La Sociedad Deportiva Eibar, se clasificó por vez primera a los cuartos de final de la Copa del Rey. El conjunto armero, borró su pasado adverso en octavos y de esta manera, eliminó a Osasuna. Los vascos, habían adelantado el 50% de la clasificación, durante el partido de ida cuando vencieron por cero a tres al representativo navarro. Con la mirada puesta en el próximo compromiso liguero, Osasuna apostó en conceder descanso a sus futbolistas más importantes (Oriol Riera, Sergio León y  Roberto Torres), entre otros y asimismo, Mendilibar recurrió a un mecanismo idéntico, ya que Antonio Luna y Sergi Enrich, quedaron fuera de la convocatoria. El partido de vuelta, sobró. Este, presentó caracteres de aborrecimiento. Ninguno de los dos se mostró como claro dominador del encuentro, abundó el balón divido y por ello, escaseó la claridad en el tercio superior del campo. En consecuencia, terminaron empatados a cero, sin ocasiones de peligro. 

Para iniciar el encuentro en el Estadio municipal de Ipurua, el míster del equipo eibarrés utilizó el dibujo de 4-2-3-1. Asier Riesgo, regresó después de la inactividad que le produjo la lesión: el meta padecía una rotura de fibras en el glúteo derecho, en el partido liguero frente al Athletic Club. En línea defensiva, Ander Capa y David Juncà ocuparon los costados, derecho e izquierdo respectivamente. El primero, desde el compromiso liguero ante el Atlético Madrid viene actuando en el inicial, mientras que el segundo, había actuado de titular frente al Osasuna durante el cotejo de ida. En la zona central de la defensa, dos zagueros que en la temporada fueron habituales: Alejandro Gálvez (centro-derecha) y Mauro Dos Santos (centro-izquierda).  En la línea media, el doble pivote fue ocupado por Gonzalo Escalante (centro-derecha) y Fran Rico (centro-izquierda). Los tres mediapuntas: Rubén Peña (derecha), Imanol Sarriegi (centro) y Bebé (izquierda), para abastecer al único centrodelantero: Nano.  

Muro de Navarra

La visita, que recientemente sumó entre sus filas al tercer entrenador de la tercera temporada: Petar Vasilijevic. El de nacionalidad serbia y quien fuera futbolista de los navarros en Segunda, tomó el equipo en un momento crítico. Anhelando levantar el ánimo de sus dirigidos, el de Belgrado apeló al esquema de 4-5-1. Nauzet Pérez, estuvo bajo palos. En última línea, Buñuel y Fuentes, los laterales derecho e izquierdo. Por su parte, Tano (centro-derecha) y David García (centro-izquierda) ocuparon el centro de la defensiva. Delante, encontrábamos a dos volantes de recorrido por fuera, como Javi Álamo (derecha) y Jaime Romero (izquierda). Los tres encargados de la distribución y más centralizados: Olavide (centro-derecha), Fausto Tienza (pivote) y Otegui (centro-izquierda). En ataque, Kenan Kodro

Así arrancaron los armeros y navarros. Fuente: lapizarradelmister.es
Así arrancaron los armeros y navarros. Fuente: lapizarradelmister.es

Como circunstancia asidua durante el inicio de partido, a ambos equipos les dificultó una salida limpia desde atrás. Osasuna, renunció a este tipo de riesgo y concedió la posesión al Eibar, que intentó hacerse como dominador en la tenencia de balón. En más de una ocasión, se vislumbraba como Fran Rico y Gonzalo Escalante, no recurrían a los costados para concederle protagonismo a los laterales, salteando con el juego largo. Lo que sucedía, era que había equilibrio de volantes de un cinco versus cinco. Los navarros, sin fisuras y con nueve hombres de campo detrás de la línea del balón (solamente Kenan Kodro quedaba colgado por delante). El resto, en un segmento de 30 metros para sellar los costados e impedir las incursiones en ofensiva de Capa y Juncà. Este último, se retiró del campo a los diez minutos de partido. Con la lesión del ex del Girona, Mendilibar reconfiguró la formación de inicio. Rubén Peña, en la mediapunta derecha, cruzó toda la cancha para posicionarse de lateral zurdo. Una posición conocida para el nacido en Ávila. Allí, en su club de nacimiento futbolístico (Real Ávila Club de Fútbol) cuando era Cadete y Juvenil como asimismo en su pasado reciente (Leganés), se desempeñaba defendiendo el lateral. Es por ello que, ante la ausencia de Luna en el banco de los relevos, esta circunstancia llevó a Mendilibar al cambio posicional de Peña. El resto de la retaguardia, permanecía en sus ubicaciones habituales y se añadió a la posición inicial de Peña, Pedro León

Peña, repitió una posición que no solía ocupar. Foto: Ángel Ezkurra-Vavel-.
Peña, repitió una posición que no solía ocupar. Foto: Ángel Ezkurra-Vavel-.

Dentro del juego de posiciones y las variantes en la ubicación, Imanol Sarriegi reflejó una actitud polivalente. El ex de la Real Sociedad, comenzó actuando en la posición que habitualmente frecuenta Adrián González desde el mediocentro ofensivo. Al igual que el de Madrid, se le vio omnipresente en el centro del campo. Por momentos, posicionándose como doble pivote derecho ante el adelantamiento de Escalante, también oscilando en los extremos, rebotar desde allí y encaminarse hacia el espacio, cuando la jugada lo requería el Eibar transformaba su dibujo en 4-3-3, con Rico de pivote, Escalante de interior derecho y Sarriegi en el izquierdo, también soltándose unos metros para ser la referencia de área junto a Nano. En característica de juego, estilo de tratar el balón  cumplimiento de funciones, presentó un carácter polivalente símil a Adrián. Incluso, con el ingreso del exrayista, fue la alternativa más eficiente para soltar el cuero hacia adelante o lateralizar, aprovechando las añadiduras ofensivas de los laterales, más utilizados en la segunda parte.  Al igual que Sarriegi, Nano optó por retrasarse en su posición y rebotar en las bandas, para que tanto Bebé como Pedro León ocuparan los costados, rompiendo por fuera. También, Pedro León, por momentos un extremo, reconvertido a volante para sumarse al retroceso, centrodelantero cuando Nano era atacante por derecha, doble enlace al lado de Bebé en otra variante del equipo.  El portugués, asimismo, se quedaba como punta en el retroceso, Sarriegi acompañaba en la basculación, pasando a extremo con el balón en posesión. 

Sarriegi, compañero del esférico

El balón limpio desde atrás, no abundó. Circunstancialmente, el dibujo que se configuraba era el de 2-4-1-3. Los centrales, se hallaban en la última línea. Mientras tanto, Sarriegi-Fran Rico ejercían la opción de primer pase, estando en los costados Capa y Peña. Por delante, Escalante para abastecer al tridente: Pedro León, Nano y Bebé. Este dispositivo se reubicaba en 3-4-3, cuando Rico era el que ofrecía salida en limpio. En ambos casos, durante la primera parte no frecuento esta manera de salir jugando. Siempre que Rico, Escalante o Sarriegi tenían bajo la suela el balón, no progresaban en el campo, por lo que había que introducir el esférico a merced de los centrales o Riesgo, quienes jugaban largo. Osasuna, no evidenció una opción para acomodarse con el cuero desde atrás. Directamente renunció al juego de pase corto. Entre los esquemas alternativos durante el primer período, los de Navarra eran una especie de 4-3-3 reforzado, en el que los volantes-extremos (Álamo y Romero) realizaban un trayecto de 60 metros. Un pivote bien marcado, Fausto Tienza. Dos interiores a su lado: Olavide (derecha) y Otegui (izquierda). Dependiendo de Tienza, el dibujo era 4-1-4-1, 4-4-1-1, 5-4-1, 3-6-1. En el primero, el pivote se colocaba por delante de la zaga, en el segundo se desprendía uno de los interiores y en el tercero, Tienza se inmiscuía dentro de la zaga, siendo el cuarto un adelantamiento de Buñuel a la zona de medios. Eibar, prosiguió con el juego de variantes: 4-3-3 y 4-2-4, con el los dos mediapuntas adelantados y el en otro, dependiendo del acople de uno de los laterales, el mediapunta se colocaba de centrodelantero junto a Nano, para que el defensa por el costado ocupe esa zona.

El adelantamiento de los laterales, una constante. Foto: Lapizarradelmister.es
El adelantamiento de los laterales, una constante. Fuente: Lapizarradelmister.es

En la segunda parte, los locales consiguieron más fluidez en el juego. Sobre todo, le concedieron más participación a los laterales, abrieron más hacia los costados y ello permitió, la formación de dúos entre la mediapunta (Pedro León o Bebé), acompañado del lateral para generar superioridad numérica. Osasuna, mientras tanto, intentaba tocar desde atrás pero una vez que pasaba el tercio medio demostraba carencias a la hora de generar un rendimiento colectivo. En esta etapa, Sarriegi no se retrasó a la zona del doble pivote sino en un rol más de organizador. Con el ingreso de Dani García en lugar de Fran Rico, facilitó el juego de los laterales que seguían incorporándose al ataque. Más en el pivote, los armeros se ubicaban 4-1-4-1 emulando el 4-3-3 reforzado de los navarros. La salida en limpio, adquirió otra fisonomía. En lugar de optar por la doble salida, Dani García (hasta el ingreso Adrián) ofrecía el primer pase quedando el 3-1-5-1. En defensa, Rubén Peña junto a la zaga. Flotando delante de la retaguardia, García. A la zona de volantes, Capa por derecha, más por dentro Pedro León, Escalante, Sarriegi y Bebé, mientras que el delantero centro era Nano. Además, con vistas hacia el arco de enfrente, los tres centrocampistas formaban un triángulo: Dani García (pivote), Escalante (interior derecho) y Sarriegi (interior zurdo), actuando por delante el doble enlace: Bebé y Pedro León, detrás de Nano para el 4-3-2-1

Experiencia y juventud en el eje

Con el ingreso de Adrián González, se observó una faceta diferente por parte de Sarriegi. Este, adquirió más protagonismo dentro del campo. Dani García, le concedió el rol principal para salir jugando, tocar hacia adelante o los laterales. Sin intimidarse, el juvenil de 21 años, mostró seguridad y confianza. Sumergiéndose entre los centrales para recibir y tocar como si fuera un jugador de vasta experiencia. Sin fisuras, certero e incluso fuerte al momento de disputar el balón, pero también leal. Así, Eibar terminó jugando el partido 4-2-1-3, siendo Adrián el que ocupó la posición de Sarriegi y este, de doble eje zurdo al lado de Dani García, en la derecha.  También, oscilaba al 4-2-2-2 cuando Pedro León se añadía a la organización, mientras que Bebé y Nano eran los atacantes.  En el bando contrario, Osasuna propagó la misma forma de juego sin variar su posicionamiento y apelando al cambio de nombre por nombre, manteniéndose la estructura: entre nueve y diez hombres de campo en menos de 30 metros, para atascar al equipo armero y preservar el cero. 

En el último cuarto de partido, Sarriegi tomó protagonismo. Fuente: Lapizarradelmister.es
En el último cuarto de partido, Sarriegi tomó protagonismo. Fuente: Lapizarradelmister.es

 

 

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Sobre el autor
Oscar Stefano De Antoni
Del profesorado de Historia y la Licenciatura en Periodismo.