El Córdoba ha tocado fondo. Ya es el colista de segunda tras el inesperado triunfo del Sevilla Atlético en casa del Granada. La clasificación no sorprende, vistos los méritos de un equipo blanquiverde que vaga por el campo en muchos momentos de los partidos.

Esta apatía se está contagiando a otros estamentos del club, destacando especialmente en una afición que cansada de sufrir y de pasar malos ratos está empezando a dar la espalda al equipo, ausentándose de acudir al estadio o bien mostrando una indiferencia hacia el equipo que empieza a preocupar.

Que una afición como la del Córdoba, con una masa social de aproximadamente 12.000 socios (dato extraoficial, pues el club no ha dado cifras oficiales), acuda en los ultimos partidos en un número de unos 7.000 espectadores (cifra muy positiva ofrecida por el club, pues los que acudieron al campo tuvieron la sensación de menos de 5.000 personas, ahí está el ejemplo de la foto que ilustra este artículo, donde tras Jona se ve una grada completamente vacía), cuando en una afición que siempre se ha caracterizado por dejarse el alma en cada partido animando a su equipo, que ha sido ejemplo de afición caliente y de ejemplo para tantas y tantas cosas, ocurre ésto, está claro que algo pasa.

No es momento de entrar en la planificación deportiva a todas luces equivocada, ni de hablar de "los González", ni siquiera es momento de pensar si ha sido positivo el cambio de entrenador.

Es momento en primer lugar de asumir errores, ser humildes y reconocer que no se están haciendo las cosas bien. La unión hace la fuerza dice el refrán y ahora es momento de demostrarlo. Una afición que siempre ha estado con su club no puede darle la espalda, por mucho que no se esté de acuerdo en millones de cosas. Al fin y al cabo y como pasa en tantos episodios de nuestra vida, las personas pasan, pero la institución queda, y esa es la que nos duele, la que nos pesa, la que queremos, por la que sufrimos, por la que se lloró en Las Palmas de alegría y en el último descenso en casa ante el Valladolid. Hasta en ese descenso, la afición se mostró unida hasta la desgracia, aplaudiendo a unos jugadores donde (ahí sí) se vió que dieron hasta su última gota de sudor por salvar a este equipo. "Color Esperanza" de Diego Torres sonaba en cada partido para dar ilusión ante  un descenso que desgraciadamente se consumó, en una grada unida con su equipo.

En ese espejo deben mirarse todos, afición, directiva, y sobre todo jugadores. Ellos son los verdaderos protagonistas y ellos son los que sacarán de ésta o se hundirán en ese pozo que no queremos ni nombrar. La afición debe ser positiva y pensar en que peor no se puede estar en la clasificación y que quizá el punto de inflexión sea este mismo domingo ante el filial sevillista. La afición blanquiverde debe pensar que en la temporada del ascenso el equipo estuvo oliendo a descenso, y el punto de inflexión llegó en el Molinón y terminó en Las Palmas. No se sube a primera ni se desciende en noviembre, y que hay mucho tiempo para solucionarlo, ya habrá tiempo de celebrarlo o de lamentarse.

El Córdoba CF está por encima de todo y a él y a su escudo es al que hay que apoyar. Ya llegará junio y ahí habrá que evaluar la temporada, y pedir responsabilidades aunque a veces, no sean tenidas en cuenta.

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