La temporada pasada fue histórica para el Celta de Vigo, que nueve años después conseguía una plaza para disputar la Europa League. Una competición en la que el Celta maravilló a Europa con su fútbol y que esperaba su regreso. Además, los de Berizzo llegaron a semifinales de Copa del Rey, y consiguieron dejar en el camino a equipos de la talla del Atlético de Madrid. Una temporada asombrosa con un pero. Y son la cantidad de goles encajados. Los vigueses recibieron 59 goles en contra en liga la temporada pasada, convirtiéndose en el equipo más goleado de los 12 primeros clasificados. El equipo pecó muchas veces de la fragilidad defensiva y eso le impidió aspirar a algo más grande.

La lesión de Fontás tuvo parte de la culpa. Con Cabral formaban una pareja de centrales de garantías, pero su lesión de larga duración hizo que Berizzo se encontrara casi sin efectivos en zona defensiva. Su puesto lo ocupó Sergi Gómez, que rindió a un gran nivel. En las rotaciones, el técnico argentino se tuvo que ver obligado a situar en el eje de la zaga a Hugo Mallo o a Jonny, los dos laterales del equipo, pero que a causa de no contar con más centrales tuvieron que cumplir ahí. Esta situación hizo que el equipo encajara una cifra muy elevada de goles, algo que se antojaba esencial mejorar de cara a esta temporada si se quería hacer un buen papel en Europa. 

La Europa League no perdona, y un gol en contra puede significar la eliminación, por ello que Berizzo desde el comienzo de la pretemporada dejó clara la importancia de incorporar un central de garantías a la plantilla. Fue uno de los pocos deseos que pidió a la nueva dirección deportiva capitaneada por Felipe Miñambres.  Su deseo se cumplió.

A mediados de julio llegó a Vigo Facundo Roncaglia. Un central experimentado en grandes ligas y en competición europea. Además, un jugador del gusto de Berizzo, que ya le había dirigido en Estudiantes de la Plata y fue él quien aportó su nombre como posible fichaje. El defensa argentino cumplía las características que solicitaba el Toto. Un jugador rápido, agresivo en el corte y que sabe sacar el balón jugado. Además, polivalente, ya que puede jugar en el lateral derecho, donde ya se le ha visto.

Su llegada aportó al Celta seguridad defensiva, y si bien es cierto que el equipo vigués lleva en lo que va de temporada 45 goles en contra, la sensación que da es de que se concede mucho menos que el año pasado. De hecho son varios los partidos en los que el Celta ha dejado su portería a cero, si bien en otros ha encajado muchos, como contra el FC Barcelona en el Camp Nou (cinco) o contra el Atlético de Madrid en Balaídos (cuatro).

Con Cabral hacen una gran pareja de centrales que dan al Celta garantías. Además, han colaborado con goles importantes como el de Cabral en Donetsk o el de Roncaglia contra el Valencia.

Todos defienden

Otro de los aspectos que ha ayudado al Celta a mejorar en los aspectos defensivos ha sido la gran temporada que está haciendo los mediocentros, con mención especial para Radoja. El serbio está cuajando una gran temporada y se ha convertido en imprescindible para Berizzo. Encargado de hacer el trabajo menos vistoso, la cantidad de balones que recupera, así como su presión sobre los atacantes rivales, son tareas que están siendo esenciales para que le generen menos peligro al Celta. En esta labor también le acompaña el Tucu Hernández, que pese a tener una función más ofensiva que Radoja, también ayuda mucho al equipo en la labor de recuperar balones.

En general todos ayudan en defensa. El Celta se ha convertido en un equipo muy solidario a la hora de defender, y es que así es el estilo de Berizzo. Con marcajes al hombre es vital que los unos ayuden a los otros para no generar espacios, y así en el Celta defienden todos, desde los defensas hasta el delantero, y van a presionar en la salida de balón del equipo contrario.

La plantilla ha asumido a la perfección el estilo de juego y la manera de entender el fútbol del Toto y eso se nota tanto en facetas ofensivas como defensivas.