El Espanyol B no pudo pasar del empate en La Feixa Llarga contra un L'Hospitalet en apuros. Los espanyolistas ni marcaron ni encajaron y el empate no beneficia demasiado a ninguno de los dos equipos; sin embargo, por cómo se desarrolló el encuentro los blanquiazules pueden dar el punto por bueno, ya que se quedaron con un hombre menos tras la expulsión de Pipa.

Los pupilos de David Gallego se plantaron en el césped ribereño con la intención de hacer lo que mejor saben: controlar los tempos del partido a través del esférico. El Espanyol B, además, contaba con Marc Roca y Óscar Melendo para poder dar un paso al frente en la creación de juego.

Álex Bermejo tuvo la primera ocasión clara para los espanyolistas. El canterano conectó una volea que se marchó al lateral de la red. Poco después el Espanyol B se quedó en inferioridad numérica después de que Pipa cortara un contragolpe ribereño conducido por Rubio y viera la segunda amarilla en poco más de diez minutos.

El único objetivo de L'Hospitalet era no perder para, en el peor de los casos, conseguir un punto que pudiera significar la diferencia a final de temporada. La actitud timorata de los rivales y la valentía del Espanyol B se tradujo en que el partido siguiera su curso con naturalidad. De hecho, Roca pudo abrir la lata.

Ya en la segunda parte los ribereños empezaron a ver atisbos de cansancio en el filial blanquiazul. Los de Gallego habían tenido presencia en ataque pero habían notado la falta de un jugador más en los metros finales. En este sentido, L'Hospitalet empezó a internarse en campo espanyolista sin poner a prueba a Andrés Prieto, que a penas tuvo trabajo. De esta manera, el partido murió sin goles y regalando un punto a cada equipo que a corto plazo sirve de poco ya que ambos conjuntos siguen en la zona baja.