El desplazamiento del Espanyol B al campo del Prat ha sido según estaba pronosticado: duro, con poco fútbol y menos goles aún. El conjunto potablava, totalmente habituado a un campo con demasiado caucho y en donde el balón tomaba la dirección que quería cual balón de rugby, se ha llevado los tres puntos en una acción mal defendida por los periquitos.

Era una incógnita cómo iba a reaccionar el filial espanyolista a la marcha de Marc Gual, que ha visto el encuentro desde la grada. Cristo, menos corpulento que el pichichi espanyolista, ha sido la referencia arriba del Espanyol B, que solamente ha podido hacer su juego en ciertas fases del partido.

El conjunto local, en cambio, sí que estuvo todo el partido haciendo lo que mejor sabe: juntar líneas y juego vertical para ganar la espalda. La ventaja del Prat, a parte de estar habituado a un terreno de juego que no permite correr el balón, estaba en Óscar Muñoz. El ariete catalán se convirtió en el faro potablava y causó estragos en una defensa que pocas veces adivinaba hacia qué lado iba a salir rebotado el esférico.

Aun así, el trabajo del Prat fue más de desgaste que de asediar la portería de Andrés, que solaente intervino nada más comenzar el partido para atajar un balón cuando ya se cantaba gol. Cristo respondió con un centro que se fue envenando y que Toni mandó a córner. A partir de ahí comenzó el toma y daca en el centro del campo.

Melendo fue el catalizador del juego espanyolista.
Melendo fue el catalizador del juego espanyolista.

Uno de los mayores problemas del Espanyol B fue querer forzar la posesión en un campo alérgico a la rozadura de pelota. En varios ocasiones el doble pivote espanyolista perdió balones en la medular; sin embargo, el Prat tampoco estaba mucho más acertado que el conjunto espanyolista.
A medida que el partido iba cayendo en la repetición de luchas por el desobediente balón los ánimos se fueron caldeando. Los codos iban y venían, malos gestos y guerra de trincheras. Un caos total en el que el Prat iba a encontrarse con el gol gracias a Aitor Larios en una jugada mal defendida por parte del Espanyol B.

Al Espanyol B todavía le quedaba tiempo para poder empatar el partido pero la única opción viable para marcar en territorio pratense era a balón parado. El filial periquito, sin poderío aéreo, se encomendó a la potencia en las faltas de Marc Navarro. La primer fue un ensayo pero el segundo intento hizo que Toni tuviera que lucirse.

Hubo tensión en el partido entre jugadores de ambos bandos.
Hubo tensión en el partido entre jugadores de ambos bandos.

Los pupilos de David Gallego no encontraron el camino del gol en los minutos finales, como sí hicieron contra L'Hospitalet. Por si el poco acierto a la hora de enlazar pases no fuera suficiente Manchón fue expulsado en el descuento por roja directa tras una fea entrada cuando todo el pescado estaba vendido. Aquello provocó que toda la tensión acumulada saltara por los aires creando un pequeña tangana que no llegó a má aunque tuvo que poner paz la seguridad del estadio,