Berizzo tenía claro al comienzo del verano que necesitaba un portero experimentado para afrontar con garantías una temporada histórica en la que el club volvía a disputar competición europea nueve años después. No se cansó de pedir a la dirección deportiva este fichaje, pero el club hizo oídos sordos a su petición. Mouriño estaba convencido de que Sergio y Rubén cumplían los requisitos para cubrir bien esa línea y no quiso traer a un portero de fuera, quería que la portería estuviera ocupada por jugadores de la casa. Esta decisión hizo que la relación entre el ya extécnico y presidente comenzara a fracturarse.

Así pues, el Celta comenzaba la temporada con Sergio y Rubén como guardametas, e Iván Villar como tercer portero y recambio de uno de los otros dos en caso de lesión.

Parecía que Berizzo había apostado por Rubén como portero titular, después de una temporada en la que Sergio le había provocado algunas dudas. El joven portero de Mos daba más garantías al técnico argentino, que vio en él ya no solo el futuro de la portería del Celta, sino también el presente. La idea inicial era que Rubén disputase los partidos de Liga, y Sergio los de Copa y Europa League.

Pero poco antes del comienzo de la temporada Rubén sufrió una lesión, que hizo que Berizzo tuviera que cambiar sus planes. Sergio pasó a jugar todas las competiciones envuelto en un mar de dudas y críticas. Reprochado por muchos, la falta de confianza en sí mismo era palpable en el portero de Catoira, a quien se le veía inseguro.

A mediados de octubre Rubén se recuperó y comenzó a contar con minutos en liga. Sus buenas actuaciones y mayor seguridad que la de Sergio hicieron que se asentara como el cancerbero titular del equipo. Un portero distinto al de Catoira, más valiente en las salidas y con mayor toque del balón en los pies. En definitiva, un portero más de siglo XXI. A diferencia de Sergio, un portero más de estar bajo los palos, Rubén no duda en salir de la portería, lo que en alguna ocasión le costó un error.

Una buena racha de Rubén, con grandes actuaciones el Liga, hacía inclinar la balanza en favor del joven canterano, que se asentaba como titular y parecía que se convertía en el favorito de Berizzo. Pero entonces, una nueva lesión, esta vez en el hombro, volvía a dejar a Rubén fuera de los planes de Berizzo. Una lesión que parecía de pronta recuperación, pero que se fue complicando por culpa de querer acelerar los procesos de recuperación. Sergio, que ya se veía como el segundo portero del equipo, vio ante sí una nueva oportunidad de reivindicarse.

Y no la desaprovechó. Lejos de venirse abajo por haber perdido la titularidad, “O Gato” de Catoira resurgió con más fuerza que nunca. Mucho más seguro y con una mayor confianza, Sergio realizó algunas actuaciones espléndidas que salvaron al Celta de más de una derrota. Muy significativas fueron las de Copa del Rey contra el Real Madrid o de Europa League ante el Shakhtar o el Manchester United. Partidos importantes en los que sacó lo máximo de sí, con grandes paradas que mantuvieron la esperanza de meter al equipo en una final copera.

Sergio acabó siendo el portero de confianza que buscaba Berizzo, y se asentó como uno de los pilares del equipo en la recta final de la temporada. Fue elegido por los aficionados como el jugador del mes en varias ocasiones.

Por su parte, el tercer portero, Iván Villar también tuvo su oportunidad de debutar. El joven canterano se estrenó como portero del primer equipo ante el Alavés. Poco pudo hacer para evitar la derrota, pero dio muestras de su gran potencial.

Si algo hay seguro es que el Celta tiene asegurado el futuro de su portería con Sergio y dos grandes porteros jóvenes y también criados en A Madroa como son Rubén e Iván Villar.