Valientes pero sin acierto

El conjunto armero fue un intenso vendaval, sobre todo en la segunda mitad, donde arremetió contra la portería madrileña continuamente. Alcanzó cifras muy elevadas tales como diecinueve tiros, seis de ellos a puerta, o diez saques de esquina.

De modo que, debió haber certificado la victoria con antelación en una de las numerosas ocasiones de las que gozó a lo largo de los noventa minutos anteriores al gol, algunas de ellas muy claras. Aunque tuvo gran parte de la culpa Iván Cuéllar, no debió haber sido así.

Sin peligro

Es cierto que seis de los tiros fueron a puerta y que no faltaron córners y llegadas al área, pero también es cierto que hasta el gol, y sobre todo durante la interminable primera parte, por mucho que lo intentará, el Eibar no creaba peligro.

Orellana y Rubén Peña no pararon de hacerlo, pero de nada sirvieron sus desesperadas llegadas.

Posesión sin atractivo

A pesar de que el balón se mantuvo en los pies de los blaugranas la mayoría del tiempo, este no se movió con excesiva rapidez. Ni fue atractivo ni brillante.

Es cierto que el partido no se prestó a ello, ya que el Leganés se limitó a despejar balones que rozaron el cielo de Madrid más que el césped de Butarque.

Vuelta a la realidad

Tras la goleada al Sevilla, el club vivía en una falsa nube muy parecida a la del Leganés causada por la ilusión copera, pero tras lo visto en el día de ayer, el conjunto tendrá que subir más de un escalón para equipararse al resto de los equipos que luchan por esa sexta (puede que séptima) posición que les dé el pasaporte a Europa.

En definitiva, fue un espeso partido aburrido para el espectador, que acabó con una victoria del conjunto vasco en, prácticamente, el último minuto del encuentro que les permite meterse por delante del club de Nervión, durante unas horas, en esa cotizada sexta plaza.