Corría el año 2014. La campaña anterior a la que data de dicho año había sido triunfal para los armeros en el sentido de que habían conseguido un ansiado ascenso a Segunda A, categoría que ahora defendían y que sabían que bajo ningún concepto se les podía escapar.

A decir verdad, en lo deportivo los resultados fueron prodigiosos, al igual que en los años consecutivos. Una tanda de cesiones y fichajes que en su casi totalidad habían rendido a niveles insospechados para cualquiera. De este modo, se irían conectando partidos y victorias, contagiando el buen juego y la ilusión que igualmente se había visto en la categoría inferior.

Peleteiro, héroe del ascenso con su gol

En esta línea llegaría el 25 de mayo de dicho año un partido providencial contra el Deportivo Alavés. Jota Peleteiro se vestiría de héroe con un soberbio golazo con el que pondrían rumbo a la Primera División española con el ascenso matemático.

La felicidad era plena, pero poco tiempo después el Deportivo perdería en campo del Girona, para así, colmar la temporada proclamándose campeón de la Segunda División de nuestro país. Eibar tomó las calles, los aficionados habían vivido el primer ascenso a dicha categoría en 75 años de historia del club. Aún tendrían que superar un hándicap de la normativa siendo financiado por más de cincuenta países recibiendo 1,9 millones de euros para poder superar con creces dicha barrera.

Proyección meteórica

Ahora, tras tres años, el SD Eibar ha sido uno de los equipos revelación de La Liga y se ha ganado a muchos de los aficionados a nuestro fútbol con su juego, garra y fuerza. No es para menos, ya que ha estado cerca de cerrar una temporada en puestos europeos. 

Puede que este año no haya podido ser, pero sin lugar a dudas, no tardaremos en verlo entre los más grandes del continente, en línea con su progresión meteórica.