El Deportivo visitaba al Leganés en un duelo que se calificaba como una final y un encuentro clave en el devenir del técnico deportivista. Gaizka Garitano, cuestionado tras su última derrota en Riazor, decidía cambiar varias piezas del once inicial, sorprendiendo la ausencia del pichichi Florin Andone, dando entrada a Joselu. Los gallegos necesitaban una victoria para volver a la senda de la victoria y vencer por fin fuera de casa, lo que supondría un incremento en la autoestima del equipo. Acompañados por más de 200 aficionados blanquiazules, completaron el partido contrario al que la hinchada herculina soñaba, cayendo dolorosamente ante el Leganés, equipo que logra superarles en la clasificación gracias a los tres puntos logrados.

El encuentro comenzaría de forma positiva para los visitantes. Los coruñeses salieron enchufados del vestuario, muy concentrados sobre el césped y sumando varias llegadas. El ímpetu del Dépor se personalizó en un jugador: Gaël Kakuta. El extremo francés fue el jugador más destacado durante los primeros diez minutos del partido, pudiendo adelantar a su equipo en la ocasión más clara de los suyos, pero su remate a bocajarro fue rechazado por Herrerín. El Deportivo estaba bien plantado en el encuentro, al igual que en anteriores jornadas pero el guión volvió a repetirse. Szymanowski, con un remate acrobático que mandó el balón a la escuadra, adelantaba al conjunto pepinero en la primera llegada de los de Asier Garitano al área rival.

El Deportivo se quedó sin ideas tras el primer tanto

Uno a cero pese a un buen inicio, el Dépor visionaba la misma película que ha visto a lo largo de la temporada. Fruto de la situación, los jugadores deportivistas bajaron el nivel, lo que se traduzco en el segundo gol local. Mantovani remataba con eficacia un córner en el minuto 30 para ampliar la ventaja en el marcador y dejar tocado al Deportivo y a su entrenador, Gaizka Garitano. Los 15 minutos restantes transcurrieron sin demasiadas incidencias, con un Leganés muy serio defendiendo e intentando aprovechar los despistes de su contrincante, incapaz de llegar de nuevo a los dominios de Herrerín.

Reacción inexistente e impotencia 

Quedaban 45 minutos y Gaizka se aferraba a la heroica. Tras el descanso introducía en el terreno de juego a Andone y Luisinho, retirando del propio a Mosquera y Kakuta, disponiendo así un 3-5-2 con Guilherme ayudando más en tareas defensivas y Carles Gil jugando por el centro. No dio resultado. No fue el corazón ni el orgullo lo que se apoderó de los futbolistas blanquiazules, sino el nerviosismo y la frustración, sin la paciencia necesaria para elaborar alguna jugada que creara peligro sobre la meta pepinera.

La desesperación el equipo visitante fue visible en las acciones de varios jugadores, amonestados tras protestar 

Dos a cero y sin capacidad para incomodar a la defensa liderada por Mantovani. Parecía que el encuentro no podía ir peor para los intereses de Garitano pero la última media hora depararía varias acciones nefastas para los visitantes. En el 61',  Raúl Albentosa veía la roja directa tras propinar, involuntariamente, un codazo a un rival. La inferioridad numérica solo ayudaría a acentuar las prisas de los gallegos, que no realizaron ningún disparo a puerta en el segundo tiempo. Impreciso e impotente, de esa forma se puede definir el juego deportivista para intentar levantar el marcador, algo de lo que acabaría aprovechándose el Leganés en el 81' para sentenciar el encuentro gracias a un gol de Unai López, que batía a Lux por el primer palo al rematar de excelente manera un centro.

Todavía quedaría un gol más  para deleite de la afición local, que acabó haciendo la ola fruto del júbilo y alegría que supones ganar  después de más de tres meses sin hacerlo. Uno de los fichajes de invierno, Alberto Bueno, se sumaba a la fiesta madrileña para colocar el definitivo cuatro a cero en el luminoso confirmando así la mayor goleada del Leganés en Primera División.

Cuarta derrota consecutiva de un equipo que no gana desde el año pasado. El Deportivo jugaba bien pero no ganaba. Este sábado dejó de jugar bien pero sigue sin ganar. Resultado abultado y muy doloroso para la parroquia deportivista que ve cómo un rival directo por la permanencia les supera en la tabla y se mantienen a tiro de piedra del descenso. Ahora todos los focos están puestos sobre Gaizka Garitano, con un futuro incierto en el club coruñés que podría desvanecerse en cualquier momento, cuando los fantasmas del pasado empiezan a atormentar al deportivismo.

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