Partido a partido. “Son tres puntos, nada más y nada menos”, decía Seedorf en la rueda de prensa previa al partido de esta tarde en el estadio de Mendizorroza. El holandés, que evitó tratar el término final para categorizar este encuentro, presentó un cambio en la alineación respecto a la elegida la jornada pasada contra el Betis. Guilherme entraba por el lesionado Fede Valverde, que, recordemos, estará un mes apartado de los campos.

Inició el partido con mucha intensidad por parte del Alavés. En menos de siete minutos, los locales ya habían logrado colgar seis balones al área herculina. Con muchas llegadas y, lo que era peor, con mucha claridad dejó patente las lagunas defensivas que lleva arrastrando el Deportivo a lo largo de la presente campaña. Una vez más, un pobre inicio del equipo blanquiazul. Equipo que decidió aparecer en Mendizorroza casi 20 minutos más tarde.

Comenzó a competir a partir de una gran contra encabezada por Adrián. Tras poner el esférico rápidamente en juego a la salida de un córner, la jugada del asturiano estuvo a punto de suponer el gol del Deportivo. Bakkali, perfilado para el tiro, acabó estrellando el cuero en el poste de la portería defendida por Pacheco. Le pegó de maravilla el belga, pero la suerte no estuvo de su parte. Si un palo salvó el primer tanto del Alavés, otro palo le había arrebatado al Deportivo ponerse por delante en el marcador.

Los minutos que precedieron a la jugada fueron los únicos destacables del equipo gallego. Incluso el equipo local pudo sufrir en ciertos momentos los contraataques de los herculinos. Contraataques ejecutados en su mayoría por la banda izquierda. Adrián López se asumió su papel, y se convirtió en el generador del fútbol del Dépor. Moviéndose entre líneas, el peligro pasaba por el 15 deportivista. El partido comenzaba a estar más a favor de lo que pretendía el míster holandés, pese a la favorable posesión de los babazorros. Le costaba al Alavés encontrar líneas de pase y ser creativos, pero el Deportivo, pecando de lo mismo, no supo aprovechar sus buenos minutos.

El partido había comenzado con un Alavés fuerte y con un Deportivo despertándose de forma tardía, y a 20 minutos de finalizar la primera mitad, se desplomó el fútbol

Los 45 minutos siguientes dejaron mucho que desear. Los jugadores mostraron una actitud totalmente incomprensible, teniendo en cuenta todo lo que estaba en juego. Algo tan importante como la permanencia se escapa de las manos con el paso de las jornadas. Faltos de intensidad (bendita ironía), bajaron los brazos nada más salir al terreno de juego. Datos tan desoladores como ni un solo tiro entre los tres palos durante toda la segunda parte, incapaces de reaccionar tras el gol de Munir en el minuto 61. El delantero cedido por el FCBarcelona materializó el dominio de su equipo con una disparo desde la frontal del área.

Buscando la reacción de sus jugadores, Clarence Seedorf optó por mover el banquillo. Pero sus elegidos no lograron resucitar a un Deportivo que ya estaba muerto. Intento casi a la desesperada del holandés, que veía como los locales eran los que imponían y jugaban a algo llamado fútbol mientras que sus pupilos se encontraban en el terreno de juego solo en cuerpo presente. En la recta final, pero sin disparar a portería, trataron los herculinos de llevarse al menos un empate en casa del Alavés. Un punto que no llegó.

Tras haber cambiado en dos ocasiones en la presente campaña de entrenador, la pelota está ahora en el tejado de los propios jugadores. 15 partidos. Esos son los encuentros que tiene el conjunto blanquiazul por delante para intentar enmendar la situación en la que se hallan sumidos o, como mínimo, la imagen ofrecida. Un Deportivo desalmado se ahoga por momentos.