A nadie se le escapa que el arranque liguero del Deportivo ha sido, como poco, mejorable. Al menos en cuanto a resultados se refiere. La falta de gol en los hombres de ataque, las lesiones inoportunas como la de Joselu Mato o fallos en momentos cruciales como los de Fajr en el Calderón o los errores defensivos en partidos como el que se jugó ante el Leganés en Riazor, han marcado el sino de un equipo que ilusionaba bastante al comienzo de la categoría.

Y cuando todo parecía oscuro y los nubarrones amenazaban al Deportivo, se coló un rayo de sol que llevaba el 8 a la espalda. Emre Çolak entró en los planes de Garitano para el once en el encuentro frente al Leganés y desde entonces no había salido de él. El turco se erigió en la brújula futbolística de un equipo que de creatividad andaba algo más que flojo y le dió un poco de color a la gris realidad del conjunto coruñés.

Sus actuaciones ante el propio Leganés, contra el Atlético de Madrid o contra el Sporting daban motivos para la esperanza. Çolak no se arruga, la pide e intenta que el equipo juegue a algo. Posiblemente su entrada en el once tiene una buena parte de la culpa del cambio de sensaciones deportivistas de los primeros partidos (hasta el empate en Mendizorroza) hasta las horas previas al derbi contra el Celta de Vigo del pasado domingo.

No obstante, todo el deportivismo se llevó las manos a la cabeza al descubrir que el talentoso futbolista turco no sólo se caía del once, si no también de la convocatoria.

El propio Çolak aclaraba en redes sociales lo que posteriormente se encargó de reafirmar Garitano en rueda de prensa: No existían problemas físicos que alejasen al jugador del once, se trataba de una decisión técnica.

Y se puede entender que Garitano diese prioridad en un encuentro lejos de casa y en un campo como Balaídos a las características que otros jugadores pudiesen aportar al juego del equipo sobre las del turco, pero suena un poco más extraño que ni siquiera lo llevase en el banquillo para poder rectificar en caso de que algo fuera mal.

En definitiva, cuesta creer que sólo existan motivos deportivos para sacar hasta de la convocatoria al '8' deportivista. Lo que queda claro es que Gaizka Garitano no aireará los posibles conflictos internos que pueda tener el equipo y que intentará lavar en casa los trapos sucios.

Visto el nulo rendimiento creativo del Deportivo el pasado domingo en Balaídos hay que esperar que la situación se normalice y que Çolak vuelva al once para ayudar al equipo a salir del oscuro pozo con el que hace ya un par de jornadas que viene jugando.

Lo que el deportivismo debe preguntarse es si este equipo se encuentra en condiciones de aislar a un futbolista de la talla de Emre Çolak, especialmente ahora que la situación deportiva del equipo parece más complicada que hace una semana, cuando Çolak parecía de los pocos que merecían ser casi intocables en el once titular. Sólo el tiempo resolverá las dudas y solo cabe esperar que con final feliz para el conjunto blanquiazul.