Cuando la afición de un equipo escucha que el nombre de Quique Sánchez Flores es el elegido para ocupar el banquillo de su estadio, la ilusión recorre el cuerpo del aficionado. Su gran experiencia en grandes equipos de la Liga Española y su paso por la Premier League con buenos resultados, hacen de este entrenador una "apuesta segura" para cualquier conjunto.

El entrenador madrileño se estrenó en 2.004 cuando cogió las riendas de un Getafe recién ascendido a la máxima categoría. Su buena actuación en Primera hizo que el conjunto azulón consiguiera la permanencia, cosa que provocó que el Valencia (equipo donde había militado como jugador) llamara a su teléfono. Quique aceptó el trabajo y permaneció en Mestalla tres años. A mitad de la temporada del 2.007, unos malentendidos con la directiva le costaron su puesto en el Valencia. El año siguiente provó suerte en el Benfica, donde consiguió levantar la Copa de la Liga.

Tan solo duró una temporada en tierras portuguesas, pues el Atlético de Madrid contrató sus servicios. En el Calderón consiguió sus máximos logros deportivos como técnico, pues ganó una Europa League y una Supercopa de Europa con los colchoneros. Además, llevó al Atlético a una final de la Copa del Rey, pero no la pudo levantar.

Una vez terminada su etapa en el Atlético, emprendió una nueva aventura en Qatar, donde tres años allí le permitieron recibir una oferta del Watford, equipo de la Premier League. Quique decidió recalar en Inglaterra y permaneció allí una temporada. Hace dos años volvió al Getafe, su primer equipo, pero tan solo duró siete partidos. 

Finalmente, recaló en el Espanyol para ser el cabeza del nuevo proyecto que el club blanquiazul decidía empezar para volver a los pericos a Europa.

En el Espanyol, su planteamiento se basa en una buena defensa. Todos los jugadores que están en el campo dedican la mayor parte del partido a defender su portería, con todas las ayudas y las coberturas bien hechas. De este modo, la producción ofensiva de los pericos se basa en los contraataques, para así pillar desprevenidos a sus contrincantes.

Con su habitual 4-4-2, los ataques empiezan des de atrás, con los interiores muy abiertos para tener el campo más ancho y provocar los constantes desmarques de los hombres de ataque.

Quique Sánchez Flores probablemente siga con su idea, aunque puede introducir matices o variantes para hacer del Espanyol un equipo más competitivo para entrar, de una vez por todas, en Europa.