El sábado 01 de abril de 2017 con motivo de la jornada número 29, el Villarreal Club de Fútbol y la Sociedad Deportiva Eibar protagonizarán uno de los diez cotejos correspondientes a la Primera División. El encuentro tendrá al Estadio de la Cerámica (ex Madrigal) como escenario, donde el submarino amarillo hará las veces de anfitrión. La contienda entre el equipo perteneciente a la Comunidad Valenciana (Villarreal) y el oriundo del País Vasco, representa un choque futbolístico con aroma a plaza europea. Por un lado los de Fran Escribá se ubican en la quinta posición con 48 unidades (junto a la Real Sociedad) y por el otro, los de José Luis Mendilibar están dos peldaños más abajo como consecuencia de sus 41 puntos.

Dos realidades sin balón

Inmiscuyéndonos en la batalla deportiva y uno de los partidos más atractivos de la jornada, las incógnitas se circunscriben por dónde se resolverá el cotejo, es decir las claves del mismo. Indudablemente a la hora de analizar el formato de fútbol que pregonan ambos representativos, la conclusión que sobresale es la de dos equipos pragmáticos. El sitio primordial y más sustancial para hacerse con el partido, desprende de cómo se desempeñará cada uno sin el balón. Villarreal demostró una faceta indiscutida en su aspecto defensivo y sin el esférico a su merced. Las estadísticas están a la luz del día, con 20 goles encajados es el conjunto menos goleado (0.71 por encuentro) sobrepasando al Atlético de Madrid (23), segundo en este rubro.

Contrariamente el Eibar, dilucidó una perspectiva diferente: debilidad sin el balón. Ejemplos tales como los partidos frente al Real Madrid, Barcelona, Osasuna o Las Palmas simplifican todo. Un equipo largo, con la defensa retrasada y con volantes externos (Pedro León o Takashi Inui) con características más propensas para disponerse a atacar que defender. La excepción a la regla fue el partido ante Real Madrid en el Santiago Bernabéu, cuando Mendilibar diagramó un equipo definido a la contra y marcó una circunstancia que salió óptimamente.

García, un termómetro para Eibar. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.
García, un termómetro para Eibar. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.

La salida del balón en cada equipo es un patrón que les define. Submarinos y armeros cuentan con volantes de sobradas características. Bruno Soriano y Manu Trigueros reúnen condiciones excepcionales para conceder un primer pase claro, al igual que Dani García y Gonzalo Escalante en el conjunto guipuzcoano. En consecuencia Soriano y García albergan la importancia de iniciar los pases rasantes, de modo hilvanado. Por eso, quien se haga eje dominador de la posesión y represente eficientemente más elocuente la circulación, tendrá en el bolsillo la primera parte de las conexiones entre defensores y centrocampistas.

Los laterales compaginan exactamente las dos aristas del fútbol: solidez defensiva a la hora de retroceder y lucidez ofensiva al momento de superar la zona media. Mario Gaspar y Jaume Costa configuraron un dúo desde la derecha e izquierda respectivamente en el Villarreal. El desempeño de ambos fue destacado hasta el presente, incluso las prestaciones de Mario llevaron a que el Barcelona siguiera al defensa diestro imponente en la faz de repliegue. Asimismo en Eibar emulan a los del submarino amarillo Ander Capa y Antonio Luna. Quizás a diferencia de los futbolistas del Villarreal, estos poseen una mayor capacidad en ataque para desprenderse y su cierre un tanto más inconcluso.

Volantes como extremos

Cuando comparamos Villarreal con Eibar, encontramos múltiples similitudes. En otro de los parecidos, los volantes exteriores actúan como extremos para atacar e idóneos para conformar sociedades en el tercio superior, esperando la irrupción del lateral o una triangulación con un mediapunta más centralizado. En los de Fran Escribá Samu Castillejo (derecha) y Roberto Soriano (izquierda), representan la fiel función de extremos puros. Por el contrario en la Sociedad Deportiva Eibar, Pedro León y Takashi Inui conforman una función más completa: capaces de adaptarse al cambio de banda, propensos a cerrarse para permitir el acceso del callejón al lateral, suelen centrarse como mediapunta o finalizar de ‘9’ y el golpeo de balón. En este aspecto a la hora del desborde, apareja otro factor clave para resolver el partido: quien detente más lucidez y finura, contará con las opciones de peligro de mayor claridad.  

Capa, el pistón derecho. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.
Capa, el pistón derecho. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.

Mayormente durante su temporada, Villarreal se adaptó más a utilizar un centrodelantero de características tendencioso hacia la banda como Nicola Sansone con el pragmatismo de desplazar a la zaga rival y picar al espacio. Ello ante centrales cuyo fuerte no sea la agilidad, resulta una dificultad y más si cuenta con un centrocampista por detrás en el mediocentro ofensivo como Jonathan Dos Santos. En efecto, el submarino amarillo circunstancialmente conforma un triángulo entre el ex del Barcelona y la doble contención, lo que permite circulación, pase filtrado o apertura de banda acompañado de la movilidad del ‘9’ provoca que la defensa contraria esté siempre a alerta. Futbolistas de esta índole han sido los que provocaron más estragos en el Eibar. Iñaki Williams, Karim Benzema, Juanmi Jiménez o Luis Suárez, son algunos de los ejemplos.

En un carácter antagónico el elenco armero se acostumbró a dos dúos diferentes en ataque: Adrián González - Sergi Enrich o este último - Kike García. El primero netamente de más movilidad, ya que Adrián es un centrocampista que puede ocupar cualquier posición del medio y culminar de nueve, Kike en cambio representa un nueve estilo clásico. Jugando con el ex de Rayo Vallecano, Enrich se estaciona por todo el frente de ataque y con García permanece más fijo. Junto al primero el libreto si surte efecto resulta más dificultoso para la defensa rival al momento de encontrar opciones de neutralizar y el segundo lo hace más previsible, sencillo de contener.

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Sobre el autor
Oscar Stefano De Antoni
Del profesorado de Historia y la Licenciatura en Periodismo.