Un punto más, un partido menos. Esta es la cuenta que hace el deportivismo tras el partido de ayer ante el Villarreall (0-0), y en el que, a pesar de haber merecido seguramente algo más, la escuadra blanquiazul no logró concretar las sensaciones exhibidas sobre el verde de Riazor.

13 - 4, 10 - 0.

Cualquier aficionado local firmaría alguno de estos (improbables) resultados finales, más propios de otras modalidades deportivas que del fútbol; pero lo que estas cifras reflejan es el número de remates totales (13-4) y de saques de esquina (10-0), en los que el Deportivo fue totalmente superior al Villarreal, si bien es cierto que a la hora de hablar de ocasiones claras generadas estas se reducen a dos: la media chilena de Andone (flamante mejor jugador del mes de Diciembre según LaLiga) y el remate de cabeza de Joselu nada más entrar, ambas en la segunda parte. El mal endémico de esta temporada responde precisamente a esto: fases de buen juego y dominio en las que no se llega a plasmar el mismo con goles y ocasiones de verdadero peligro, lo que implica sufrir en momentos posteriores y no reflejar en el marcador esta ventaja y buena dinámica de juego.

Muchos remates y control pero pocas ocasiones claras, lo que impidió plasmar en el luminoso el dominio exhibido.

Momentos como los primeros veinticinco minutos del partido de ayer o partes completas como la segunda ante el Alavés en el partido de Copa del Rey del pasado miércoles (1-1) pueden y deben dar para obtener más rédito del acumulado y generar más peligro, toda vez que en defensa, salvo errores individuales aislados, vuelven a recuperarse sensaciones. En el mediocentro parece asentarse por méritos propios la pareja Borges-Guilherme, que junto con Emre Çolak se ha adueñado de la sala de máquinas.

Numerosas bajas pero pocas reivindicaciones.

Ambos equipos acudían a la cita de la jornada 18 con numerosas bajas y jugadores tocados, después de una semana en la que ambas escuadras quedaron eliminadas del torneo copero. En el Deportivo, y manteniendo el esquema 1-4-2-3-1 que parece ser el que mejor le está funcionando a Gaizka Garitano hasta el momento, entraron como novedades respecto al último partido liguero Laure, Arribas, Luisinho y Marlos Moreno. Los únicos que parecieron aprovechar la ocasión de forma solvente fueron el central madrileño y el lateral (ayer interior) portugués.

Arribas, que esta semana dejó la puerta abierta a una salida en el corto o medio plazo si no aumenta su peso en el equipo una vez cerrada la opción de la Copa, se mostró serio en defensa, aunque la exigencia planteada por los atacantes del Villarreal no fue máxima. Buena noticia para el equipo blanquiazul pues Albentosa parece aquejado de ciertas molestias desde el partido contra el Espanyol y su participación puede verse incrementada en próximas semanas. Luisinho debutaba como interior en esta temporada y estuvo muy dinámico, mezclando bien con Navarro tanto en defensa como en ataque. No sería raro volver a ver al luso en esa posición, una vez visto el partido de ayer y si la plaga de bajas continúa.

Luisinho (fuera de su posición habitual) y Arribas presentaron su candidatura para futuras titularidades.

Laure, si se tiene en cuenta su inactividad y ausencia prolongada del once, cuajó un partido correcto. El problema del menudo lateral madrileño es que la afición está acostumbrándose a las grandes actuaciones de Juanfran, uno de los mejores jugadores deportivistas en lo que va de temporada, en esa demarcación de lateral derecho. Las dificultades en el juego combinativo y de ataque que experimenta Laure a la hora de centrar le restan puntos para contar más a menudo para Garitano, a quien le gustan los laterales profundos y que lleguen a línea de fondo, lo que claramente juega en su contra a pesar del rendimiento del día de ayer.

Marlos aporta por rachas, pero seguramente no hay mucho tiempo más para seguir esperando por el joven colombiano, pues el equipo necesita de un rendimiento constante y que el jugador cedido por el Manchester City acabe por demostrar sobre el césped el supuesto potencial que atesora, toda vez que el periodo de adaptación debería estar ya superado. No se le discuten las ganas y el hambre por ser protagonista, pero se le exige una mejor lectura de partido y dejar de lado nervios e individualidades. Los minutos previos a su cambio en la segunda parte parecen el mejor ejemplo a seguir si quiere seguir entrando en el once una vez se recuperen los lesionados y los fichajes se acoplen.

Sin conocer la victoria desde el cambio de año.

El reto: dos partidos seguidos fuera de casa, donde al equipo se le resiste la victoria.

El Deportivo no pierde pero tampoco gana en 2017. Cuatro partidos que han acabado en sendos empates (los dos en Copa contra el Alavés, el cosechado en la jornada previa ante el Espanyol y el obtenido ayer ante el Villarreal) y dos partidos seguidos fuera de casa en el horizonte para finalizar la primera vuelta del campeonato e iniciar la segunda (Las Palmas y Eibar), muy pendientes siempre de los partidos a disputar por los rivales de la parte baja, como el Granada-Osasuna de esta jornada (domingo, 18:30).