El Barça logra su undécima Supercopa de España ante el Atlético de Madrid. Un empate sin goles en un monótono partido que cobró emoción en el tramo final da al Tata Martino su primer título oficial como entrenador azulgrana. Con un juego al límite desde el principio, el Cholo Simeone supo llevar a cabo un férreo planteamiento defensivo en el que la rigidez y la seriedad defensiva, así como un asfixiante juego físico, se canjeaban en frenéticas contras finalizadas especialmente por Diego Costa y David Villa. Las acometidas del Barça no lograban adentrarse en la ordenada defensa colchonera mientras el árbitro tuvo que echar mano del bolsillo en numerosas ocasiones para amonestar a Cesc Fábregas y Sergio Busquets por parte azulgrana y mostrarle tarjeta roja a Filipe Luis.

Tata Martino partió con Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Busquets, Xavi, Cesc; Alexis, Messi y Neymar. Fue la primera alineación en la que las dos estrellas azulgranas, Messi y Neymar, saltaron como titulares juntos al terreno de juego. Messi estuvo muy atrasado durante todo el choque, al igual que en la selección argentina, partiendo desde el centro del campo, algo que le robó protagonismo. Neymar, por su parte, en la demarcación de extremo por la derecha, ensanchó el campo, abrió a los centrales para poder entrar por el centro, desbordó y no dio nunca un balón por perdido, aunque le falló atinar a portería.

Primera parte: mucha posesión pero poca llegada

La idiosincrasia azulgrana permacene indeleble. Estos jugadores saben que, para ganar, hay que tener el balón y, para defender, básicamente lo mismo. Piqué desde el centro de la zaga tenía la tarea de sacar el balón jugado desde atrás y cedérselo a Busquets situado en la línea creativa del centro del campo. El central catalán, fiel a su estilo, se adelantaba hacia el centro del campo y firmó un gran partido, con iniciativo, aguerrido e inteligente. El estilo del Barcelona consiste en, mediante el toque, llegar a adentrarse en el área rival. No obstante, al Barcelona le costó triangular y asociarse adecuadamente. En consecuencia, llegar a la portería de Courtois se convertiría en una ardua aventura.

Alves y Alba tienen bien interiorizada la filosofía azulgrana. Laterales muy llegadores y con mucha proyección ofensiva, fueron fundamentales en las acciones atacantesdel Barcelona. La inmensa mayoría de las jugadas del Barcelona llegaron por la derecha, en forma de internadas al ataque de Dani Alves donde combinaría con Alexis, Messi y Xavi, este último siempre orquestando el juego y muy volcado en el área rival. Por otro lado, el juego del Atlético de Madrid se basaba en el desgaste físico producido por las contras que eran ejecutudas por Diego Costa y David Villa y que serían convenientemente solventada por Piqué, Mascherano o salvada in extremis por Víctor Valdés. El planteamiento del Cholo Simeone, muy acertado, puso contra las cuerdas al Barça hasta desquiciarlo en su propio feudo.

Messi jugó muy atrasado y lento, cosa que le arrebataría mucho protagonismo

Se pudo constatar un dato revelador que muestra mejoras tácticas con respecto a la temporada pasada. La presión hombre a hombre, clave en labores de recuperación del balón, se vuelve a hacer notoria. Pero además, el juego del Barcelona ha ganado en verticalidad, algo que ha hecho posible el hecho de que las líneas estuvieran muy separadas entre sí y se pudiera ejecutar un golpeo a la contra. Sin embargo, Messi entró poco en juego en la primera parte, dado que partía desde el centro del campo, zona que el Atlético de Madrid supo atorar muy bien para congestionar la circulación de balón del Barcelona. Precisamente por ello, al Barcelona le costó con creces triangular y le falló velocidad de ejecución.

El estilo del Barça requiere necesariamente velocidad de desmarque, porque es un juego posicional en el que se busca la superioridad. Si no hay velocidad, no se pueden crear las ocasiones. De hecho, el primer tiempo acabó con ningún disparo del Barça entre los tres palos. Cesc Fábregas y Xavi Hernández fueron los directores de orquesta del partido y comandaron la transición centro del campo-ataque del Fútbol Club Barcelona. El de Tarrassa fue el eje sobre el que se apoyaban casi todas las jugadas ofensivas de los azulgrana. Dicho esto, estilo de emprender la contra varió mucho con respecto a la temporada pasada. En superioridad numérica, Xavi conduce el balón y rápidamente lo cede al jugador que se encuentra en banda, en lugar de combinar con pases horizontales mientras el equipo rival recupera la posición.

Al Barça le faltó velocidad de ejecución, algo que se tradució en pocas ocasiones

En otro orden de cosas, fue un partido con un juego al límite que, en ocasiones, llegó incluso a ser violento. La defensa del Atlético era muy rocosa y expeditiva, de modo que encontrar espacios camino a la portería de Courtois se convertiría en una ardua tarea. Así pues, el Barça no asociaba y tenía los espacios obstruidos, lo que subcomunica que aún quedan detalles por pulir en el juego combinativo. A fin de encontrar espacios, una jugada clásica del Barcelona que se mantiene vigente son los desplazamientos horizontales en largo, generalmente al extremo que se encuentre en dicha zona. Pero todo eso requiere gran velocidad e intuición para ver los espacios, algo que fue la gran asignatura pendiente del partido. A decir verdad, el Barça no pasaba del centro del campo y el Atleti ganaba en confianza. Si a eso se le añade que Messi jugara en segunda velocidad, tenemos como resultado una primera parte que roza el aprobado. En resumidas cuentas, la frase que condensa la esencia de esta primera parte es: mucha posesión, mucha calidad, sufrimiento a la contra y poca velocidad.

Segunda parte: el Barça no reacciona y el Atlético se debilita

Después de una primera parte en la que la posesión del balón fue el Barça y las ocasiones las rubricaba el Atlético, el Barcelona comenzó adormecido en la segunda mitad y el cuadro colchonero consumó su debilitamiento físico, elemento donde residía su fútbol. No obstente, los rojiblancos reactivaron su asfixiante presión y se pudo comprobar, efectivamente, cómo el equipo madrileño vivía de las pérdidas de balón del Barcelona. Tata Martino, consciente de que los espacios se encontraban por los costados, daría entrada a Pedro Rodríguez en sustitución de Alexis Sánchez. El canario aportó frescura y velocidad de transición para poder abrir a los centrales y facilitar la internada de Andrés Iniesta, que sustituía a Cesc Fábregas, por el centro.

Un Barça adormecido sufrió ante la presión del Atlético de Madrid

Así pues, el Barça ganó en velocidad y las contras de los azulgrana era mucho más frenéticas que en el primer período, lo que aceleraría el ritmo del partido. El equipo catalán notó cómo llegaba más a portería y las ocasiones del Atlético de Madrid tardaban más en llegar. El Barcelona empezaba a ser más rápido y Messi se intuía que estaba ahí pero seguía sin aparecer. En el minuto 80, Filipe Luis es expulsado por agresión y el Atlético de Madrid se ve obligado a rediseñar su esquema táctico para ganar presencia en zona defensiva, si quiere seguir teniendo oportunidad de ganar la Supercopa.

Con uno menos, el Atlético sufrió las constantes acometidas del Barça. Messi apareció más y las ocasiones de gol eran claramente de tinte azulgrana en los últimos compases de juego. Messi incluso estrelló en el travesaño un penalti en el minuto 88, aunque el partido no cambió de signo y el Atlético de Madrid no se lanzó a por el gol que podría llevarle la Supercopa al Vicente Calderón. El partido terminó con el primer título de la Era Tata Martino y de Neymar.

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Sobre el autor
José Ángel Ríos
Apasionado de la escritura y la redacción. Admirador del Fútbol retro y barcelonista. Comprometido con lo social y defensor a ultranza de la verdad. ¡Un saludo!