Después de que sus rivales por la permanencia pasaran a la acción el pasado fin de semana, el Deportivo de La Coruña se ve necesitado de una reacción que le devuelva a aguas tranquilas. Las Palmas y Alavés con sus respectivos triunfos y Málaga con su último empate han agitado la lucha por la permanencia, metiendo en problemas a unos herculinos que marcan el límite de la salvación con 12 puntos.

Tres victorias de catorce posibles y una distancia respecto a la zona roja que se ha recortado de cinco a dos puntos en un solo fin de semana dotan al choque de este sábado ante el Leganés de una trascendencia vital. Mientras que los pepineros llegan a la cita con sus deberes hechos con creces y vislumbrando de cerca el sueño europeo, los gallegos conciben el ganar como casi una obligación para no hacer saltar las alarmas de Riazor.

Si bien es cierto que los mensajes vertidos desde el Dépor a lo largo de la temporada son de optimismo en cuanto al nivel de la plantilla respecto a años anteriores, la mejora no se ha plasmado sobre el campo. Desde el club siempre se ha insistido en que el objetivo es el de lograr mantenerse en Primera División cuanto antes de forma matemática, aunque las sensaciones vertidas en la primera vuelta liguera no invitan a creer en un final de curso calmado.

El arranque de campaña dejó, cuanto menos, dudas sobre el estado de forma del vestuario y la asimilación de unos conceptos tácticos que pronto desembocaron en la destitución de Pepe Mel al frente del banquillo. Los bandazos en las alineaciones, desde entonces, mutaron en un esquema fijo a las órdenes de Cristóbal Parralo, aunque el cambio de entrenador no ha servido para dar un impulso al casillero blanquiazul. Mes y medio más tarde, con solo un triunfo en Liga, ponen de manifiesto que el obstáculo de mayor magnitud aún no se ha atajado con contundencia.

Lucas se lamenta tras una ocasión fallada / Foto vía RC Deportivo
Lucas se lamenta tras una ocasión fallada / Foto vía RC Deportivo

"Los detalles nos están mermando"

Los buenos minutos de fútbol que se han apreciado con el paso de las semanas no han contrarrestado los errores de bulto que castigan al equipo sin compasión. En eso mismo han querido incidir los jugadores, en evitar que las desconexiones puntuales no empañen el buen trabajo realizado durante el resto de un partido. “El fútbol es de detalles y esos detalles nos están mermando”, incidía Lucas Pérez tras uno de los entrenamientos.

Hasta la fecha, la cifra de 27 goles encajados a comienzos de diciembre ha medrado considerablemente el éxito de las 17 dianas anotadas a favor, por lo que la fragilidad en defensa se antoja como el gran detonante de la crisis blanquiazul. La solución no se ha encontrado en el trueque constante bajo palos, llegándose a alinear a cuatro arqueros distintos en tres meses de competición, un rompecabezas aún sin solución. Dejar la portería a cero es aún una cuenta pendiente para Parralo, la que podría ser la base para construir un equipo que haga olvidar los tres últimos puestos.

El momento, además, posiblemente sea el más inapropiado para los deportivistas a tenor de los próximos compromisos que depara el calendario. Con Leganés, Barcelona y Celta como broche final al 2017, el Deportivo se enfunda su elástica para hacer frente a un ‘tourmalet’ en el que se sucederán contrincantes en puestos de privilegio. En momentos de necesidad, el conjunto necesita más que nunca despertar de su aletargo y dar un golpe sobre la mesa que haga disfrutar a una afición malacostumbrada a celebrar con la ley del mínimo esfuerzo.

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Sobre el autor
Dani Plaza
Como fui incapaz de dominar la pelota, me puse a escribir sobre ella. Intento de periodista, canterano de la URJC, ahora en VAVEL