopelli, tercero por la izquierda, en su época como técnico del Celta (Foto: fameceleste.blogspot.com)
Scopelli, tercero por la izquierda, en su época como técnico del Celta (Foto: fameceleste.blogspot.com)

La tónica no varió en la segunda mitad, en la que el equipo local continuó desplegándose con velocidad y valentía y no dio opción a que los leones tuviesen opción de meterse en el partido. En el minuto 54 una gran jugada de Carlos Torres contó con la ayuda del defensor Etura, quien no fue capaz de evitar que la pelota llegase de nuevo a Olmedo. El interior céltico volvía a batir a Cedrún y colocaba el 3-0 que resultaría definitivo. Un marcador tan sorprendente como inapelable, que situaba a los de Vigo en una undécima plaza que no iban a poder mantener durante mucho tiempo.

Un año más en Primera

La temporada se complicó a lo largo de una segunda vuelta que se hizo muy larga a los de celeste, quienes salvaron los muebles con una victoria por 2-1 ante el Valencia en la penúltima jornada. Al final fueron decimoterceros en la tabla, con un solo punto de ventaja sobre Deportivo y Condal, los dos equipos que consumaron el descenso de categoría. Durante la segunda vuelta se culpó a Scopelli de la falta de fondo físico de los jugadores y el técnico argentino decidió no prolongar su relación contractual con el Celta. A pesar de todo su marcha de Vigo no fue traumática hasta el punto de que abandonó la ciudad en medio de un rosario de agradecimientos, de manera especial por parte de los niños con los que había compartido sus conocimientos durante un año. Luis Casas Pasarín volvía al Celta y, aunque en la temporada siguiente las cosas iban a mejorar, dos años más tarde llegaría el gran desastre deportivo y económico que abocó al club a su década más oscura.

Cuatro décadas en los banquillos

Granada, Valencia y de nuevo Espanyol vieron pasar por sus respectivos banquillos a Alejandro Scopelli en años sucesivos. América de México y Os Belenenses también fueron estación de paso del argentino durante las décadas de 1960 y 1970. Tampoco faltan en su currículum experiencias a nivel de selecciones. Dirigió y preparó, junto con el mexicano Ignacio Trelles, a la selección de México que acudió al mundial de 1962. Unos años más tarde, entre 1966 y 1967 se encargó de comandar a la selección chilena durante 12 partidos. Su trayectoria como técnico finalizó en 1979 en el América de México. Scopelli dejaba detrás de sí una carrera extraordinariamente larga, con más de 13 años como futbolista y cerca de 40 como técnico. En octubre de 1987 se producía su fallecimiento en Ciudad de México a los 79 años. 

Peucelle, Scopelli, Stábile, Ferreira y Evaristo, delantera de Argentina en el Mundial de 1930 (Foto: chismesmundo.com)
Peucelle, Scopelli, Stábile, Ferreira y Evaristo, delantera de Argentina en el Mundial de 1930 (Foto: chismesmundo.com)

Y es que la capacidad para adaptarse al paso del tiempo fue una de sus indiscutibles virtudes. Habiendo mamado el fútbol de los años 20 y 30 resulta curioso que su carrera en los banquillos se extendiese durante varios decenios, en los que el balompié sufrió evoluciones tan acusadas. Pero El Conejo nunca se quedó atrás, hasta el punto de que le faltó muy poco para llegar en activo a la década de los 80. Sus ideas y sus métodos revelan que incluso en el fútbol actual hubiese encontrado un sitio para entrenar al máximo nivel. Fue extraordinario para un club modesto como el Celta contar con los servicios de Alejandro Scopelli, todo un campeón del mundo que consiguió mantener entre los grandes al equipo durante una temporada realmente complicada.

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Sobre el autor
José Luis Rodríguez Sánchez
Soy farmacéutico hospitalario