“Aquí tenemos la puerta al gol y estos son Lucas, Adrián, Bakkali y Andone. Y lo que ocurre cuando quieren entrar todos a la vez es que se forma un colapso que impide la creación de peligro o, como sucedió en el último encuentro contra el Alavés, que ni siquiera se ejecuten remates entre palos”. Parodiando a Los Simpsons y relacionándolo con la pérdida de olfato goleador del Deportivo al utilizar cuatro atacantes de inicio, se le podría diagnosticar al equipo el conocido como ‘síndrome de los tres chiflados’.

La propuesta de Clarence Seedorf en LaLiga se ha caracterizado por una apuesta clara por los jugadores de mayor vocación ofensiva. No obstante, en sus dos partidos como técnico en el Deportivo ha podido apreciarse cómo la mordiente en ataque se ha visto difuminada por el escaso entendimiento entre los delanteros deportivistas y el sacrificio defensivo exigido en otras parcelas del terreno de juego.

El bagaje rematador del conjunto blanquiazul en estos 180 minutos resulta cuanto menos preocupante: dos disparos a puerta en los primeros 90 frente al Real Betis y ninguno en los restantes contra el Deportivo Alavés. En consecuencia, dos derrotas y cero goles en el tramo del curso en el que el entrenador holandés ha pretendido poblar el campo rival con gente de calidad desde el arranque. Todo el mes de febrero sin celebrar un tanto.

El esquema, novedoso, ha puesto de manifiesto la imperiosa necesidad de focalizar ahí trabajo en los entrenos hasta demostrar cierta fluidez. Hasta el momento, los cuatro puñales han caído en la previsibilidad de buscar constantes balones largos y, como plan ‘b’, se han visto obligados a optar por individualidades carentes de eficacia. Entre los propios compañeros no se aprecia una conexión cargada de veneno hacia las metas contrarias, no se denota comodidad a la hora de asociarse y no parece que cada atacante tenga interiorizado su rol al completo.

Teniendo en cuenta los registros, el problema no parece de nombres. De hecho, tres de los titulares en los últimos compromisos (Lucas, Adrián y Andone) pueden presumir de haber sido ‘pichichis’ del equipo en su anterior campaña en el Deportivo. Las carencias, en este sentido, pondrían el punto de mira sobre la forma en la que empastar estos talentos de manera que los porteros rivales tengan argumentos para ganarse el sueldo.

Ya admitió Pedro Mosquera tras el choque en Mendizorroza que aquel “no fue el día” en el que diera la sensación de que la remontada era posible. Ánimos, sensaciones, convicción… futbolistas y míster han dotado estos aspectos de vital importancia en las últimas semanas para salir del pozo y esos aspectos están jugando también ahora su papel. Lo cierto es que aún no se conoce el funcionamiento del Dépor de Seedorf con un resultado de cara y el impacto que podría tener en la plantilla con vistas de futuro.

Si algo es seguro es que el cuarteto no repetirá en el duelo de este viernes ante el Espanyol debido a las ausencias de Adrián (por lesión) y de Bakkali (por acumulación de tarjetas). Por tanto, ha llegado la oportunidad para los efectivos en la recámara hasta la fecha. Hombres como Fede Cartabia, Emre Çolak o Carles Gil están llamados ahora a darle un toque distintivo al juego herculino, que pide a gritos un surtidor de asistencias que puedan ser aprovechadas por sus goleadores.