Tras la derrota ante el Alavés en casa, la situación del Córdoba era sumamente delicada e incluso se rumoreaba con que el cargo de José Luis Oltra corría peligro, y el partido ante un Nástic, que venía en plena forma, se afrontaba como una nueva final para los cordobesistas.

El partido no podía comenzar de mejor forma. Una internada desde la banda de Fidel dio sus frutos, siendo derribado dentro del área y el colegiado decretó un penalti que transformaría el propio Fidel con un chut raso y que entraba con calma en la portería de Reina (0-1). La misma calma que pidió a la afición con un gesto al más puto estilo 'Cristiano Ronaldo' bastante reprochable.

Tras la calma llegó la tempestad

Sin embargo, el Nástic hizo caso omiso a esa calma que pedía el extremo andaluz y se volcó al ataque, encerrando al Córdoba en su área y generando constantes ocasiones de peligro. Tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió.

Y no es la primera ni la segunda vez que, tras adelantarse en el marcador el Córdoba, se repliegan y sus enormes defectos defensivos le hacen ver como les empatan el encuentro. Tras una genial pared de Aníbal con Emana, el punta fusilaba desde dentro del área al meta cordobesista (1-1). El exjugador del Betis estaba cuajando un partidazo y no cesaría aquí su aportación.

Y es que, a pesar de que el Nástic no cesara en su atosigamiento, en el 41' Florin Andone adelantaría de nuevo a los visitantes (1-2) tras un gran pase de Caballero que vio a las mil maravillas el desmarque del internacional rumano que definió con maestría.

Cinco minutos de dulce locura para el Córdoba

Sin embargo, poco le duró la alegría a un Córdoba que vio como Lobato empataba el partido (2-2) tras empalmar un genial lanzamiento aprovechando un mal despeje de la defensa cordobesista. Pero no quedaría ahí la locura, un minuto después, Florin anotaba su segundo gol, y colocaba al Córdoba 2-3 al descanso.

Los jugadores tomaban camino de los vestuarios tras el pitido que marcaba el final del primer tiempo. Los locales marchaban ovacionados por su afición, a pesar de alcanzar los 45 minutos por debajo en el marcador.

Estos ánimos sirvieron para que, después del intermedio, los locales salieran con toda la intensidad posible en busca del empate. Tocaban y trenzaban grandes jugadas que nunca terminaban en gol. Incluso estuvo a punto el Córdoba de poner el 2-4 con un gran chut de Florin Andone que se topó con la madera.

Y fue justo cuando parecía que el Córdoba despertaba y comenzaba a poder hacer su juego, cuando, un Palanca que revolucionó el partido con su entrada al campo, empalmó una espectacular volea tras el córner botado por Juan Muñiz, otro recién salido al terreno de juego, y puso las tablas (3-3) a falta de 20 minutos para el final.

Resultado final justo, e injusto, para ambos

El Nástic, espoleado por el gol conseguido, seguía con su cruzada en busca de la victoria, pero nuevamente se volvió a adelantar el Córdoba. Y como dicen que no hay dos sin tres, Florin Andone quiso llevarse el balón a casa y cabeceó a la red un gran centro lateral de Fidel (3-4).

El Córdoba se encerró, pero como en tantas otras ocasiones esta temporada, no le salió bien el planteamiento final, y vio como se desvanecía la victoria cuando Emana lanzó magistralmente un claro penalti (4-4) en el área cordobesista que conllevó la expulsión por doble amarilla del hoy mediocentro Deivid.

Después de este empate a cuatro en el 87', el Córdoba intentó buscar el empate, pero como a lo largo del partido, fue el Nástic quien tuvo más ocasiones. Sin embargo, esta vez ya no habría mas variaciones en el tanteador y el colegiado decretó el final del encuentro con un empate a 4 que no dejó satisfechos a ninguno de los dos equipos. El Córdoba no conseguía ganar después de hacer 4 goles fuera de casa, y el Nástic veía como, siendo superior durante buena parte del encuentro a su rival, no era capaz de sumar una nueva victoria.