La Sociedad Deportiva Eibar volvió a la victoria. El conjunto armero, venció uno a cero al Real Celta Club de Vigo.

El cotejo, se celebró en el Estadio Municipal de Ipurua y el gol del azulgrana lo anotó Fran Rico en el minuto nueve. Durante el trámite de partido, el combinado eibarrés dominó las acciones y contabilizó con opciones para aumentar el marcador. Sin embargo, después del 60 su rendimiento comenzó a disminuir aunque prosiguió neutralizando el ataque celtiña, quien sólo pudo llegar mediante acciones individuales.

Al comenzar, se vislumbraron dos esquemas diferentes. Por un lado, el dueño de casa apostó a un 4-2-3-1/4-4-2 con una sola variante: Adrián González en lugar del suspendido Kike García, del último once que visitó el Gran Canaria. En el pórtico estuvo Asier Riesgo. La dupla de zagueros fue Iván Ramis (centro-derecha) y Florian Lejeune (centro-izquierda). Mientras tanto, los laterales: Anaitz Arbilla (derecha) y Antonio Luna (izquierda). Por delante, el doble pivote lo conformaron Dani García (centro-izquierda) y Fran Rico (centro-derecha). Luego, una línea de tres medios más: Pedro León (extremo derecho), Adrián (mediocentro ofensivo) y Takashi Inui (extremo izquierdo). Finalmente, la referencia de ataque: Sergi Enrich. El sistema dependía de la posición de Adrián, quien oscilaba su ubicación en el campo ya que alternaba constantemente.

El visitante, apostó al 5-4-1. Por segundo partido consecutivo, Rubén Blanco le ganó la pulseada Sergio Álvarez. En la parte central de la defensa, Berizzo alineó a tres centrales puros: Facundo Roncaglia (stopper derecho), Sergi Gómez (líbero) y Andreu Fontàs (stopper izquierdo). Por las bandas, el capitán Hugo Mallo se colocó en la derecha y Carles Planas desde la izquierda. En la línea medular, hubo cuatro centrocampistas: Josep Señé y Theo Bongonda estuvieron por los costados, derecha e izquierda respectivamente. Desde el centro, el doble pivote fue Nemanja Radoja (centro-izquierda) y Daniel Wass (centro-derecha). En punta, Giuseppe Rossi. A lo largo de la primera parte, quien más varió tácticamente fue el Eibar.

El equipo vasco, disputó una etapa inicial regularmente en todas sus líneas. Además, se erigió como el protagonista del partido, tomando la iniciativa, presionando en cada sector del campo, entorpeciendo el primer pase a Radoja para dificultar la elaboración y provocar en efecto la circulación fluida, buscando la disociación colectiva y evidenciando una carencia del Celta de Vigo, la vulnerabilidad defensiva y la incapacidad para manejarse sin la pelota. Las cifras hablan por sí solas, los gallegos en 12 jornadas recibieron 22 goles siendo uno de los más goleados (sólo le supera el Granada con 25).

Adrián, ¿en qué posición jugó?

El reemplazante de Kike, Adrián fue una incógnita para el Celta de Vigo. El centrocampista armero, alternó su posicionamiento en el campo. Circunstancialmente, aparecía como centrodelantero por la izquierda al lado de Sergi Enrich en el doble ‘9’. Sin embargo, su constante movimiento no les permitía a los defensores celtiñas tomar una referencia porque entraba y salía de la jugada. Cumplió la función de ‘9’, actuando de espaldas, pivoteando y yendo a buscar. Asimismo, actuó como extremo izquierdo conformando un tándem por ese costado al lado de Takashi Inui, desbordando y filtrando pases hacia el centro. De igual modo, también lo hizo como mediocentro ofensivo, retrasándose y atacando el espacio. Por último, se desempeñó como socio del doble pivote, porque además de colaborar en ataque, distribuyó y se acoplaba a la recuperación. Indudablemente, el punto más alto de este Eibar.

La pizarra de José Luis Mendilibar, se movía con circulación, juego asociado, presión y un fútbol dinámica. En ese afán de monopolizar el dominio, sus dirigidos modificaron sus ubicaciones iniciales. La progresión marcó como sistemas el 4-2-4, 2-4-2-2, 2-4-4, 3-5-2, 4-3-3, 4-4-2 y 4-5-1. El primero de los dibujos, una frecuente del representativo armero: los volantes externos se añadían al extremo. Entre el segundo y tercero, existían similitudes: la última línea la configuraban los centrales, en la medular el doble ‘5’ y los laterales, en punta los delanteros del 4-2-4. La diferencia radicaba que el 2-4-2-2 añadía a Pedro León y Adrián González como organizadores por delante, de Sergi Enrich y Takashi Inui, los atacantes. El cuarto, se repitió en el conjunto eibarrés porque Antonio Luna fue prácticamente un volante y Arbilla se quedó en su feudo para la defensa de tres (junto a la zaga). Luego, Pedro León (volante derecho), el doble pivote, Inui y Luna. Finalmente, Adrián y Enrich. El 4-3-3, encontraba a Sergi Enrich, Adrián e Inui en la ofensiva. Por detrás, Pedro León (interior derecho), Fran Rico (pivote) y Dani García (interior izquierdo). Existió la alternativa con Pedro León como extremo e Inui de interior zurdo.

Los últimos dibujos, se reflejaron en el repliegue defensivo: tanto Sergi Enrich como Adrián pasaban la línea de la pelota para generar una igualdad numérica en el centro del campo. El Celta, como se encontraba perdiendo el partido incorporaba a los laterales a la línea medular y sus volantes externos, se incorporaban al extremo para determinar un 3-4-3. Como eran cuatro versus cuatro, con la presencia de Adrián o Enrich primaban más hombres del local. Quien más claro tenía el primer pase era el Eibar. Cuando Dani García o Fran Rico, dependiendo del sector en el que fuera la primera cesión al medio, los azulgranas utilizaban el 3-4-3 con los laterales en la medular. Por el contrario, la presión constante, la superpoblación en la zona media y la reducción de espacios, imposibilitaba que el balón pasara en los pies de Radoja, el cerebro del conjunto visitante. Así, el celtiña tenía que jugar en largo o bien el esférico se dirigía siempre a los costados e involucionaba en el terreno, no progresaba. Del mismo modo, una vez que llegaban al tercio superior los de Mendilibar les obligaban a jugar largo cerrando el espacio para romper por fuera. En consecuencia, los gallegos no tenían otra alternativa que disparar de media distancia o intentar un pase interior.

Supremacía colectiva

Posicionalmente, el Eibar se hizo con el cuero. Las posesiones armeras fueron más largas en la primera parte, ello le permitía adelantar la defensa, afirmándose la línea de centrocampistas en campo contrario  los delanteros merodeando por el tercio superior. Hubo una divergencia sustancia en el juego de espaldas de los delanteros. Tanto Sergi Enrich como Adrián resultaron incontenibles para los defensores celtiñas, que cayeron en el juego de cometer faltas, irregulares para neutralizar esta circunstancia. Ambos, aguantaban de espaldas, rebotaban, el cuero descansaba en ellos y la defensa adelantaba sus líneas. Así, el manejo de los tiempos solidificó a los armeros. Por su parte, el Celta era un equipo partido. Una línea de nueve hombres de campo, más comprimida de la defensa-mediocampo y en solitario, Rossi. El italiano, no podía sostener el balón. Ello obligaba al equipo gallego a jugar largo, tenencias de balón cortas y pérdidas repentinas. Lejeune y Ramis, se encargaron de cortar cada avance o insinuación gallega. Cuando intentaba adelantar a los laterales al Celta le sucedía otra circunstancia: quedaba mano a mano, ya que el Eibar dejaba tres en punta. Entonces, hallábamos las siguientes parejas: Inui versus Roncaglia, Adrián-Sergi Gómez y Sergi Enrich-Fontàs.

Durante la segunda parte, el Celta buscó el adelantamiento de sus líneas. Con este fin, utilizó más a Bongonda y Señé por los extremos. Del mismo modo, el Eibar prosiguió con la proyección de Luna como volante, permaneciendo en la defensiva Arbilla. Asimismo, Adrián continuó en esa posición de falso ‘9’, ingresando y saliendo de la jugada en la que su constante movimiento, dejaba sin referencias a la retaguardia gallega. Los celtiñas, por su parte y a diferencia del primer tiempo, diagramaron un esquema más equilibrado de 5-1-3-1. Aquí, hubo un adelantamiento de los volantes: Señé, Hernández y Bongonda por detrás de Rossi, mientras que Radoja siguió de pivote. Por último, con las sustituciones y las necesidades de cada uno, el Eibar utilizó un dibujo más defensivo: 4-5-1.

Aquí, la línea medular se compuso de Rubén Peña como volante derecho, Gonzalo Escalante (interior derecho), Fran Rico (pivote), Dani García (interior izquierdo) y Adrián (volante zurdo), quedando únicamente en punta Enrich, este posicionamiento se consideraba también un 4-2-3-1: se formó una especie de triángulo entre los volantes centrales: Escalante, Fran Rico y Dani García. Mientras tanto, el Celta de Vigo utilizó el 4-2-4. Reconfiguró su defensa: Mallo (lateral derecho), Sergi Gómez (centro-derecha), Fontàs (centro-izquierda) y Roncaglia (lateral izquierdo). El doble pivote: Radoja (centro-izquierda) y Pablo Hernández (centro-derecha). En ataque: Bongonda (extremo izquierdo), John Guidetti y Giuseppe Rossi (centrodelanteros) y Pione Sisto (extremo derecho).