Los de Eduardo Berizzo no han podido arrancar mejor este año 2017, la contundente victoria por 1-4 en Mestalla en la ida de los octavos de final de esta eliminatoria copera, y el 3-1 del pasado domingo ante un rival directo en Liga, el Málaga. Hoy a partir de las 19:00 horas, el Celta de Vigo recibe a un Valencia al que no le pueden ir peor las cosas, y que si quiere estar en el sorteo de mañana deberá ganar en Balaídos por una diferencia de tres goles o más.

La cara mala de la moneda en este 2017, y en lo que va de temporada, la está viviendo el Valencia de Voro. Pero la situación en la que se encuentra el conjunto "che" no es culpa de Voro, sino que es un problema de hace varios años que se ha acrecentado este curso. El Valencia a día de hoy es una trituradora de entrenadores, de hecho, esta temporada ya van tres. Pako Ayestaran fue el primero de ellos, tras un arranque de Liga que no entraba en las expectativas del club. El siguiente fue Cesare Prandelli, un entrenador que llevo a Italia hasta la final de la Eurocopa en 2012, que acabó presentando su dimisión a finales de diciembre tras no ver realizada la promesa que le hizo el director deportivo del Valencia, García Pitarch, de conseguir cuatro refuerzos para el mercado de invierno. La avalancha de críticas propiciaron días después la dimisión de García Pitarch, la dimisión del técnico deportivo en pleno mercado de fichajes.

Voro en la rueda de prensa previa al partido de hoy. Foto: Valencia CF.
Voro en la rueda de prensa previa al partido de hoy. Foto: Valencia CF.

Mientras tanto, ahí sigue Voro, siempre en segundo plano y actuando de apagafuegos y defendido al Valencia por encima de todo. Sin embargo, antes solamente había dirigido al equipo en momentos puntuales, es decir, mientras buscaban un sustituto del entrenador cesado, pero ahora ha cogido las riendas del equipo. La afición confía en Voro, pero al final los resultados son los que mandan, y en eso el Valencia está "gafado". El partido de Liga del pasado lunes lo ratifica, con 2-3 en el marcador y un penalti a favor en el minuto 86 todo parecía que podía cambiar, pero Parejo erró el penalti y el último suspiro empató Osasuna.

La afición del Valencia está esperando a sus jugadores, y hoy tienen una oportunidad, difícil, de dar la vuelta a la moneda y convertirse en la cara y dejar de lado la cruz. Pero enfrente estará un Celta de Vigo que no quiere sorpresas, y mucho menos ante su afición. 

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