Difícil de olvidar este 2016 para Rubén Peña y todo por cuestiones positivas, y es que ha sido el triunfo de un "currante" en esto del fútbol que se ha pateado campos de Tercera y Segunda B y que hace dos años llegó al Leganés y de la mano de Asier Garitano ha alcanzado su hueco en la mejor liga del Mundo.

Cambio de posición y trampolín al éxito

La pasada temporada era la segunda del abulense en un Leganés que buscaba asentarse en Segunda División. Al parón de navidad el Leganés se encontraba situado en la parte media de la tabla en una tibia temporada en donde Rubén Peña. Que hasta ese momento había sido siempre un bravo lateral, no contaba con excesivo protagonismo.

Pero en enero Asier Garitano realiza una serie de modificaciones tácticas que cambiaron la historia propia, la del Leganés y la del protagonista de este reportaje. El técnico vasco adelantó la posición del hasta ahora lateral hacia el extremo, aprovechando su excelente velocidad y habilidad en el regate. 

El experimento no pudo salir mejor, ocho goles y varias asistencias de gol en apenas dos meses, entre enero y marzo, y un Leganés que se precipitó en los puestos directos de ascenso, no abandonándolos hasta la noche mágica de Miranda que culminó el ascenso pepinero.

En ese periodo de esplendor pepinero, la luz que más brillaba era la de Rubén Peña pasando de ser un desconoció y un trabajador en esto del fútbol a ser una de las estrellas de la división de plata, hecho que no pasó de largo para las secretarías técnicas de muchos equipos, encima en un jugador que quedaba libre a final de temporada.

Hecho que aprovechó el Eibar de la mano de Fran Garagarza, que en marzo cerró la contratación del ahora extremo, adelantándose a varios equipos, incluido el propio Leganés que tras su ascenso movió toda su maquinaria deportiva y sentimental para retener a su nueva estrella.

Llegada al Eibar y asentarse en la élite

El fichaje de Rubén Peña, curiosamente, fue el primero que confirmó el Eibar durante el verano, el acuerdo cerrado hace uno meses confirmaba la llegada de un jugador que venía con el cartel de "modelo Eibar", jugadores que habían destacado en Segunda con carácter luchador y cultura de trabajo que veían el Eibar como un sitio idóneo como trampolín en su carrera.

El carácter alegre de Peña pronto cautivó a los compañeros y aficionados armeros que veían como ese jugador pequeño de gran velocidad, era una pieza con la que no contaban en anteriores años, sobre todo a la hora de desatascar partidos y abrir defensas. Un tipo de futbolista muy apreciado en tierras vascas, recordando a los antaños Codina, Iñigo Vélez o Luluaga.

No obstante, si hay un equipo que ha mejorado en estos años ha sido el Eibar, en donde el nivel de su plantilla ha mejorado exponencialmente y en el que ganarse la titularidad es trabajo harto complicado, de manera que Rubén Peña, tengo un papel más de revulsivo que de titular, aunque en estos tres últimos partidos ligueros ha sido de la partida inicial de los de Mendilibar.

Por tanto, el camino trazado por Rubén para asentarse en la élite va recto y con buena letra y esperando que el próximo año sea el de la consolidación como jugador de Primera.