El fútbol de domingo por la tarde volvía al Reino de León. Al lado del estadio el Ademar León tambíen medía sus fuerzas en la competición liguera. Como si fuera un presagio de lo que pasaría después en el Reino, el equipo de balonmano no lograba pasar del empate frente al Huesca. Por su parte La Cultural Leonesa recibía al Granada con la urgencia de volver a puntuar. La derrota frente al Tenerife le hacia ocupar plazas cercanas a la zona de descenso y este era el principal motivo de tanta necesidad.
En una tarde de noviembre en principio menos fria de lo que acostumbra a hacer en tierras leonesas el equipo saltaba a un campo en el que siempre le arropa su afición. El partido de los vecinos maristas hacía que los leoneses esperaran hasta última hora para ocupar sus asientos en el Reino. En frente un equipo que aspira a volver a la categoría reina y que se convertía en el tercer recien descendido que pisaba tierras leonesas.
Los nervios se apoderaban de la Cultural Leonesa durante los primeros minutos del encuentro. El Granada atacaba pero no se acababa de hacer dueño del partido. Las ocasiones no finalizaban y el juego de ambos equipos se desarrollaba practicamente en el centro del campo. Pasados los primeros minutos tanteando al rival, los de León comenzaron a animarse y a creerse que el Granada no era tanto hueso como querian aparentar. La primera ocasión local fue gracias a una falta al borde del area que fue despejada por el portero granadino. Esto provocó el júbilo de la afición leonesa que no dejo de animar a su equipo durante todo el encuentro. Tras cinco minutos de ataque local el partido volvió a enfriarse tanto como la temperatura leonesa en un otoñal día despejado. Los andaluces, que parecían no extrañar las bajas temperaturas leonesas,intentaron contrarrestar los ataques de los pupilos de Rubén de la Barrera.
Como todo trabajo tiene su recompensa, el de a Cultural no iba a ser menos. A menos de ocho munitos para que el árbitro pitara el descanso, llegó el gol de la Cultural. Rodri Rios fue el autor del gol y de poner la tranquilidad en el equipo local.
En el segundo tiempo la Cultural Leonesa dejo de tener miedo; porque eso es lo que le está pasando al equipo leonés, que hay momentos en los que no cree y eso le hace ser vulnerable ante el rival La Cultural se gustaba y volvió. Volvió y se notó que los locales se querían llevar el partido. Fue ahí, en esos minutos de indecisión donde el Granada se hizo pequeño gracias al buen juego leonés. 
Como ya pasara en la primera jornada de liga frente a Osasuna, un recien descendido sucumbía ante el recien ascendido. El equipo pequeño se comía futbolísticamente hablando al aspirante a Primera, pero al final en el mundo del fútbol el que perdona, paga. La Cultural pagó los platos rotos de un Granada que no había venido a León para hacer turismo, el equipo rival no lo desaprovechó la oportunidad de robar un punto y asi lo hizo el Granada que logró el empate cuando apenas faltaban diez minutos para que el árbitro diera por finalizado el encuentro.

La conclusión que se puede sacar en el Reino es que a los hombres de Rubén de la Barrera se le ha olvidado matar los partidos. Los goles de las primeras jornadas en los minutos finales ya no aparecen y aunque el equipo ha ganado solvencia con eso no bastan para seguir compitiendo en esta categoría.

El partido terminó en tablas y esto no ayuda a la Cultural ya que le vuelven a obligar a ir contracorriente frente a otro equipo andaluz, esta vez en Córdoba, otro rival obligado a ganar y contra el que los leoneses no puede tropezar.