Sólo había nervios en las instalaciones deportivas del Celta en A Madroa. No era un sorteo fácil; enfrente se encontraba el subcampeón de la Champions League, el campeón de Liga y Copa del Rey de la pasada campaña, y por el medio a un inocente Deportivo Alavés que ha demostrado no ser tan inocente como la gente pensaba.

Claramente la voluntad del equipo celtiña era esquivar a cualquiera de los equipos grandes para enfrentarse ya con uno de ellos en una hipotética final. Hipotética final que sería la vuelta del equipo celeste por tercera vez a una final de la Copa del Rey y supondría la guinda a dos temporadas en las que el equipo ha mejorado notablemente.

Una vez sabido el resultado, Celta de Vigo – Deportivo Alavés vuelta en Mendizorroza, la felicidad en el cuadro gallego se pudo ver en la cara de Hugo Mallo y en el ruido que hicieron sus jugadores desde los vestuarios.

Alegría de haber esquivado a los dos equipo grandes pero no de haber pasado la eliminatoria. Como precedente cercano el último partido celebrado en Balaídos entre estos dos quipos deparó un 1-0 a favor de los locales. Fue un partido complicado de ganar porque ambos equipos desplegaron un buen fútbol creando mucho peligro en sus respectivos ataques.

El equipo vigués cuenta con la desventaja de jugar el partido de vuelta como visitante, hecho que obligará al equipo a intentar no encajar gol y llevar el resultado más positivo al estadio de Mendizorroza.
Escasos cinco días de descanso tendrán ambos equipos que se enfrentarán en el partido de ida en el Estadio Municipal de Balaídos el próximo jueves a las 21:00 horas.

Eliminatoria disputada que determinará al futuro finalista de la Copa del Rey de la temporada 2016-2017, siendo una sorpresa ver a uno de esto equipos en la final a pesar de que el Celta de Vigo ya consiguió llegar a semifinales la pasada temporada.