La debacle de Anoeta dejó en evidencia las vergüenzas de un Dépor que sigue sin levantar cabeza. La ‘manita’ recibida provocó también un giro drástico en la figura del entrenador por segunda vez en lo que va de temporada, un último intento por reanimar a un vestuario a la deriva. En medio de un mar de dudas, el elegido para comandar la reacción blanquiazul ha sido Clarence Seedorf. Laureado e idolatrado como jugador, no obstante, su corto periplo en los banquillos no hace más que aumentar el desconcierto ante el futuro más próximo del equipo.

Ante sí, el holandés llega con el ‘papelón’ de sacarle el máximo partido en 16 jornadas a un plantel que ni Pepe Mel ni Cristóbal Parralo fueron capaces de domar a su imagen y semejanza. La imagen de la evidencia se encuentra en la clasificación de LaLiga, donde los herculinos han decaído hasta una penúltima posición que ahoga y que les señala como el conjunto más goleado de toda la Primera División con 51 tantos.

El pésimo arranque de 2018, en el que el Deportivo aún no conoce la victoria, ha desembocado en una profunda crisis anímica entre los jugadores que se ha materializado en los terrenos de juego. Por esta razón, Seedorf ha querido centrar sus primeras tomas de contacto en conocer al dedillo “la parte humana” de sus hombres, transmitirles un mensaje de confianza que potencia el factor psicológico y poner énfasis en la unión para que la suerte comience a ser un factor a buscar en lugar de a lamentar.

Poco se sabe de la pizarra del exfutbolista y cuál será su plan para sacar adelante los partidos. De su estancia en Milán cabe destacar su predilección por el sistema 4-2-3-1, adaptable al 4-3-3 que venía utilizando el club coruñés en las últimas fechas. Aunque lo que el holandés quiere aportar desde el minuto uno es el mismo carisma que tenía como jugador sobre el campo, conformando un juego en bloque en el que ningún futbolista quede vendido en ninguna circunstancia y pueda cometer errores que se reflejen en el marcador. Ya en la rueda de prensa de su presentación dejó muy claro que “no se juega al fútbol hablando”.

La principal cuenta pendiente es la de no autoflagelarse defensivamente en cada encuentro. Quizás por eso Seedorf haya reclamado los servicios de un viejo conocido suyo como es el ghanés Sulley Muntari. En enero se especuló hasta la saciedad en la Plaza de Pontevedra con el posible fichaje de un centrocampista que aportara músculo y contundencia, aunque la frustrada operación se retomó en la búsqueda de agentes libres y podría resolverse en los próximos días si el exjugador ‘rossonero’ supera los entrenamientos a prueba que está realizando en Abegondo.

La seguridad de Seedorf en cuanto a su plan de trabajo ha quedado expuesta desde su primera semana de entrenos. Entrenamientos dobles, comidas con los compañeros y correcciones constantes en el posicionamiento han marcado la llegada de un “líder” con aire fresco, tal y como han resaltado todos los jugadores que atendieron a los medios desde su llegada.

Un saber estar y una convicción envidiables ensalzan la figura del entrenador, que debutará este lunes en la liga española ante el Real Betis y que parece haber caído de buen recibo entre la parroquia herculina. Sin embargo, sus recursos desde el área técnica se presentan como una gran incógnita que pasará su primer examen en la jornada 23 de LaLiga en Riazor.