Quizá sea uno de los jugadores cuyo ciclo en la SD Eibar ha llegado a su conclusión. Tiago ‘Bebé’ no pareció encontrar nunca su sitio en el club vasco, donde ha gozado siempre de muchas oportunidades para lucirse ante la mirada de José Luis Mendilibar, que expectante, veía como no el portugués no encajaba nunca en el juego del equipo. Cuando un jugador no se consigue adaptar, después de haber estado más de una temporada en el equipo, puede que eso signifique que su tiempo en el Eibar haya llegado a su fin. El técnico de Zaldívar ya ha puesto, en más de una ocasión, una oportunidad en manos del luso. Aún así, el mismo no era capaz de aprovecharlas, y esto ha propiciado que ahora se encuentre en una situación límite.

Su primera temporada ya fue un aviso de lo que sería su estancia en el equipo guipuzkoano. Podría entenderse que el jugador no consiguiese adaptarse del todo en los primeros partidos, pero en toda la temporada no consiguió sobrepasar los tres goles, junto con otras tres asistencias.

El por qué de su fin de ciclo

Puede parecer una crítica dura para el propio jugador, puesto que fijarse únicamente en los datos de un futbolista es rendirse a la necedad, pero su juego tampoco podría aportar mucho más al equipo. Una conducción muy previsible, que siempre acaba en un tiro con el empeine y desde la frontal del área. De cada diez ocasiones, la mitad acaban estrelladas en la defensa; el resto fuera o desbaratadas por el portero, y alguna que otra podría ser gol.

Este tipo de juego ya está obsoleto, no da para más. Tampoco se pone en duda que haya sido un gran jugador, con una extensa trayectoria y medallero, pero su ciclo en el Eibar está cerrado, a no ser que Mendilibar le otorgue una última oportunidad, y conserve al jugador hasta el final de esta temporada. Su manera de recibir el balón e inventar una nueva jugada, dejando de lado la que ya estaba en proceso de creación; hace que en un gran número de veces no se entienda con el resto del equipo, y por tanto su jugada en solitario acabe en una ocasión desperdiciada.

Su capítulo en el Eibar podría resumirse en su llegada, como un gran jugador que prometió mucho pero al que José Luis no tuvo mucho en cuenta. Casi siempre entrando desde la suplencia, no conseguía llegar a posicionarse como uno de los favoritos a la titularidad. Se podría cerrar este ciclo con el incidente que tuvo con Kike García, cuando acabo el partido frente al Getafe, donde ambos estuvieron al límite de llegar a las manos, después de que el delantero manchego presenciase la pasividad defensiva del luso.