José Luis Mendilibar es uno de los entrenadores que mejor entiende a sus equipos tácticamente. Conocedor de esta faceta, el de Zaldívar conjuga las dos áreas pregonando un fútbol intenso, versátil y conciso. Acorde a estas características han sido sus futbolistas bajo una línea sesgada por defensas adelantadas, presión elevada y juego en equipo. En pos de tales fundamentos es necesario mantener el cero y para ello apunta a centrales con capacidad en el uno contra uno, futbolistas hábiles en la resolución de la adversidad e idóneos para asimilar estas circunstancias. Indudablemente Iván Ramis fue una apuesta arriesgada en la que el entrenador vasco buscaba solidificar la retaguardia de la Sociedad Deportiva Eibar.
En su segunda temporada al frente del elenco guipuzcoano, el defensa de 32 años adquirió un rol protagónico en la plantilla del blaugrana. Pero sus prestaciones se vieron detenidas por un comportamiento frecuente: las lesiones. Luego de haber concluido la primera jornada de Liga, llegaba la primera marginalidad al borde del césped. En el segundo cotejo del certamen doméstico, el mallorquín sufría una elongación del bíceps femoral de la pierna izquierda circunstancia que le obligaba a abandonar el campo de Ipurúa. Dos meses demoró para volver a gozar de minutos en la octava jornada frente a Osasuna reemplazando a Mauro Dos Santos que se retiraba sentido por un golpe en la cabeza. Desde entonces, endosó cinco partidos consecutivos como compañero de zaga junto a Florian Lejeune en los cuales el Eibar cayó una vez y consiguió cuatro victorias, siendo el de Mallorca autor de un gol en la remontada frente al Villarreal (jornada diez).
40 días de ausencia
Sin embargo tras esa breve titularidad acompañada de resultados positivos en un entrenamiento realizado en el Complejo Deportivo de Atxabalpe, Ramis recaía en una lesión de gravedad: una factura de tibial ocurrida en el mes de diciembre. Al igual que como ocurrió en los inicios de temporada, ocho jornadas más tarde regresaba a su feudo (Valencia, fecha 21) y otra vez acompañado de la fortuna. Una lesión imprevista de parte de Alejandro Gálvez en el minuto 16, obligaba a Mendilibar a disponer del ex del Levante. El retorno fue ideal porque el Eibar consiguió una goleada a domicilio por 0-4 y el equipo funcionaba a las mil maravillas reiterando la zaga con Lejeune, además de un soberbio Arbilla en el ala izquierda de la defensa.
A posteriori, debido a su inactividad reciente el entrenador decidió quitarlo contra Granada (4-0) y asimismo resguardarlo en la siguiente frente al Sevilla (2-0). Entendiendo a la perfección que Ramis llevó más de un mes sin jugar, el entrenador de Zaldívar iba dosificándole para evitar cualquier riesgo en su condición física lo que le permitió desempeñarse con normalidad.
Una zaga consolidada
El curso seguía su camino habitual y el zaguero armero se afirmaba como acompañante de línea defensiva de Lejeune. El francés se colocaba del centro a la izquierda, mientras que el mallorquín lo hacía en la derecha, en una combinación de experiencia y juventud. Así prosiguieron en el grueso de los partidos reiterando el tándem defensivo, a excepción de la visita al Estadio municipal de Balaídos donde el de París sufría molestias y Athletic Club cuando no pudo jugar por límite de amonestaciones. Tampoco salieron ambos de arranque versus el Alavés por el mismo motivo en caso de Ramis.
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La hostilidad de parte de las dolencias musculares, sin embargo, no cesó porque frente al Real Betis Balompié en la víspera de un encuentro trascendental contra el Athletic Club (jornada 32), el defensor de 32 años se iba con muecas de dolor pero fue sólo una molestia muscular. Permaneció en el equipo titular hasta el penúltimo partido de Liga, ya que en el último desplazamiento Mendilibar optó por dejarle fuera del banquillo aduciendo motivos tácticos. La 2016-2017, ha sido positiva para Ramis que disputó 22 encuentros (20 como titular con un bagaje de 1722 minutos y sin participaciones en Copa), tres goles y cinco amonestaciones.