Dejan Drazic, una de las últimas perlas salidas de la cantera de Serbia, vuelve a brillar en las filas del filial del Celta. El jugador de Sombor, una pequeña ciudad al norte de Serbia, está volviendo a demostrar por qué se le fichó en agosto de 2015. En las filas del OFK Beograd llamó la atención de los ojeadores celestes, que vieron en él una gran proyección y calidad para un jugador de su corta edad. Tras el gran acierto de Nemanja Radoja, en Vigo se volcaron con el mercado serbio descubriendo a esta joya aún por pulir y decidieron apostar por él. 

En su primer año en Vigo tuvo una actuación discreta, jugando tan solo algunos minutos sueltos al final de partidos sin relevancia y un par de partidos de Copa del Rey como titular, llegando a anotar un gol contra el Cádiz. Tras este año en el que no contó para Eduardo “Toto” Berizzo, decidió poner rumbo a Valladolid. En el club blanquivioleta coincidiría con un ex entrenador celeste, Paco Herrera, que aprovechaba su paso y buena relacion con la directiva del Celta, para reforzar su nuevo equipo con Drazic y con Alex López.

Al comienzo de la temporada, el extremo contó con la confianza del entrenador, que lo usaba tirado en banda y como segundo punta. Pero con el paso de las jornadas y con la mala dinámica del equipo, que a pesar de haberse marcado el objetivo de subir encadenaba malos resultados, acabó relegado al banquillo y a la grada. El propio Paco Herrera, con la llegada del mercado invernal, pidió públicamente un nuevo fichaje para el ataque ya que no contaba con el joven serbio. Desde Plaza de España pensaron en cederle a algún otro equipo para foguear al jugador, recibiendo ofertas de algún club de su país. Pero al ser una liga de bajo nivel acabó la temporada en el equipo vallisoletano.

Vuelta a Vigo 

Al acabar la cesión volvió al Celta con la incertidumbre de que pasaría con el jugador después de un año en blanco. Volvieron a llamar a su puerta equipos de Serbia, pero el jugador, demostrando un compromiso fuerte por el club que apostó por él, decidió quedarse, alternando el filial con el primer equipo.

Con Rubén Alvés, recién llegado del Valladolid B, llegaba una nueva oportunidad. En un equipo que había tenido bajas importantes, como la del goleador Borja Iglesias, el cerebro del equipo Borja Fernández o el líder de la zaga Roger Riera, Drazic se convirtió en uno de los referentes y líderes del equipo

Este año se ha destapado como uno de los mejores jugadores de Segunda B. Rápido, con mucho desborde y gol, está volviendo a demostrar el nivel mostrado en el OFK Beograd. El filial del Celta está volviendo a hacer una temporada histórica, y una de las razones es el rendimiento del jugador serbio y a la otra joya celeste, Brais Méndez.

Este año lleva ya 15 partidos jugados, más de los que había disputado en sus dos primeras temporadas en la Liga española, en los que ha marcado 4 goles, alguno de los cuales han servido para que el “B” ganara partidos complicados contra rivales directos de la categoría. Pese a su gran rendimiento en el equipo del técnico vigués, aún no ha recibido la llamada del primer equipo. Juan Carlos Unzué, el cual si está contando con Brais Méndez, no le ha convocado para ningún partido, ni si quiera para el de Copa del Rey contra el Éibar.

Esta falta de oportunidades ha desatado rumores en su país, donde dicen que puede salir cedido en el próximo mercado . Pero desde las oficinas del Celta están tranquilos, siguen esperando grandes cosas del jugador. Un futbolista que va camino de convertirse en otro de los grandes aciertos de una Direccion Técnica que acierta apostando por jovenes talentos, como ha pasado con Nemanja Radoja, Pione Sisto o Maxi Gómez, jugadores poco conocidos pero que están dando un gran rendimiento.