El balance de la temporada 2016-2017 para la Sociedad Deportiva Eibar fue netamente positivo. La entidad guipuzcoana cerró su mejor producción en primera, bajo la estela del décimo puesto. Contrariamente, uno de sus hombres alternativos que se llevó un sabor agridulce ha sido Adrián González. El centrocampista del representativo armero, atravesó momentos a lo largo de la misma campaña que estuvieron condicionados en cierta medida por la presencia de Kike García. El delantero centro se erigió como el acompañante más frecuente de Sergi Enrich y dicha circunstancia, relegó a un segundo plano al mediocentro. 

La lesión, un renacer 

Cuando se disputaba el partido de ida correspondiente a la Copa del Rey entre Osasuna y Eibar, Kike dejaba el campo con una sensación amarga: sufría una fractura del peroné. Con todo lo adverso que ello suponía (ocho semanas de bajas), como contrapartida se presentaba la oportunidad para Adrián de tomar viento en popa. En esos primeros meses de campaña, el ex del Elche había pasado desapercibido con siete participaciones en prácticamente cinco meses de competencia y dos goles en su haber. Posteriormente la suma de minutos y devolución de confianza para el mediocampista surgido en la cantera del Real Madrid, funcionó de punto de inflexión, fue un incentivo, un punto de inflexión de que era la oportunidad para entrar en la consideración del entrenador. Y así sucedió, Adrián captó rápidamente el mensaje indirecto de José Luis Mendilibar.

Adrián tuvo una temporada ambivalente. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.
Adrián tuvo una temporada ambivalente. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.

En consecuencia se observó una versión mejorada y sutil del volante azulgrana, consolidado en el tramo decisivo del ataque que no fue un sólo cambio superficial sino un hecho más profundo. El míster renunciaba al doble atacante entre Kike y Enrich, para configurar un esquema de tres mediapuntas por detrás del delantero balear. Un 4-2-3-1, con Adrián cumpliendo la función de mediocentro ofensivo en una ubicación centralizada teniendo a los costados a dos lanzadores de golpeo de balón como Takashi Inui (izquierda) y Pedro León (derecha). 

Estado de gracia 

El fútbol, la prosperidad y los resultados le dieron un rédito de alto vuelo al combinado eibarrés. Luego de un cierre en la primera vuelta con dos derrotas previsibles e igualmente duras (Atlético de Madrid, Barcelona), la dinámica del equipo adquirió consistencia con el de Madrid vestido de baluarte, el socio más certero de Enrich, aquél que sabía de las capacidades del ex del Numancia y con quien se entendió a las mil maravillas. Cuatro goles entre finales del mes de enero y mediados de febrero, afirmaron que dicho segmento fue el más eficiente del volante de 28 años convirtiendo con asiduidad, asistiendo y brindando la cuota de fútbol de la cual el Eibar se hallaba en deuda. Incluso se convirtió en una garantía desde los doce pasos, inmutable por esta vía. 

Pero como dice el viejo lema que lo bueno dura poco a partir de la visita al Estadio El Sadar de Osasuna, este compromiso liguero marcó nuevamente a Adrián. En una variante táctica, Mendilibar mandaba al campo a Kike en el minuto 72 y el delantero en su primer toque con el balón convertía tras su permanencia en el dique seco. Para colmo al siguiente partido de Liga (Espanyol), el delantero volvía a anotar en su retorno a la titularidad. En efecto, la balanza se inclinó a merced del atacante que se ganó la confianza y titularidad a base de prestaciones certeras.

Adrián-Enrich un tándem que dio alegrías al Eibar. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.
Adrián-Enrich un tándem que dio alegrías al Eibar. Foto: Ángel Ezkurra-VAVEL-.

En detrimento Adrián caía a la suplencia, condición en la que frecuentó salvo excepciones (Las Palmas, Alavés, Leganés, Sporting). Definitivamente relegado, terminó sus últimas jornadas al frente del Eibar con una sensación que había vivido en los primeros compases de Liga. Claramente dentro de la misma temporada se infieren dos facetas del centrocampista: el titular y la cuota de fútbol contrastado con el suplente de la participación exigua. En total su bagaje en la 2016-2017 fueron 34 partidos (21 de titular con 1795 minutos) además de nueve dianas y tres amonestaciones recibidas.