Todo le va sobre ruedas al Celta en la presente edición de la Copa del Rey. Después de una cómoda eliminatoria contra el Almería en primera ronda, resuelta con solvencia ya a orillas del Mediterráneo, el bombo emparejó al equipo vigués contra el último superviviente de Segunda B, un Cádiz que lucha por recuperar una plaza en la categoría de plata. Así que los andaluces se tomaron el partido de ida como una fiesta, que acabó con goleada viguesa.

La verdadera hora de la cantera

Así las cosas, y para el partido de vuelta en un estadio de Balaídos muy castigado por los temporales, Berizzo pudo preparar una alineación ilusionante, con la presencia de un nutrido grupo de canteranos, algunos con ficha del filial. Era el caso de Pape Cheikh, que actuó como lateral derecho para dar descanso a Hugo Mallo, y de Diego Alende, reemplazo de Cabral. Con el paso de los minutos, Borja Iglesias también pudo asomar otra vez la cabeza en el primer equipo.  

La calidad del Celta apareció a ráfagas, a través de pinceladas de sus jugadores más talentosos

Además, Borja Fernández disfrutó de una nueva titularidad al lado de Radoja, que va acumulando minutos y buenas sensaciones. Y Madinda jugó con libertad por delante, entre Señé y Drazic, y por detrás de Guidetti. Un equipo en el que todos sus integrantes podían seguir creciendo ante la atenta mirada del escaso público, ansioso de nuevos ídolos.

Problemas de adaptación

Claro que tantos cambios, tantos vaivenes en un equipo acostumbrado a jugar de memoria acaban pasando factura, sobre todo al inicio de los partidos. Y el Cádiz, que llegaba ya a Vigo sin nada que perder, lo aprovechó. Los primeros minutos fueron de dominio del equipo andaluz, que dispuso de alguna buena oportunidad para adelantarse en el marcador. Pero la defensa y un acertado Rubén, muy concentrado durante todo el partido, consiguieron mantener la portería a cero.

La mayor calidad de los futbolistas vigueses no empezó a marcar diferencias hasta bien avanzada la primera mitad y, de todas maneras, apareció a ráfagas, a través de pinceladas de sus jugadores más talentosos. Al final acabó por notarse donde siempre ocurre: de cara al gol. El equipo de Primera tiene más pegada que el de Segunda B, esto es una evidencia y casi una regla empírica.

La fiesta de Guidetti

Si hay un futbolista por el que la afición viguesa siente una pasión que va más allá de toda lógica, ese es John Guidetti. Un futbolista que no es de la cantera, y al que la mayoría de seguidores del Celta no conocía antes del pasado verano. Un jugador que no es titular, ya que tiene por delante la alargada sombra del ídolo local, Iago Aspas, y que se limita a aparecer un puñado de minutos en cada partido. Pero un delantero que aparece siempre rodeado de un recibimiento solo al alcance de los que lo han dado todo por unos colores.

Si hay un futbolista por el que la afición viguesa siente una pasión que va más allá de toda lógica, ese es John Guidetti

La pasión del celtismo por Guidetti se explica por el deseo del futbolista por triunfar en Vigo desde el momento de su llegada; por su enorme personalidad y su correcto comportamiento dentro y fuera del campo, a pesar de su difícil situación a día de hoy; por su planta de delantero de los de antes; y, sobre todo, porque no regatea esfuerzos, porque lo da todo y eso le está empezando a dar resultados. Contra el Cádiz, Guidetti fue el centro de atención: provocó un penalti que él mismo convirtió en el 1-0 para delirio de Balaídos, afianzándose como máximo goleador copero. Y pudo conseguir un segundo gol en alguna clara ocasión, como la que estrelló en el travesaño tras un rechace. Algún detalle más adornó su gran noche en Balaídos, que se desespera por verlo marcar, y lo despidió con una gran ovación cuando fue sustituido por Jonny. Guidetti sigue llamando a la puerta del once liguero, y lo hace como debe hacerlo un delantero: con juego y goles.

En la fiesta de Guidetti también se colaron desde las bandas Drazic y Señé, que protagonizaron la jugada del partido: una asistencia entre líneas del catalán que el balcánico llevó a la red con delicadeza en el mano a mano. Algo menos acertado estuvo Levy Madinda desde la posición de enganche. El gabonés suena como uno de los futbolistas que podrían salir en el mercado invernal en busca de minutos para seguir creciendo.

A cuatro partidos de la gloria

Tras la clasificación, ante el Celta se abre un panorama copero ilusionante. A no ser que el sorteo le depare una eliminatoria contra el Mirandés, en la penúltima ronda hacia una hipotética final se encontrará con un rival de Primera División. El nivel de los posibles contrincantes es elevado, como corresponde a estas alturas de la competición. Pero el Celta, que ha cumplido cuando tenía que hacerlo, afrontará el reto con la cabeza alta y en pleno proceso de recuperación de efectivos.

Llega, por lo tanto, el momento de dar un salto de calidad. Para la siguiente eliminatoria, sin ir más lejos, podría estar recuperado Nolito para paliar la sequía goleadora que atraviesa el once liguero de Berizzo. La lógica indica, además, que los pesos pesados del equipo volverán a ser titulares intentando meter la cabeza en una semifinal que ya permitiría atisbar la gloria. Otros como Fontàs o el último en llegar, el chileno Marcelo Díaz, tendrán que esperar varias semanas por culpa de sus lesiones, pero quién sabe si aun podrán tomar parte en el torneo copero. Sería una gran noticia.