Muchos pronosticaban un bonito encuentro de fútbol entre dos conjuntos sumidos en un gran momento anímico. El Dépor llegaba al partido tras haber vencido al Barcelona y el Celta tras clasificarse para los cuartos de final de la Europa League. En el verde de Riazor hubo de todo, menos buen fútbol. El trivote de Pepe Mel frenó las pocas intenciones de un Celta agotado físicamente por el desplazamiento a Rusia del pasado jueves. Como bien dijo el propio Mel en rueda de prensa al finalizar el encuentro, era "un partido de empate".

Cambio de sistema

Fue la sorpresa del fin de semana. El técnico blanquiazul apostó por un trivote con Álex Bergantiños, Pedro Mosquera y Celso Borges como hombre más adelantado. Por las bandas, Bruno Gama y Fayçal Fajr. Arriba, la referencia ofensiva sería Joselu. La decisión de dejar a Çolak y Andone en el banquillo fue muy discutida en los prolegómenos del encuentro, decisión que iba a marcar el derbi. Por su parte, los de Berizzo salían con toda la artillería disponible, dispuestos a llevarse los tres puntos a Vigo.

Numerosas pérdidas de balón

A pesar de tener tres centrocampistas, el Deportivo no fue capaz de sacar el balón jugado en ninguna ocasión, teniendo que recurrir al balón largo constantemente. El juego no fue muy vistoso por parte de ninguno de los equipos, sumando los herculinos 102 pérdidas de balón, por las 99 del Celta. A ello hay que sumar las múltiples faltas pitadas por el colegiado a lo largo del partido, 21 del Dépor y 12 de los vigueses.

La ausencia de un mediapunta como Emre Çolak obligaba a los de Pepe Mel a recurrir al balón largo hacia Joselu, que este la bajase para Borges y que Bruno Gama corriese por la banda. Poco más se pudo ver de un Dépor tímido en ataque. Juanfran se apróximó al área rival bastantes veces pero el destinatario de sus centros era siempre un defensa contrario.

La tuvo y la metió

Fue muy comentada al finalizar el partido la ocasión errada por Celso Borges nada más comenzar la segunda parte, tras un regalo de la zaga celtiña. Esa acción pudo decantar el derbi hacia el lado coruñés, pero el tico, en un mano a mano con Sergio Álvarez, mandó la bola al muñeco. Quien no perdonó fue Iago Aspas. Tras una acción colectiva, el de Moaña remató al fondo de la red una de las pocas ocasiones que tuvo el Celta a lo largo de los 90 minutos. Su celebración, señalándose el escudo y mirando a la grada de Riazor, desató la rabia de todo el estadio hacia el jugador gallego.

Pepe Mel tras el gol de Aspas, reaccionó, pero ya era tarde. Dio entrada a Çolak pero el turco apenas dispuso de balones en sus botas, fijado en la banda izquierda. El partido finalizó con la victoria visitante, desatándose la alegría en el sector de la grada teñido de celeste. Un gol, el de Iago Aspas que vale un derbi, que vale tres puntos y algo más. El Celta ha ganado los dos partidos frente al Dépor esta temporada, dejando claro que en este momento los de Berizzo están en un estado de forma superior a los coruñeses.