Un duelo entre aspirantes al ascenso a la Liga BBVA viene marcado por los problemas institucionales del local y la incertidumbre del visitante. Máxime cuando han pasado doce años del último partido entre ambas escuadras (diciembre de 2001, en la vuelta de octavos de final de la Copa del Rey). Con los mismos puntos en la tabla clasificatoria, la victoria acercará, a unos u a otros, a los puestos de play-off; mientras que los cordobesistas vienen de ganar al Recreativo de Huelva en El Arcángel, los bermellones cosecharon un empate a dos en su visita al Estadio Insular frente a UD Las Palmas.

A cambiar la dinámica

Las estadísticas no juegan a favor del Córdoba. En un total de diez choques, el Mallorca suma siete victorias, con dieciocho goles a favor y solo cuatro en contra. Todo ello sumado a la nefasta situación fuera de casa de los albiverdes (seis puntos de treinta posibles). De ganar en el Iberostar Estadio, acabarían la primera vuelta con treinta y dos puntos, diez más que justo hace un año bajo las órdenes de Rafael Berges, siendo la diferencia con el líder inferior a la temporada anterior, pues de ganar el Deportivo de la Coruña en Riazor al Girona, los albiazules mantendrían una escasa renta de dos triunfos (el Elche -líder-, la campaña pasada, tenía a estas alturas dieciséis puntos por encima del Córdoba).

No obstante, las sensaciones que transmiten los andaluces no son las idóneas para el optimismo. Ganar al decano supuso un alivio para los aficionados califales, pero el equipo de Pablo Villa continúa sin saber a qué juega. Los goles de Xisco y Arturo no fueron más que un apósito en la herida, ya que en diferentes fases del partido, mostraron una debilidad impropia del carácter que transmite el gladiador a sus pupilos durante los entrenamientos.

Fiabilidad y victoria

Por ello, el técnico madrileño aludió a la “fiabilidad” para aspirar a lo máximo, “independientemente de si el equipo juega como local o visitante”. El entrenador consideró el choque ante el Mallorca como una “prueba de fuego”.

Con el esquema habitual, Villa alineará a su once de gala. La recuperación de Fran Cruz, quien ya estuvo convocado en la anterior jornada, así como la reaparición de Pelayo y la entrada del segundo fichaje en la convocatoria, Miguel Ángel Nieto, son las grandes novedades. Sin embargo, la inclusión del mayor de los hermanos Cruz en el eje de la zaga parece descartada, dado el óptimo rendimiento de la pareja Bouzón – Bravo y lo vivido en los entrenamientos semanales. Del mismo modo, Pelayo, a pesar del alta médica, no se encuentra para competir los noventa minutos, siendo más que segura su participación mediada la segunda parte. Por su parte, el extremo Nieto deberá esperar su oportunidad en el banco, al igual que Arturo, toda vez que el nueve balear, Xisco Jiménez, está recuperado de sus dolencias.

Los problemas crecen

Los líos extradeportivos han marcado la semana bermellona. La dimisión de Lorenzo Serra Ferrer, máximo accionista, y las exigencias de cara al obligado ascenso de un conjunto recién descendido han provocado que los ánimos de la afición estén más que caldeados. La renuncia de Serra Ferrer es debida a “una situación límite”, como así reconoció el mallorquín. Por ello, el ambiente ante los andaluces se convertirá en un purgatorio, ya que en caso de derrota, la crispación aumentaría sin límites entre los propios seguidores.

Tanto jugadores como entrenador se mantienen al margen. Oltra no buscó excusas cuando fue cuestionado sobre una posible derrota: “si se produce, no será por los líos institucionales”, a su vez,  resaltó la importancia de la victoria para “acabar en puestos de play-off. Del mismo modo, Navarro, Moreno y Alfaro destacaron a lo largo de la semana la importancia del envite de cara a “acabar la primera vuelta entre los seis primeros”.

Del once, Oltra confiará en el joven Vallejo para que lidere el centro del campo, con un Alfaro en segunda línea de ataque para aprovechar mejor sus recursos, con Geijo de referencia, escoltados por Nsue y Moreno.