Michael Krohn-Dehli nunca olvidará Vigo, la ciudad en la que cambió su posición y su forma de ver el fútbol. Luis Enrique fue el “culpable” de su reconversión y el Celta el equipo que pudo disfrutarlo durante tres años que le cambiaron la vida. Llegó a la ciudad gallega con 29 años, para apurar sus últimos años como futbolista en una gran liga, y su etapa en España le ha servido para vivir una segunda juventud. En el Celta se vio nacer a un nuevo Krohn-Dehli, su nueva posición en el doble pivote junto a Augusto Fernández le permitió volver a sentirse un jugador joven y aportó al equipo solidez en el centro del campo y visión de juego. Gracias a sus dos magníficas temporadas en esa nueva posición  recibió la llamada del Sevilla, un club un escalón por encima del Celta, perfecto para dar lo último de sí.

Parece increíble que un jugador que llegó a la liga española proveniente de una liga de bajo nivel, como es la danesa, y ya con una edad avanzada, haya podido aportar tanto al club que le fichó, el Celta, y a la liga española en general. En su primera temporada en Vigo, Krohn-Dehli jugó en su posición, digamos, natural, en la que venía jugando habitualmente, el extremo izquierdo. Su temporada fue buena, pero tampoco para echar cohetes. Aportó al equipo experiencia para un equipo joven y recién ascendido, pero le faltó gol y protagonismo.

Krohn-Dehli: "Siempre llevaré al Celta en el corazón"

La llegada de Luis Enrique marcó sin duda un antes y un después en su persona. El técnico asturiano nunca lo vio como extremo y desde el día en que llegó a Vigo se las ingenió para buscarle su sitio en el puzle. Pronto se percató de las cualidades del danés en la visión de juego, y le quiso probar en el pivote. Sin duda dio en el clavo, al igual que con Augusto Fernández, que también venía de jugar de extremo y pasó a hacerlo en el pivote. Ese día Luis Enrique encontró a las dos piezas claves de su esquema en el Celta. La reconversión de estos dos futbolistas marcó un punto de inflexión en el Celta, que ganó en contundencia, robo en el centro del campo y salida del balón jugado. Luis Enrique les reconvirtió y gracias a ello dieron un salto de calidad que hizo que equipos grandes se fijaran en ellos. Los dos se fueron, Krohn al Sevilla y Augusto al Atlético de Madrid. En Vigo dejaron un legado y un hueco difícil de reemplazar. El danés, tuvo un buen detalle con el Celta, avaló la llegada de su compatriota Daniel Wass, al que recomendó jugar en Vigo. Un gesto de agradecimiento, que hoy agradece el celtismo, ya que Wass es fundamental en el esquema de Berizzo.

No tuvo tanta suerte Krohn-Dehli en el Sevilla, donde nunca llegó a ser la pieza fundamental que fue en Vigo, aunque en ciertas fases de la temporada pasada fue indispensable para Unay Emery. Una grave lesión en las semifinales de Europa League le tiene ahora apartado de los terrenos de juego. El sevillismo espera su llegada con ansia, ya que puede encajar muy bien en el estilo de Sampaoli, parecido al de Berizzo con el que triunfó en Vigo.