Está ya prácticamente finalizada la presente temporada para la mayoría de los equipos europeos. Solo una jornada, un partido, le queda a la SD Eibar para despedirse del año más dulce de su historia. En la que ha sido una campaña histórica, estuvieron con opciones reales de meterse en Europa los armeros hasta hace unas semanas, cuando llegó un mal momento de forma que los dejó apartados de la pelea. Y acaban la temporada midiéndose a un Barcelona que aún puede ganar la liga. Y el entrenador de los culés no es otro que Luis Enrique, tan criticado por unos, y tan alabado por otros.

Ya en el Celta de Vigo quiso, y logró, desplegar un vistoso a la par que contundente estilo de juego. No le bastó para meterlo en Europa, pero le puso las bases a Berizzo para que este finalmente el año pasado lo consiguiera. Y este estilo de juego lo ha logrado aplicar y perfeccionar, encajando con la plantilla del Barcelona. Ha sustituido su fútbol tan posesivo, en ocasiones lento, y de toque; por uno mucho más vertical. Aprovechando la velocidad de su tridente, genera muchísimo peligro. Además, ha llevado al extremo la eficacia de los contragolpes, lo que con un equipo con infinita calidad individual ha logrado explotar.

Sin embargo, tal vez el abuso de las rotaciones lo ha condenado. En ocasiones se ha dejado puntos por haber querido dar descanso a jugadores que no parecían estar tan mal en partidos de relativa importancia. También tiene un punto débil este esquema, y es que en ocasiones el fútbol se acaba concentrando en las botas de un único jugador. Suele ser Leo Messi, aunque también se ha visto a Iniesta asumir este rol. Son los dos más capacitados para hacerlo. También los laterales tiene bastante proyección, y especialmente Sergi Roberto tiene cierta tendencia a decaer un poco hacia el interior. Por su pasado como centrocampista, tiene un pie exquisito, por lo que tendrá mucho trabajo la banda zurda del Eibar.

Y más allá de este estilo de juego, uno de los aspectos que más críticas le ha costado, es su actitud. No le tiembla el pulso a la hora de responder las preguntas de los periodistas con sarcasmos, ironías... No obstante, no suele sobre el campo ser protagonista de acciones antirreglamentarias. Aunque cierto es que es uno de esos entrenadores que se pasa el partido completo de pie, gritando a sus hombres y dando instrucción tras instrucción.