Un frágil Córdoba volvió a rescatar un punto en los minutos finales gracias a un penalti ganado a sangre y fuego por el italiano Piovaccari, que finalmente fue transformado por Juli. El Lugo repetía la pesadilla vivida contra el Nástic en la primera jornada de la temporada tras remontar un partido en la que hizo gala de una gran efectividad contra la meta rival. 

Tras los problemas mostrados en las dos primeras jornadas, el cuadro rival presentaba la novedad en defensa de Marcelo Djaló en detrimento de Carlos Hernández mientras el Córdoba repetía el once de las dos primeras jornadas. Conocedor de los problemas del rival, Oltra animó a los suyos a presionar la salida de balón del rival desde los primeros compases del partido. Pese a ello fue el Lugo el que tuvo la oportunidad de pegar primero en un centro desde la derecha que no remató Joselu por milímetros en el punto de penalti y que Pedraza, tras recoger el balón en el segundo palo, disparó por encima de la meta blanquiverde. 

Tras un defectuoso despeje de cabeza de Djaló el Córdoba marcaba el primero en las botas de Rodri, que sin dejar caer remataba de volea un balón ante el que nada pudo hacer José Juan. El Córdoba pretendía dar continuar a su dominio y un incisivo Pedro Ríos insistía en crear peligro por su banda hasta que, tras sufrir un violento choque con Marcelo Djaló en un balón dividido, cayó lesionado en el hombro teniendo que ser sustituido por Guille Donoso.

El Lugo comenzaba a funcionar y dispuso de dos ocasiones seguidas gracias a las imprecisiones de los blanquiverdes. En la primera, el meta polaco Kieszek realizaba una meritoria salida por bajo taponando un disparo del excordobesista Joselu. Por su parte, en la segunda, un fallo de Deivid dejaba en bandeja un centro al conjunto lucense para que Domingo Cisma, en un magnífico repliegue defensivo, despejara un balón que ya esperaba Joselu para marcar. 

El cuadro blanquiverde volvió a recuperar su juego por las bandas, aprovechando los pulmones de Antoñito, que una y otra atravesaba el campo de extremo a extremo creando peligro en cada internada. Desgraciadamente para el cuadro blanquiverde, estas oportunidades eran desaprovechadas continuamente tanto por Rodri y un desaparecido Alfaro. 

Tras un corner a favor, el Córdoba no lograba replegar sus líneas con la solvencia deseada y una vertiginosa contra guiada por Campillo era rematada a las redes por él mismo en el minuto 42, con un disparo que se coló por debajo del cuerpo de un Kieszek que pudo hacer más por despejar el balón. 

Una segunda parte de infarto

El gol al borde del descanso pareció no hacer mella en los blanquiverdes, que salieron de vestuarios con la misma actitud del primer tiempo. Gracias a este empuje, el Córdoba se encontró con un penalti a favor merced a un nuevo fallo de Djaló, que empujaba a Deivid dentro del área cuando estaba dispuesto a rematar. Un motivado Rodri lograba de esta forma un nuevo gol en su cuenta, sumando un esperanzador doblete que motivaba a la maltrecha afición califal. Diez minutos exactos duró la alegría cordobesista, justo lo que tardó Joselu en remachar una buena volea tras un polémico control de un compañero, por el que se pidió mano, en un balón en que en el área el zaguero cordobesista Héctor Rodas no acertó a despejar. 

Con Caballero en el campo para intentar mover el balón con algo más de velocidad, los viejos fantasmas volvieron al coliseo blanquiverde cuando el defensor Ignasi Miquel remataba de cabeza un corner claramente mal defendido. Un hundido Oltra daba entrada a la desesperada a un Piovaccari decidido a aprovechar los pocos minutos de los que iba a disponer. Obviando por completo el juego en corto, y tomando muchos riesgos en defensa, el Córdoba metía balones en la frontal hasta que el italiano, con el cuchillo entre los dientes, se fabricaba un penalti a base de coraje tras un claro empujón de Leuko, que además era expulsado por el colegiado. En esta ocasión fue Juli el encargado de lanzar la pena máxima y, tras depositar el balón sobre un montículo de barro, lograba batir a José Juan con un disparo centrado que llevó el delirio a las gradas. 

El Córdoba empataba de este modo un partido que por lo demostrado en el campo tal vez debió ganar, pero que acabó siendo víctima de la efectividad del rival. Un punto malo para ambos, pero con mejor sabor para los blanquiverdes, que lograron sumar con un nuevo gol en los minutos finales.