La Sociedad Deportiva Eibar está viviendo el que probablemente sea el mejor momento de su historia. Estamos en la recta final de la temporada y el equipo azulgrana ve cada vez más cerca el pase a las competiciones europeas, tras imponerse con solvencia a rivales directos como Villarreal o Celta de Vigo. Con 50 puntos en su casillero, el Eibar es sexto y de momento entraría a la Europa League. El milagro armero tiene nombres propios: Sergi Enrich, Pedro León, Adrián González, Dani García... y José Luis Mendilibar. El pasado domingo se conoció que el entrenador zaldivaltarra iba a renovar, algo que es motivo de júbilo para la afición de Ipurúa. Veamos por qué ha merecido renovar:

Curtido en mil batallas

La veteranía juega a favor de Mendilibar. Desde que en 2001 iniciara su andadura en los banquillos en el Aurrerá Vitoria ha pasado por equipos como el Real Valladolid, Osasuna o el Levante. En el primero se le recuerda con mucho cariño porque fue el entrenador que lo llevó a Primera División en la temporada 2006-2007.

Un técnico querido por sus jugadores

Antes de él estuvo Gaizka Garitano y es a éste a quien se recuerda como el artífice de la explosión del Eibar. Él levantó un modesto edificio que ahora su sucesor transforma en una de las obras más vistosas del fútbol español. Mendilibar tomó a un grupo de jugadores alicaídos, veteranos algunos de ellos, y los hizo disfrutar de este deporte como pocas veces. Pedro León coincidió con él en el Real Valladolid y desde entonces parece haberle jurado lealtad eterna. "Me puse a las órdenes de Mendilibar en cuanto me llamó", afirmó el extremo murciano nada más llegar a Eibar. Hay muy pocos jugadores dispuestos a seguir a su entrenador.

Correr y mantener la cabeza fría, la base del éxito

Para Mendilibar el fútbol no es tanto de sistemas y alineaciones como de que salga quien salga lo haga lo mejor posible. La receta es presionar siempre, correr y no bajar la guardia cuando no se tiene el balón; no desesperarse cuando son los rivales quienes atacan. De ahí que el Eibar salga apretando a los partidos para ponerse primero por delante y luego defender sin ansiedad.

El mérito es lo primero

Otro punto a su favor es que premia el esfuerzo sobre todas las cosas. Para Mendilibar no hay fijos en el once, sino que quien juega es siempre quien mejor está. Por eso no dudó, por ejemplo, en sentar a Ander Capa en la primera vuelta cuando más afianzado parecía o en poner a Florian Lejeune en lugar de Mauro dos Santos en la zaga. Tampoco dudó en aprovechar la polivalencia de Anaitz Arbilla, un fichaje cuestionado por su edad y su lesión. Hasta ahora ha cumplido bien.

Las polémicas son para quienes las venden

Mendilibar sabe que sus jugadores son humanos y que pueden cometer errores. Y supo separar el fútbol de las cuestiones ajenas al balón cuando saltó a la primera línea de muchos diarios "deportivos" un vídeo de contenido sexual en el que aparecían Antonio Luna y Sergi Enrich. El técnico zaldivaltarra optó por la prudencia y no les penalizó. Eso cortó por lo sano lo que pudo ser un culebrón interminable y dañino para el Eibar.

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