Hay días en los que, por mucho que te lo propongas, nada te saldrá bien. Uno de esos días en los que es mejor no levantarse de cama. Algo así podrán pensar los jugadores del Celta tras su nefasto paso por tierras castellonenses. El encuentro ante el Villarreal CF era el primero en otra semana dura del calendario que le ha tocado al Celta. Nada más y nada menos que el “submarino amarillo”, Ajax y Deportivo. Y el primero no podía haberse saldado con un resultado más duro, 5-0. El equipo celeste salió goleado del Madrigal con un marcador que no admite duda.

Goles tempraneros, partido encarrilado

Se presentaba el equipo celtiña con un once reconocible. La única novedad, la vuelta de Orellana a la mediapunta después de su lesión y la salida del once, ya sabida, del Tucu Hernández por su lesión con Chile. Mientras, los hombres de Escribá que buscaban imponerse en mediocampo con Bruno, Castillejo y Trigueros y la movilidad del italo-germano Soriano entre líneas. Y entre los dos últimos fabricarían el primer tanto del encuentro mediado el ocho de juego. Jugada de elaboración del equipo amarillo, balón en la frontal que filtra Trigueros al desmarque del delantero y éste remata cruzando el balón ante la salida de Sergio Álvarez. Sin apenas tiempo para la reacción cayó el segundo, apenas cuatro minutos después. Y de nuevo falta de entendimiento y despite defensivo que le cuesta caro al Celta. Mal pase atrás de Pione Sisto para Sergio Álvarez que también erra en el pase y deja el doblete en bandeja para Roberto Soriano.

El partido se ponía muy cuesta arriba en apenas 15 minutos, con un 2:0 y con los hombres de ataque del Celta prácticamente inéditos en el partido. No vimos a Orellana, Aspas y compañía hasta que el equipo gallego se desperezó y se planteó proponer algo en Vila-Real. El Celta dominaba, hilaba jugadas interminables y llegaba a la frontal sin ningún peligro y un fútbol lento. Entre tanto, los futbolistas del equipo celeste se iban cargando de tarjetas y la desesperación comenzaba a hacer mella. En cambio, el equipo que tenían enfrente los gallegos sí golpeaba sin piedad. Cerca del minuto 38, nuevo gol del “submarino amarillo”, en este caso de Cédric Bakambu que se reencontraba con el gol. Jugada rápida que pilla despistada a la defensa con un desmarque y galopada del congoleño que bate por bajo al meta celeste. La primera parte dejaba un resumen nefasto, con el Celta casi arrastrándose sobre el verde y el Villarreal golpeando a la contra sin ninguna piedad y con un acierto pasmoso.

Mismo guión tras el descanso

Si las cosas ya iban de cara en el primer tiempo para el Villarreal, la segunda parte no fue menos. En el primer córner que botaban los castellonenses, cuando apenas se contabilizaban dos minutos de juego del segundo acto, finalizó con gol en propia puerta de Wass. El plan que pudo haber ideado Berizzo en el vestuario se iba al traste sin apenas pisar el césped en el segundo tiempo. De ahí en adelante el equipo vigués bajó definitivamente los brazos y se propuso que el equipo amarillo no ahondase en la herida. El partido llegó al tramo final, y ahí cayó una expulsión para el Celta. Sergi Gómez llegó tarde a un balón dividido y se fue expulsado por segunda amarilla. El equipo celeste se quedaba con uno menos, además un hombre importante de cara a la cita del Derbi gallego, y sólo se deseaba el final del choque. Antes, cayó un gol más para cerrar la goleada en una galopada de Mario Gaspar, eléctrico y acertado todo el partido, que sirvió un preciso centro al área que no acertó a rematar Pato y sí Manu Trigueros en un rechace que introdujo en la portería de un errático Sergio en el día de hoy.

Fin del encuentro de este modo con una manita dolorosa para el Celta en una semana importante. Por un lado queda el Villarreal que suma una victoria importantísima para un Escribá que ve como su proyecto se asienta. Ya van nueve jornadas sin conocer la derrota y se encaraman a la parte alta de la tabla. Por su parte el Celta debe digerir una dura derrota sin apenas tiempo para lamentos. La competición europea hace que los hombres de Berizzo tengan que afrontar cada dos semanas un “tourmalet”. En la que les viene con Ajax y Depor toca trabajar y no bajar los brazos.