En la última jornada de la presente campaña de La Liga, la Sociedad Deportiva Eibar se enfrentó al Fútbol Club Barcelona en el estadio de Ipurúa, de donde se llevó los tres puntos en un frenético encuentro donde los blaugranas locales plantaron cara a los visitantes.

Volvió a fallar la puntería

El conjunto armero llegó con consistencia a la portería del equipo de Ernesto Valverde, pero con más pena que gloria, buenas ocasiones con mal desenlace.

El Eibar tiró incuso más que el Barcelona pero con una horrible precisión. Fueron un total de trece tiros, de los cuales tan solo tres fueron a puerta.

No se puede perdonar tanto, y mucho menos ante un equipo como al que se enfrentaba el club vasco este fin de semana, prueba de ello el resultado, un dos a cero en el minuto ochenta y ocho que pudo haber sido muy diferente de haber tenido un mayor acierto.

Ya son algunas jornadas en las que el conjunto de Mendilibar ha acuciado este problema, quizás sea hora de tenerlo más en cuenta y tratarlo con una mayor seriedad.

Orellana, impertinencia evitable

La actuación del árbitro fue, bajo cualquier punto de vista, polémica. El historial de Hernández Hernández con el Eibar no era el mejor, y en convulsos tiempos arbitrales, cualquier acción de este tipo no queda impune.

El tema arbitral ha sido el tema de conversación durante todo el fin de semana por varias circunstancias, sin embargo, hubo una que primó sobre el resto y fue la expulsión de Fabián Orellana.

El chileno, por dos acciones más que evitables, recibió dos tarjetas amarillas en cuestión de ocho minutos  y dejó a su equipo más de veinte minutos con un jugador menos ante el líder de la categoría. Las consecuencias fueron evidentes.