Remata 2017 y con él se van muchas penas en A Coruña. O eso esperan los fans deportivistas, que en este año que llega a su fin han sufrido innumerables decepciones relacionadas con su equipo dentro y fuera del campo. En lo que corresponde al verde, el Deportivo de la Coruña cerró un 2017 para olvidar cayendo 1-3 en Riazor contra el Celta de Vigo en 'O noso Derbi'. Una frustración añadida que se transformó en la guinda del pastel más amargo posible.

Derrotas, decepciones y cambio de entrenador

Los de Gaizka Garitano dieron la bienvenida al 2017 de la peor forma posible, iniciando una racha de cuatro empates consecutivos que solo una derrota (y tras ella tres más) fue capaz de cortar. El primer partido del año ante el Alavés en Copa era un presagio de lo que estaba por venir: 1-1 en Riazor que apeó al Dépor de la competición. Pasaron días, semanas y meses y el equipo seguía sin saborear la victoria cuando llegó el mazazo por autonomasia: 4-0 en Butarque. Un recién ascendido propinaba al Deportivo de la Coruña uno de los correctivos más severos que podía recibir y la reacción no tardó en llegar. Gaizka Garitano era cesado dejando sitio a Pepe Mel.

Pepe Mel fue el elegido por la directiva para sustituir a Gaizka. | Imagen: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)
Pepe Mel fue el elegido por la directiva para sustituir a Gaizka. | Imagen: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)

A la undécima fue la vencida

El ex del Betis y West Bromwich Albion entre otros afrontaba catorce encuentros de Liga sin ninguna otra distracción, puesto que el equipo ya no era participante en Copa del Rey y obviamente tampoco formó parte de ninguna competición europea. Un primer empate esperanzador ante el Atlético de Madrid fue continuado por la primera victoria del año: el Deportivo conquistó tierra asturiana al imponerse al Sporting de Gijón por 0-1 (Mosquera). Tres puntos recibidos en Coruña como agua de mayo y que se convirtieron en el antecedente de una de los momentos más reseñables del año blanquiazul: la caída del FC Barcelona en Riazor.

Ocho puntos en los últimos cuatro partidos era buena muestra de que el equipo podía y debía aspirar a posiciones más respetables en la Liga española. Llegaba O Noso Derbi, en casa y en pleno apogeo futbolístico. Un toque de piedra que de terminar con resultado positivo seguro habría mudado el devenir posterior coruñés. Pero no fue así: 0-1, gol de Iago Aspas y otros cuatro partidos sin que los tres puntos subieran al casillero deportivista.

Ya llegará

Pasado el derbi gallego restaban diez jornadas en las que el equipo pasó con mucha pena y poca gloria. Solo dos victorias (una en la última jornada de Liga ante Las Palmas en tierra de nadie), tres empates y cinco derrotas, alguna soberanamente dolorosa al mirar el marcador como el 2-6 del Madrid o el 3-0 en Mestalla. Así finalizó una Liga que dió paso a nuevos jugadores y despidió a tantos otros pero que en el balance global de idas y venidas dejó más sonrisas cómplices e ilusiones renovadas que tristeza y miedo ante un ciclo tan triste como el anterior. Futbolistas como Pantilimon, Schär, Fede Valverde, Adrián, Bakkali o el hijo pródigo Lucas Pérez llegaban (o regresaban) a A Coruña para romper con la mediocre realidad en la que se había sumido el club. 17 jornadas ligueras y una eliminación de Copa después, aún no lo han conseguido.

Al borde del ecuador de la temporada, el Deportivo ya no disputa Copa del Rey y solo se ha salido con la suya en cuatro de diecisiete ocasiones (tres empates, diez derrotas). Ya ha vuelto a cambiar de entrenador y desde finales de octubre es Cristóbal Parralo, ex del Fabril, el que dirige la plantilla. Afronta enero en descenso empatado a puntos con el Alavés tras recibir siete goles en dos partidos anotando solo uno. Por delante se vislumbran las luces del Madrigal, del Bernabéu y la visita del Valencia. Por detrás el recuerdo de victorias a cuentagotas, insulsos empates y duras derrotas. No queda otra que focalizar la vista al frente y atacar lo que viene con fiereza y determinación. De lo contrario, el fantasma que ha deambulado por Coruña estos últimos años puede que no avise, sino que actúe. Y lleve al Deportivo a donde quizás no debería caer y a los deportivistas a donde seguro no deberían sufrir.

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