Tras un buen inicio goleando al Compostela en Abegondo, los blanquiazules han cosechado todo tipo de resultados, realizando un buen juego aunque perdiendo puntos en momentos clave. Tras años de frustración intentando el ansiado salto de categoría, esta temporada se ha apostado por un gran proyecto en el Fabril, conformando un equipo de calidad, dirigido por Cristóbal Parralo. Después de 12 partidos se sitúan a las puertas del playoff de ascenso a la Segunda División B pero quedando patente el gran nivel del filial coruñés, ¿Está preparado el Fabril para ascender este año?

Este es el año del Fabril (Laura Santos)

Esta temporada sí que sí. Ha llegado la campaña en la que de una vez por todas el Dépor B conseguirá su ansiado ascenso a Segunda División B. Desde la 2010/11, el filial del Deportivo de La Coruña ha militado en la división de bronce, pero ha llegado el momento de que eso cambie. Hasta la fecha han transcurrido 12 jornadas y los herculinos han conseguido 20 puntos que los sitúan en la quinta posición de la tabla clasificatoria del Grupo I de Tercera División. Es nada más y nada menos que el segundo equipo más goleador de la competición con un total de 26 tantos. Óscar Pinchi inauguró la competición doméstica con un repóker frente a la SD Compostela y consiguió anotar otros tres tantos en las siguientes jornadas, hecho que consigue situarlo como pichichi de su grupo empatado a ocho goles con Uxío (CCD Cerceda) y Gerardo (Racing Villalbés). Por su parte, Borja Domingo se encuentra en estado de gracia y no hace más que mostrar en cada partido su olfato goleador y su insaciabilidad. Y qué decir de Borja Galán. Nunca defrauda el punta madrileño. Su llegada ha aportado al equipo de Parralo un salto de calidad en el ataque del filial blanquiazul.

El centro del campo está también a salvo. El todopoderoso capitán Álvaro Queijeiro es el cerebro del equipo, todos los balones por él. Y con razón. El coruñés hará buena dupla en el mediocampo con el recién llegado Manu Molina, todo un veterano que debutó con gol en Abegondo y que se espera que, como hasta el momento, de muchas alegrías a los herculinos. Igualmente, Edu Expósito ha vuelto de su lesión con las energías renovadas y, a pesar de que parecía que Álex Corredera ya se había asentado totalmente en el once de Parralo debido a su gran trabajo dentro del verde, Jorge Carreón salió titular el pasado domingo en Os Carrís como acostumbraba a hacer a principio de temporada. Además de todo esto, los recambios son también de garantías: Hugo Rama y Bamba, cada uno de ellos con un gol en su haber, además de Ángel Fernández.

En cuanto a la defensa herculina, el cuarteto es claro: Nacho Monsalve y Arnau Campeny en el centro de la zaga acompañados por los laterales de Blas y Lucas Viña. El primero, quien hubiera debutado en Primera División de la mano del Cholo Simeone, es un jugador más que polivalente. Su portentoso físico le hace ser un excelente central que además tiene gol. En cuanto a Campeny, poco hay que añadir: defensa rápido y contundente con una gran salida de balón. Blas y Lucas son los actuales dueños de los laterales. Y es que ambos son capaces de realizar acciones tanto defensivas como en ataque. Tal es así, que Blas ya ha abierto su cuenta personal con un tanto al Villalonga en Abegondo. Y si en el centro del campo los recambios eran de garantías, en la zaga no iba a ser menos: Quique Fornos (titular la pasada jornada), Hugo Díaz y Álvaro Naveira.

Por último, está la portería. Si el Dépor destaca por su capacidad goleadora, no lo hace por ser uno de los conjuntos más goleados de la competición doméstica. La portería está a salvo con Anxo Pérez, Álex Cobo y Ramón, ya que todos ellos han contado con minutos en las filas de Cristóbal Parralo. Dieciseis han sido los balones que han entrado entre los tres palos blanquiazules. Además, no hay que olvidarse de los lesionados de larga duración como Marcos Legaz, Pedro Gagino y Manú Teixeira. Los tres están esperando el alta médica para poder sumar en el verde con el resto de la plantilla fabrilista.

Juntar buenas individualidades no tiene por qué dar un buen equipo. Pero es que en el caso del Fabril sí lo es. El buen ambiente del vestuario se refleja en el campo. Por ello, el resultado es claro. Buen equipo, buen juego, capacidad goleadora y buen ambiente da lugar, inevitablemente, a unos buenos resultados. Y sí, el Fabril también pierde partidos, pero no todos los tropezones acaban en caídas. La Liga es muy larga y se acabará llegando a Segunda B. Esta vez sí.

Todavía no (Anxo Rei)

El Deportivo B afronta su sexta campaña en la Tercera División con el mismo objetivo que en años anteriores: el ascenso. Tras un fulgurante comienzo ante el Compostela, los de Cristóbal Parralo han sufrido varios varapalos que les impiden alcanzar la cabeza de la clasificación.

El Fabril movió ficha este verano e incorporó a un gran número de jugadores llegados de diferentes lugares, además de a su actual técnico. Tras 12 jornadas ya disputadas, el período de adaptación ya está superado pero los blanquiazules no consiguen enlazar una gran racha. En lo que va de Liga han completado numerosos encuentros en los que no han conseguido imponerse con claridad a su adversario, aunque su principal problema, en vistas del playoff de ascenso, será la falta de regularidad. Al igual que en anteriores temporadas, el filial deportivista es capaz de golear pero también de ofrecer una mala imagen en sus siguientes compromisos, sin conseguir la victoria. Sin duda esto penaliza en eliminatorias y deben tenerlo en mente para cuando llegue el momento, ya que es una de las causas por las que no juegan en Segunda División B desde el año 2011. Es el principal problema del Dépor B, cuentan con tiempo para solucionarlo pero por desgracia no es el único.

Este año se ha hecho una gran apuesta por el filial con la premisa clara de subir de categoría. Se han incorporado jugadores talentosos y un entrenador con experiencia, a los que posteriormente se sumó Manu Molina, jugador de 24 años que ya ha disputado partidos en Primera y Segunda División, toda una declaración de intenciones de que este año se debe conseguir ascender. Sin embargo la plantilla es muy joven por lo que si no se maneja la situación con delicadeza la presión por conseguir el objetivo puede hacer mella en el rendimiento sobre el césped. Por presupuesto son uno de los equipos punteros de la categoría, con contacto directo con un equipo de Primera División siendo ellos el segundo equipo, por lo que la exigencia es máxima, más que en años anteriores, por lo que ante una racha negativa o mala situación, jugadores de 19 o 20 años deberán lidiar con una presión a la que no están acostumbrados y podría afectarles en su juego, tanto individual como colectivamente.

Por último y tras ya 12 encuentros, los herculinos no se encuentran en posiciones de disputar playoff de ascenso después de su último tropiezo en Barbadás. No cabe duda del valor de la plantilla blanquiazul, pero pese a la calidad individual y el buen juego desplegado por momentos, ya sea por errores puntuales o el buen hacer del rival, el esfuerzo no termina de reflejarse en los resultados ni en la clasificación, pudiendo crear cierta ansiedad en el vestuario de Abegondo si no consiguen reconducir un poco la marcha del equipo en la tabla clasificatoria.

Los de Cristóbal Parralo deben mejorar para disputar las eliminatorias y conseguir un rival teóricamente más asequible en ellas. Necesitan una mejoría cuando desde el inicio de la competición hasta hoy su progreso en cuanto a resultados poco ha variado. Aún así todavía se encuentran en noviembre, la plantilla fabrilista y su entrenador tienen tiempo suficiente para corregir estos problemas que sin duda serían determinantes en playoff, pero siempre con la máxima exigencia del ansiado ascenso a sus espaldas.