A sus 31 años, a David Fernández Fernández (Badalona, 22 de julio de 1985) se le puede considerar un veterano de los banquillos. Con la presente son ya 15 las temporadas en las que ejerce como entrenador en las categorías inferiores del RCD Espanyol, y las que le quedan, porque el actual técnico del Cadete A perico vive apasionado por su profesión. Su compromiso con la labor que desempeña es absoluto y con el paso del tiempo su talento para descubrir y pulir jóvenes futbolistas se ha ido reafirmando. Más allá de los reconocimientos que ha ido acumulando con el paso del tiempo, nombrado en diciembre de 2012 mejor entrenador del prestigioso Torneo de Arona, y descubridor de promesas como Àlex Collado, Joan Rojas, Adrià Bernabé, Sergio Gómez, Víctor Gómez, Pol Lozano, Dani Villahermosa, Nico Melamed, Guillem Corominas, Dani Rueda y Adrián López, entre otros, el director del campus Base de fútbol de Banyoles se lleva el cariño de todos aquellos chicos que algún día fueron sus pupilos.

Pregunta: Siendo usted tan joven, cualquiera diría que lleva tantos años entrenando. ¿Qué hacía antes?

Respuesta: Empecé con 16 años, entonces estudiaba, también trabajé una época en Correos de noche y entrenaba. Jugué hasta los 21 años.

P: ¿Cómo se produjo esa conexión con el Espanyol?

R: Entré el primer año de la escuela de fútbol que se hizo aquí, en la Túrbula, que tenía un convenio con el Espanyol, empecé a entrenar a los chicos allí, a hacer las selecciones de la escuela. Los primeros equipos federados benjamines del Espanyol salieron de esas selecciones, y a partir de allí fui segundo entrenador del Benjamin B, entrenador del pre Benjamín, Benjamin B, Benjamin A, Alevín B, Infantil B, Infantil A, Cadete B y Cadete A.

P: Usted, que lleva quince años en el fútbol base blanquiazul, ha sido testigo del progreso considerable que se ha vivido en la cantera perica

R: He vivido etapas de todos los colores. Entré con Jose Manuel Casanova, que ha sido el principal artífice del nivel que ha llegado a alcanzar el fútbol base del Espanyol. Luego tuvimos una época nada destacable por lo bueno, y de un tiempo hasta aquí estamos haciendo las cosas bien de nuevo, eso nos hace volver a tener nivel y que se vuelva a hablar de nosotros.

En el Espanyol hubo un desgobierno total, los de arriba no tenían ni idea de cantera

P: ¿Cuál fue el punto de inflexión entonces?

R: Desde la marcha de Jose Manuel Casanova, hasta la llegada de Jordi Lardín y Ángel Morales, cuando hubo un desgobierno total y absoluto, con un mando sin conocimiento de lo que es una cantera, y cuando le daban la oportunidad a alguien con conocimiento, se la quitaban al momento. Fue una época jodida para todos.

P: ¿Se puede afirmar que en el presente los entrenadores se sienten reforzados por los responsables del club?

R: No solo eso, sino que nos sentimos exigidos. La dinámica y el funcionamiento del trabajo diario es cómodo, y eso es fundamental. Una profesión en la que cada semana hay un examen, y de ese examen se sacan unas notas, y de esas notas hay una serie de trascendencias, al final tienes estabilidad, y si no la tienes desde la dirección, es muy difícil llevarlo.

P: Al haber superado todas esas etapas, usted debe haber crecido mucho a nivel personal.

R: Sí, siempre se crece más en los momentos malos que en los buenos. Ya lo he dicho siempre, que me siento muy privilegiado no solo de entrenar aquí, sino de haberlo hecho en todas las categorías. Eso me da una conciencia total y absoluta de la importancia que tienen todas las etapas, y no me hace subestimar a los pequeños, por ser benjamines, sino que cada etapa tiene su importancia y el Espanyol tiene que intentar tener y formar a los mejores futbolistas posibles.

Los clubes humildes, grandes fuentes de abastecimiento

P: En la actualidad se habla mucho de los jugadores de la cantera del Espanyol.

R: Al final siempre hay un hecho decisivo, que es el paso de los jugadores de la cantera al primer equipo. En unas etapas más, en otras menos, siempre hemos tenido buenos jugadores, quizá ahora tenemos más del nivel acorde a la exigencia que conlleva. Eso, y que no tenemos que ser tan egocéntricos en el Espanyol y Barcelona de pensar que somos los mejores del mundo, sino destacar, agradecer, nombrar a los equipos catalanes que hacen un muy buen trabajo y están detrás de nosotros, pero no tienen ni tanto renombre ni tanto marketing alrededor. Nosotros nos abastecemos de todos los equipos catalanes que hacen un buen trabajo de formación, hemos de ser conscientes de ello, no hemos de sacar pecho sin olvidarnos de dónde salen nuestros cimientos.

David está comprometido con el RCD Espanyol | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

P: El hecho de que los jugadores estén llegando desde abajo al primer equipo del Espanyol debe hacer que muchos chicos se planteen aún más si cabe la opción del Espanyol, una alternativa a la del FC Barcelona, que siempre ha estado presente.

R: La opción del Barça es repetitiva. A mí nunca me ha preocupado ni lo que haga, ni lo que decida, ni cómo juegue, ni con quién juegue el FC Barcelona. Nosotros debemos tener nuestra identidad propia, trabajar, intentar cuidar a nuestros futbolistas, y si podemos hacerles llegar al primer equipo sería la culminación del trabajo, es el sueño, el objetivo de todo lo que hacemos en la cantera. Ahora está en el primer equipo un chico en cuyo proceso de captación participé activamente, que es el lateral izquierdo Aarón Martín, proveniente del Benjamín del Montmeló.

P: ¿Qué jugadores podría destacar de los que ha entrenado?

R: Yo llevo muchos años aquí, pero la generación más grande que entrené fue la del 96, la de Aitor Cantalapiedra, Carlos Blanco, Pedro Oliveros, jugadores que empiezan a sacar la cabeza. A sus 20 años están en el proceso entre ser profesional y no serlo.

P: Todos ellos están ahora fuera de aquí...

R: Algunos están fuera de aquí, otros no han estado nunca aquí, mi conocimiento de muchos es alto. Un ejemplo es el de Sergi Palencia, lateral derecho del Barça B, al que tuve en un campus tres años consecutivos, a quien yo siempre consideré un chico válido para incorporar. Nunca lo incorporamos, al final lo fichó el Barcelona, pero era un chico de Badalona como yo, y ver que está en el Barcelona B, de lateral derecho, teniendo protagonismo, a mí personalmente me alegra por él y me hace feliz, aunque no esté con nosotros. A Carlos Blanco, que está en la Juventus, le tuve aquí de pequeñito. A Aitor, que está en el Villarreal, también.

Muchas veces no tenemos paciencia con los jugadores

P: Esos dos casos últimos que expone son los de dos jugadores que no llegaron a más en el Espanyol, pero tampoco en el Barcelona. No parece fácil triunfar en ninguno de los equipos.

R: Ya no es solo eso. En el fútbol no se puede ser egocéntrico y pensar que el Barcelona o el Espanyol son lo mejor del mundo, eso es erróneo. Muchas veces los clubes nos equivocamos y otras acertamos, o simplemente ese futbolista tiene su destino, su futuro, en otro equipo. No todos los chicos tienen que llegar al primer equipo del Barça o del Espanyol, sino optar a ser profesionales del fútbol y poder culminar su esfuerzo de muchos años en poder vivir de este deporte, o tener una mejor calidad de vida haciendo lo que a ellos les gusta. Los condicionantes son muchos, hay muchos momentos. En el fútbol base muchas veces no tenemos la paciencia suficiente con los jugadores.

P: Cuando dice nosotros, ¿a quién se refiere?

R: En general.

P: ¿El club llega a meter presión para que un determinado jugador se desarrolle?

R: No es un tema de presión, eso no sucede. Muchas veces en edades en las que el desarrollo es tardío y los chicos que no acaban de dar el cambio y ofrecer el rendimiento acorde a la exigencia de la categoría, nos precipitamos. Cuando digo “nos” lo puedo generalizar, te puedo hablar de mil casos desde Cataluña hasta Cádiz, no se trata de centralizarlo aquí. Se ha de tener paciencia cuando ves que un chico tiene buenas condiciones y no las puede desarrollar, por una mala dinámica u otro motivo, o debido a un crecimiento tardío, a veces la exigencia a la que se está sometiendo al fútbol base hace que nos precipitemos. No es necesario destacar casos, porque se deben resaltar los aspectos positivos, pero conozco casos de jugadores a los que se les dio la baja, o se estuvo a punto de hacerlo.

La demagogia de la cantera

P: ¿Nos podría dar algunos nombres de los que parece que se le vienen a la cabeza?

R: Hay muchos casos, desde jugadores que han llegado a los primeros equipos. Te puedo hablar de Jordi Alba, fue baja del Barcelona y se tuvo que ir primero al Cornellà, y después al Valencia para volver a ser futbolista. Se peca de demagogia en ese sentido, cuando hablan de jugadores canteranos. La primera pregunta que debemos hacernos es, ¿un canterano qué es?

P: Sería el caso de Sergi Samper, en el Barcelona, o Pol Lozano, en el Espanyol.

R: O Aarón, hay muchos casos. Pero a un chico al que echas cuando es infantil, que se desarrolla en otro club y lo firmas cuando ya es profesional, no puedes decir que es canterano en el club, porque ese jugador ha pasado su etapa de formación fuera. Los clubes se aprovechan. Considerarse  canterano en un club y conseguir el nivel de Samper o Pol Lozano, que son casos extremos, que están desde pre benjamines hasta arriba, es muy difícil de conseguir, y el único caso que conocí aquí en el Espanyol es el de Jordi Amat.

Un jugador es canterano si se desarrolla en el club desde cadete o juvenil

P: Un futbolista que también tuvo que salir.

R: Pero eso a veces se debe a circunstancias económicas de los clubes y demás. Jordi Amat estuvo desde pre benjamín hasta el primer equipo. Yo considero a un jugador canterano cuando desarrolla su etapa de cadete o máximo juvenil en ese club, y acaba llegando al fútbol profesional. Parece que va en función de lo que a cada uno le interesa, a veces los medios hablan de canteranos, y no, muchos no son canteranos.

El papel de los medios de comunicación

P: Ahora que menciona a los medios le tengo que preguntar por la información que ofrecen sobre Barça y Espanyol. ¿Cree que en Cataluña se produce una distinción?

R: En Catalunya hay una distinción absoluta e incluso un exceso a la hora de darle bola y mediatizar a futbolistas que no han hecho nada aún. Anticiparse y darles tanta bola me parece un error gravísimo, porque los chavales se sienten jugadores sin serlo. Hablar de un infantil como si fuese ‘el sucesor de’ me parece equivoco

P: No se da ese caso tanto en el Espanyol como en el Barça. ¿Cree que a eso se deba en parte la crisis que parece atravesar la Masía?

R: No sé si el FC Barcelona está atravesando una época de crisis, porque tampoco me importa. Creo que se les da excesivo bombo a jugadores que son niños y tienen que aprender. Lo que me sabe mal de algunos medios de comunicación es que les falta fundamento en la información, o redirigen esa información hacia dónde, por el motivo que sea, les interesa explicarla.

P: ¿Quiere decir que son los mismos medios los que mueven el interés del público hacia un sentido u otro?

R: Me cuesta explicar una cosa con poco o nulo fundamento, me costaría escribir, hablar o publicar algo sin confirmar esa información. Yo os leo, el periodismo me parece una profesión muy bonita, es una de las ramas que siempre me ha gustado, el ver como desarrollan una opinión o formulan una noticia, a mi me gusta leer y seguir a los medios, pero creo que muchas veces falta fundamento a esa información o no interesa, entonces la veracidad de esa noticia se reduce.

Mis fundamentos en la formación son paciencia, exigencia y trabajo

P: Volviendo al tema de la formación, ¿qué características busca potenciar en los jóvenes que entrena?

R: Siempre he dicho paciencia, exigencia y trabajo, son mis fundamentos en esta profesión. ¿Qué busco en un jugador? Siempre he creído que los clubes hemos de intentar tener a los mejores futbolistas posibles, y a partir de ahí formarlos lo mejor posible. ¿Por qué? Porque yo no vi aún a ningún club que saque equipos, sacan futbolistas. Creo que se debe intentar buscar un método, una forma de trabajar, para potenciar el talento individual de un futbolista, porque es lo que sacan los clubes, de una generación, de otra, cómo saltan al primer equipo, si entran, si no entran. La principal función de un entrenador es preocuparse de esa mejora individual de ese chico, porque cada uno es diferente, y necesita una forma de dirigirse, una forma de hablarle y corregirle, o tiene una exigencia distinta. Tener ese egocentrismo de ‘yo soy entrenador y lo que yo digo va por encima de todo’ y no tener en cuenta al jugador muchas vecesnos lleva a quemar a muchos jugadores que probablemente sean válidos.

P: En ese sentido la comunicación juega un papel fundamental.

R:  El cariño, la exigencia y la sinceridad son términos que pueden ir perfectamente ligados. Al futbolista nunca hay que engañarle, un entrenador tiene que tener la capacidad de exigir, reñir, corregir y de darle cariño en un momento dado, porque no dejan de ser personas. Me he dado cuenta con el paso de los años que los niños pequeñitos son muy agradecidos, y a medida que van creciendo se vuelven un poco más egoístas, algo normal porque el entorno los lleva a ello, pero los jugadores no son tontos y se dan cuenta si un entrenador les engaña. Creo que lo más importante en la formación,  que la sinceridad, la exigencia y el cariño a los futbolistas se deben unir.

P: Al ser sincero, muchas veces le habrá tocado ver la otra cara de la moneda.

R: Mucho. He tenido muchas decepciones precisamente por ese motivo, por ser sincero con la gente. Hay quienes no asumen las verdades

P: ¿Me habla de los niños o de los adultos?

R: Niños, con los adultos influyendo por detrás. Cuando un club da una baja tiene que estar muy seguro, a día de hoy no hay ninguna baja que hayamos dado en el Espanyol que haya funcionado en otro club. De hecho, se ha dado un caso hace poco.

P: ¿Querría decir el nombre del futbolista en cuestión?

R: No quiero decirlo.

P: Imagino que algunas veces se crean discrepancias, porque el club tiene un interés determinado en que un cierto jugador llegue arriba, y el entrenador no lo ve claro.

R: Yo no me he encontrado en esa tesitura hasta la fecha. Al final el campo no engaña a nadie, el club puede tener los intereses que quiera, el entrenador puede entrar o no entrar, pero yo en ninguna etapa me he encontrado intereses por parte del club por poner a uno u a otro, me cuesta entenderlo. Si tú haces tu trabajo y quieres ayudar al futbolista, es tan importante que tú quieras ayudarle, como que él mismo quiera ayudarse. Durante la competición hay estados de estrés, nervios, pero si tú quieres ayudar y no lo haces de la manera correcta, o el jugador no colabora, la situación se volverá insostenible. Nunca se ha dado el caso de que el club confíe en un futbolista en el que yo no confíe.

Su papel de ojeador ha adquirido relevancia con los años | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

P: ¿Es más difícil a veces lidiar con los padres que con los propios chicos?

R: Sí. Después de tantos años, he entendido que para algunos padres lo más importante son sus hijos, pero creo que no vale todo por encima de un hijo. Se hace un flaco favor a los niños si no se les hace ver cuáles son sus limitaciones y si no se les hace ver cuál es el camino de la autocrítica, de la exigencia, del esforzarse al máximo, de no dejar nada que dependa de uno mismo por hacer, de no tirar balones fuera y  que la culpa sea de los demás. El bien de los jugadores es el bien del entrenador, separar una cosa de la otra es un rendimiento a corto plazo y con poco criterio, no creo que haya intereses opuestos. Cuando se le da la baja aquí a un jugador es porque consideramos que no será positivo para él seguir aquí, porque necesita buscar otros estímulos, otros contextos, otras personas, o pensamos que aquí no va a tener el protagonismo necesario para su formación.

P: Da a entender que la formación en la base va más allá de lo meramente futbolístico.

R: Es la madre de la criatura, el educar a un chico. Son fundamentos y valores de vida, el fútbol ha de ser una buena forma de educación. No hay mejor forma de educar que intentar transmitirles valores a través de lo que más les gusta.

P: ¿Qué es para usted lo más enriquecedor de formar parte del fútbol formativo?

R: Para mí lo más enriquecedor es ver crecer a los futbolistas, ver que se van haciendo mayores, que se acuerdan de ti y tienen unas palabras para ti. Evidentemente no se puede tener buenos recuerdos de todo el mundo, ni llevarse bien con todo el mundo. A mí lo que me queda es eso, jugadores que van creciendo, que los has conocido desde niños y que se hacen adultos, con sus pros y sus contras, y que se acuerdan de ti, para mí es lo más bonito a lo que se puede inspirar en este mundo.

P: Me consta que tienen palabras para usted, porque le nombran mucho en sus redes sociales, o cuando se les hace entrevistas. ¿Mantiene la comunicación con ellos, sigue su evolución, una vez han salido del club?

R: Miro el fútbol profesional cuando tengo algún referente personal, o cuando tengo algún argumento personal que me motive a ello, porque estamos tan metidos durante toda la semana en el fútbol base que no nos queda tiempo para el fútbol profesional. Intento mantener el contacto, pero son tantos que es imposible hacerlo con todos, aunque siempre me acuerdo de ellos, no me olvido de ninguno. Un detalle que me llegó fue cuando me llamó el padre de uno de mis pupilos para invitarme a la fiesta de su 18 cumpleaños, son situaciones que orgullecen a cualquier persona. Y si me nombran es porque no les engaño.

No veo al futbolista en su etapa formativa como una mercancía

P: Para usted es como una filosofía a la hora de hacer su trabajo.

R: Cada día que vengo a entrenar, o cuando voy a afrontar un partido, me veo en la obligación de no engañar a mis futbolistas, les digo lo que hacen bien y lo que hacen mal. Si a partir de ahí, de no engañarles, puedo mostrarles toda mi ayuda, pues dos veces bueno. Me implico con ellos, les cojo cariño, yo no veo al futbolista en su etapa formativa como una mercancía: ahora te cojo, ahora te quito. A los chicos hay que intentar darles lo máximo posible y procurar que lo capten, luego hay muchas cosas que dependen de ellos, y aunque tú pongas toda la carne en el asador ellos pueden no querer aprender o no encontrar el feeling contigo, pero eso ya no depende de ti. Cada día que vengo a entrenar intento mirar a mis futbolistas a la cara y decirles las cosas.

P: ¿Tiene algún caso de una ocasión en la que un comentario o situación pudo molestar?

R: Tengo alguna situación de cuando le das la baja a algún niño y la familia no lo acepta, se enfadan contigo. Y luego el devenir de la vida te trae situaciones traumáticas que te hacen demostrarle a esas personas que realmente hay un aprecio personal, no hay mala intención. Te puedo hablar de muchos jugadores a los que en un momento dado se les ha intentado echar, y yo he intentado defenderlos, en muchos casos lo he conseguido, en otros no. Son jugadores que están dando el máximo nivel, que están ya cerca del primer equipo, esas cosas te enorgullecen y te reafirman, te dan fuerza en la siguiente toma de decisiones. Cuando juegas a un nivel potencial hay que saber tener un cierto punto de paciencia.

Pasado, presente y futuro

P: ¿Cuál ha sido la etapa más bonita que ha vivido hasta el momento como entrenador?

R: Nunca voy a olvidar los dos años que entrené al benjamín del Espanyol, tanto del año 99 como del 2000. Fueron equipos que además de lo bien que jugaban, de que siempre ganaban, era un grupo de jugadores que a muchos de ellos empiezo a tener en mi campus. Tengo muchos recuerdos buenos, a nivel personal he recibido premios,  galardones, eso siempre te queda, pero nunca disfruté tanto en mi vida como en aquellos dos años como entrenador.

P: Su campus ya ha superado su XIII edición. Suma y sigue.

R: El campus es la reafirmación de lo que yo te digo. Acaba el año, acaba la competición, acaban los escudos, las rivalidades.

P: Y a usted le quedan fuerzas.

R: Sí que me quedan fuerzas porque allí solo se juntan relaciones personales entre los jugadores y entrenadores. En el campus el único objetivo es pasárselo bien: nos lo pasamos bien los monitores entre nosotros, se lo pasan bien los monitores con los jugadores, y viceversa. Y ver a chicos que he entrenado en benjamín como Sergio Gómez, Pol Lozano, Dani, estos jugadores que he tenido la suerte de entrenar y que al acabar su etapa allí quieren ser monitores del campus, es lo máximo para mí.

P: Se puede decir que de este modo usted enseña a enseñar.

R: Sí, son las mejores personas para enseñar, porque a diferencia de mí, tuvieron la suerte de vivir en primera persona lo que yo intento explicar desde mí apartado como entrenador. El hecho de que ellos hayan jugado en fútbol base les permite transmitir a esos chicos ese crecimiento, esa ilusión por jugar al fútbol, ese pasar los años a un buen nivel en buenos equipos.

P: Por último, aprovechando su habilidad para anticiparse en el mundo del balón, ¿qué jugadores destacaría de la cantera del Espanyol, por un lado, y del fútbol catalán en general?

R: De la cantera del Espanyol destacaría a muchos jugadores, pero por respeto prefiero reservar mi opinión. Son muchos en los que tengo confianza absoluta, pero por respeto a los demás prefiero no pronunciarme. Marc Roca y Aarón Martín están ya a las puertas del primer equipo y son muy buenos futbolistas. Del FCB destacaría a futbolistas que creo que tienen muchas posibilidades de ser profesionales: de 1999, Jordi Mboula y Monchu, de 2000, Sergio Gómez y Abel Ruíz, de 2002, Nico Gonzalez y Pablo Moreno y de 2003, Marc Pelaz.