Undiano Mallenco marcaba el inicio del encuentro tras un minuto de silencio en honor al tristemente fallecido Joaquim Tejedor, trabajador y jugador del Espanyol durante los años 50.

El Celta empezó dominando y buscaba el gol a través de las bandas. Sisto y Bongonda intentaban buscar paredes y unos contra unos que no daban resultado. El encuentro transcurría  sin pena ni gloria entre la lluvia que pasaba por Barcelona. Ambos equipos estaban nerviosos con el balón, lo que provocó bastantes pérdidas.

A medida que pasaban los minutos, el Espanyol le ganaba terreno a los vigueses. Ya no esperaban al rival para salir a la contra y adelantaron la línea defensiva. Leo Baptistao avisaba a Sergio, que realizó una gran estirada para evitar el primer gol del partido. En el Celta, Pione Sisto y Bongonda se intercambiaban constantemente las posiciones para confundir a los defensas rivales pero no funcionó.

Se llegó al descanso con 0-0 en el marcador y con un juego bastante frío de ambos conjuntos. Tan solo hubo una ocasión clara de gol, la de Leo Baptistao, pero aun así los de Berizzo consiguieron sacar seis córners de la nada.

Al inicio del segundo tiempo, el partido seguía igual: trabado y con bastantes interrupciones, como la lesión de Leo Baptistao. Hasta el momento, era el jugador más activo de los locales y la grada supo reconocer su esfuerzo otorgándole una gran ovación mientras era sustituido por Felipe Caicedo.

Superioridad del Espanyol

Mientras que Iago Aspas se zafaba con la zaga perica, el resto del equipo se mostraba incómodo con el balón. Sisto y Bongonda eran bastante intermitentes.

Llegó la segunda lesión de la noche: José Antonio Reyes caía al suelo tras aguantar 8 minutos sobre el terreno de juego tras recibir un duro golpe. Se le complicaban las cosas a Quique Sánchez Flores y metía en el campo a Jurado.

A partir de este momento, el Espanyol despegó y empezaba a llegar cada vez con más peligro a la portería defendida por Sergio Álvarez. El partido se volvió un ida y vuelta, por lo que Berizzo contratacó poniendo a Giuseppe Rossi. Más tarde, quitaría a Marcelo Díaz para que entrase Pablo Hernández.

Durante los últimos veinte minutos, el RCD Espanyol atacó sin cesar a los visitantes, que no podían reaccionar ante tal empuje. Esto generó bastantes pérdidas de balón en el RC Celta, sobre todo en la zona del centro del campo. De esta manera, servían en bandeja las ocasiones al conjunto perico.

La reacción definitiva

Se llegaba a los últimos minutos y todo parecía indicar a que el encuentro finalizaría sin goles, pero el Espanyol se negaba a que fuese así. Ocasión tras ocasión, los blanquiazules lo intentaban pero no podían concretar sus acciones. Los vigueses esperaban en su propio campo para sorprender a la contra. Entonces, llegó el minuto 89.

El cuarto árbitro indicaba que se añadían tres minutos más y de repente, apareció Rossi con una vaselina increíble. Gustavo Cabral se dio cuenta de la posición del delantero italiano y éste controló, vio donde estaba Diego López y se la picó de una forma sublime. Los jugadores hacían una piña en torno al italiano mientras que los del Espanyol y la grada no se lo podían creer. Incluso, en el banquillo donde estaba Berizzo, que saltaban eufóricos.

Pero este no iba a ser el último tanto. En el minuto 92, Víctor Sánchez botaba un balón a la desesperada al área rival, donde esperaban Caicedo y compañía. Jonny consiguió hacerse con el balón y acto seguido se lo pasó a Sisto. El danés arrancó y se llevó a dos. Llegó al centro del campo y ya era un cuatro para dos. Avanzó y siguió avanzando hasta que le pegó tan potente al esférico, que nada pudo hacer Diego López para atraparlo. Los tres puntos, se van a Vigo.