Los ciclos en la vida y en el fútbol tienen un período de tiempo limitado, en el que las personas o las contingencias determinan cuándo se finiquita una estadía. Un curso como el 2016-2017 inolvidable para la Sociedad Deportiva Eibar ha llegado a su fin, con una temporada insuperable para los de José Luis Mendilibar que terminaron en la décima posición con 54 puntos. La jornada 38 de dicha campaña, significó el último encuentro de dos futbolistas armeros: Mauro Dos Santos y Adrián González. Al igual que como ocurrió en el grueso de esta temporada, los dos miembros pertenecientes al primer equipo vasco no dispusieron de minutos. El entrenador de Zaldívar prescindió de ellos sin colocarles en el inicial y tampoco en la segunda parte desde el banco de los relevos. 

El zaguero nacido futbolísticamente en Banfield de la Argentina supo con antelación que la institución azulgrana había confirmado la no extensión el contrato más allá de junio de 2016. Entre las inferencias de parte de la directiva primaron, posiblemente, la  alternancia titular-suplente durante esta temporada. El defensa central perdió la consideración del entrenador tras su partido frente al Sevilla Fútbol Club. Después de la caída en condición de local frente al Real Madrid (1-4) el último 4 de marzo, el míster optó por otros defensores centrales: Alejandro Gálvez, Florian Lejeune e Iván Ramis. En total el de Santo Tomé disputó 16 partidos entre Liga y Copa del Rey, de los cuales 13 fueron de titular con un bagaje de 1211 minutos y una amarilla en su haber, que se contrastan con 33 disputados del curso precedente. 

De parte de Adrián la realidad fue similar. El de Madrid estuvo opacado por la producción goleadora de Kike García, circunstancia que le imposibilitó al mantenerse entre los habituales del equipo guipuzcoano. Pese a ello, cuando el de Motilla de Palancar se lesionó allí el centrocampista gozó de minutos observándose una performance que compaginó su cuota de buen fútbol desde la posición de mediocentro ofensivo o falso '9' con el de un ariete puro en compañía de Sergi Enrich. Dicha sociedad se encargó de signar al Eibar a base de toques, amplitud y eficacia en el área rival. Sus tardes más recordadas el doblete frente al Málaga, el 0-4 en el Mestalla y su inmutabilidad desde los doce pasos, además del balón bajo la suela, ese tranco cansino pero de jugador pensante, de clásico organizador. En definitiva el Eibar pierde a dos baluartes de características diferentes. Uno eje de la zaga, el otro vital para cualquier ataque. En efecto la escasez de partidos y la consideración del entrenador por otros futbolistas, terminaron desprendiéndose como el principal motivo de sus respectivas salidas del club.