Decidido a lavar su honor ante su afición, el Córdoba comenzó el partido con una imagen radicalmente diferente a la mostrada la semana pasada frente al Huesca en El Alcoraz. El entrenador blanquiverde apostaba en este partido por introducir cambios en el once titular, dando la oportunidad al franco-congoleño Bijimine sustituyendo a Héctor Rodas y a Caballero por Edu Ramos. De esta manera Oltra intentaba encontrar una mayor solidez defensiva y un mejor trato de balón en detrimento de la contención. 

Ante una defensa que solo había encajado goles a balón parado, el Córdoba optaba una y otra vez por filtrar balones largos a ras de suelo buscando los desmarques de los delanteros cordobesistas. Un motivado Rodri fue el protagonista del primer acercamiento blanquiverde con un gol que fue anulado por falta al portero rival e instantes después ponía un balón profundo a Guille Donoso que no perdonaba ante un dubitativo Remiro, que tardó en reaccionar en su salida.

El partido entraba en una fase de completo dominio cordobesista ante un sorprendido Levante, que sufría alternativamente entradas por ambas bandas. El propio Donoso volvió a disponer de una nueva ocasión, desbaratada esta vez por un Remiro que atajaba el balón en una decidida salida de su marco. El primer acercamiento del equipo granota se produjo a falta de unos quince minutos de la finalización del primer acto, terminando con una meritoria parada a bocajarro de Pawel con el pie derecho. 

Esta ocasión no fue sino un espejismo para el conjunto azulgrana, que volvía a sufrir en una internada de Rodri por la banda derecha en la que se vio obligado a disparar sin demasiado ángulo después de esperar hasta el final un desmarque de Alfaro que nunca terminó de llegar. 

En la segunda parte comenzó a notarse que el rival blanquiverde era el líder de la categoría y en apenas minuto y medio acumuló dos entradas por la banda izquierda con cierto peligro tras la entrada de Montañés por Jason tras el descanso. La sorprendente sobriedad del joven Bijimine en defensa apuntalaba a un Córdoba que continuaba creando peligro de nuevo gracias a Rodri, que aprovechaba un balón mal despejado por el meta Remiro para volver a inquietar la portería granota. 

Un fallo en la entrega por parte de Guille Donoso en defensa estuvo a punto de convertirse en el empate, aunque el portero polaco, bien deshaciendo gala de sus buenos reflejos, sacaba una buena mano para despejar a córner. El Levante empezaba a asomarse con mayor peligro al área cordobesista y apenas unos minutos después Roger volvía a disponer de una nueva ocasion merced a un fallo en defensa, que finalmente el canario Deivid despejaba bajo palos tras superar el tiro a Pawel. 

El equipo blanquiverde pasaba por sus peores momentos gracias al empuje levantinista, que se confiaba a las internadas de Morales y a la velocidad de su línea atacante. Antoñito, de nuevo inconmensurable, despejaba entonces un balón en la frontal que en las botas de Roger parecía vaticinar lo peor para los intereses cordobesistas. 

Oltra reaccionó algo tarde al cansancio de los suyos, aunque la entrada sobre todo de Bergdich devolvió la chispa de nuevo el equipo en la banda izquierda, por la que Donoso había hecho estragos durante todo el partido. En la otra cara de la moneda, los posteriores cambios de Muñiz no parecían surtir el efecto deseado en el juego de su equipo, que no llegó a inquietar demasiado la meta cordobesista en los últimos minutos del partido. 

Un transmutado Córdoba, cambiando radicalmente su imagen, sumaba de esta forma tres puntos vitales, sobre todo para la moral del equipo. La afición, que supo reconocer el esfuerzo y buen juego de los suyos ante el líder de la categoría, volvía pues a casa con una reconfortante sensación de alivio.